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Sábado, 26 de mayo de 2007

POSTULACIóN PARA PATRIMONIO MUNDIAL DE LA UNESCO

Transbordador Avellaneda

 Por Matías Gigli

El puente transbordador Nicolás Avellaneda tiene quien se interese por su futuro, pero al parecer las partes no dialogan. Después de años de abandono, el gran transbordador del Riachuelo que une Buenos Aires con Avellaneda tiene un grupo de vecinos que desde la Fundación x La Boca generaron, junto con el Icomos –Consejo Internacional de Monumentos y Sitios– y el Ippaur –Instituto de Preservación del Patrimonio Arquitectónico Urbano y Rural del colegio de Arquitectos bonaerense, Distrito II, sede Avellaneda– un convenio en marzo de 2006. La idea es impulsar la puesta en valor, la declaración de interés para la humanidad y el funcionamiento del puente.

La iniciativa surgió a raíz de la invitación de España a sumarse a la postulación de su puente transbordador, el Bilbao-Vizcaya, a la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, para generar una presentación seriada y transnacional. Con la llegada desde Bilbao de varios funcionarios vinculados con la espectacular transformación de esa ciudad, de la que casi nada se sabe en nuestro país salvo por el Guggenheim, proyecto importado desde EE.UU. hecho en piezas de titanio por un renombrado arquitecto posmoderno. Bilbao cambió mucho y para bien, y la cara de esta ciudad portuaria española con gran expansión industrial en el siglo XIX ahora recuperó la limpieza de sus aguas y las construcciones industriales ya en desuso se refuncionalizaron o demolieron.

Nuestro problema con el Riachuelo parece un tema de solución similar. El asunto es que Bilbao ya concluyó su proceso de transformación y en La Boca la cosa está en veremos. Pero buenas intenciones no faltan, ni noticias como que se sacaron dos barcos del fondo del río y que la Prefectura va a retirar otros quince. Lo que está faltando es diálogo y trabajo en conjunto. Por un lado todo este convenio firmado y generado desde la Fundación, de carácter patrimonialista, debe reflejarse también en un ida y vuelta con las instituciones que a nivel nacional están involucradas en el tema. Desde Vialidad Nacional se llamó a licitación para poner en marcha el transbordador y reparar accesos y partes del puente. La licitación ya está en etapa de evaluación de las ofertas, pero no contempla ningún aspecto patrimonial o histórico de los señalados por la Fundación, el Icomos y el Ippaur. Vialidad está llevando el lento proceso de adjudicación como si se tratase de una estructura metálica más, de tantas que existen en nuestro país. ¿No es hora de que ambas puntas del ovillo se sienten a una mesa a dialogar en un proyecto en común? ¿O debemos esperar que se repare el puente sin ningún criterio patrimonialista y luego vengan los lamentos?

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