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Sábado, 26 de abril de 2008

CON NOMBRE PROPIO

Lagranja

Son uno de los nuevos exponentes del diseño barcelonés. Recién llegados del Salón del Mueble de Milán, presentan su filosofía, mobiliario y objetos.

 Por Luján Cambariere

A pesar del nombre que a veces se presta a equivocaciones, aclaran, no crían pollos ni gallinas. Lagranja es, desde el 2002, un estudio-taller multidisciplinar que diseña productos y espacios, principalmente entre España e Italia. Diseñadores y arquitectos como Gerard Sanmartí y Gabriele Schiavon, respectivamente, a la cabeza del proyecto, junto a María Ruiz Ulibarri, José Manuel Fernández, Cristina Marin Santos, Elisa Medina y recientemente una argentina, la diseñadora de interiores Mariana Allocco. Además de fotógrafos, artistas digitales y programadores que aportan en cada proyecto (que por otro lado son muchos, ya que ostentan clientes como Camper, pasando por Metalarte, Telecom a Médicos Sin Fronteras), conocimientos específicos. Muchos de ellos, por otra parte, compaginando la actividad profesional con la docencia. Enseñan en la Elisava, la IED Barcelona y hasta en la mítica Fábrica, centro creativo del grupo Benetton. De hecho en esta última usina creativa se conocieron sus fundadores, para recién, como ellos cuentan, “vistiendo bañador y chancletas, en el verano de 2001, en una isla del Pacífico, echar a andar su sueño”. Recién llegados de Milán, donde presentaron nuevos productos –-la silla Ring en fundición de aluminio con asiento y respaldos en tejido o madera para Thonet Vienna; las simpáticas sillas Lula, también de aluminio que va tanto para interiores como para exteriores y las Zip, con cortes en el respaldo de madera contrachapada atados por gomas de color que le proporcionan un aspecto desenfadado para Uno Design. Y Nimbo, una lámpara en versión de pie, colgante o de pared, para la etiqueta Pallucco. Piezas que se suman a una larga lista de productos reconocidos a nivel internacional como la lámpara Zoo diseñada para Marset, un aplique de pared realizado en policarbonato inyectado transparente y fuente de luz compuesta por 3 LEDs de 3W. Un nombre que por supuesto le calza como anillo al dedo a lagranja. O el aparcabicicletas Key para Santa & Cole, con base de fundición de aluminio, perfiles de acero y acabado con espuma integral de poliuretano de alta densidad coloreado en masa.

–Obvia pero se impone: ¿Por qué Lagranja?

Gerard Sanmartí: –Nos conocimos en Fábrica (el Centro di Ricerca sulla Comunicazione del grupo Benetton) y el primer estudio que abrimos estaba en una calle que se llama Lagranja, en el barrio de Gracia, en Barcelona. Le dimos muchas vueltas al tema del nombre y todos los que se nos ocurrían nos parecían horrorosos. Al final creímos que estaba escrito que nos teníamos que llamar Lagranja. Tiene ese punto de rebeldía asociado al diseño que buscábamos.

Gabriele Schiavon: –Salimos de Fábrica y entramos en Lagranja. De hecho, tuvimos que añadir lo de “Design for companies and friends” porque con el nombre de Lagranja a veces teníamos problemas con los proveedores. Decían: “¿La Granja? ¿Pero eso qué es?” Y en Italia suena a exótico, que ya está bien. Es un nombre que llama la atención y que no deja indiferente. El problema ha venido con los realities. Ha habido mucha coña con eso. Al principio también era más divertido. Teníamos en el contestador los sonidos de gallinas, vacas... Teníamos mucho más tiempo para esas cosas.

–¿Podrían definir el diseño que practican?

Schiavon: –En Lagranja la teoría sigue la práctica, escuchamos tanto el instinto como la razón. Nuestro único estilo es nuestra actitud. La energía que emanan los proyectos: optimistas, llenos de vitalidad y atención hacia las personas. Un diseño nunca autorreferencial y autocomplaciente, cuyo objetivo es una idea de proyecto exenta de barreras conceptuales. Ecléctico y versátil, capaz de moverse con positividad entre disciplinas y tipologías distintas.

Sanmartí: –“Fantasía lógica”, le podríamos decir. El proyecto como equilibrio entre riesgo/invención y oficio/profesionalidad. Imaginar una meta y encontrar el camino para alcanzarla.

Schiavon: –Esta naturaleza ha llevado a Lagranja a confrontarse y colaborar con algunas de las firmas más prestigiosas en el mundo del diseño y con realizaciones de perfil internacional tanto en el proyecto de espacios corporativos (retail) como en el montaje de exposiciones y museos.

–¿Trabajos de los que estén más orgullosos o los más importantes?

Sanmartí: –Nos planteamos cada nuevo proyecto como nuestro proyecto más importante. Creo que esto tiene algo que ver con la ilusión que nos mueve.

Schiavon: –Aun así hay proyectos que recordamos con un cariño especial, por haber marcado nuevos caminos o por el esfuerzo que han significado. La primera lámpara comercializada (UTO, para la empresa Foscarini); el Espai Gaudí (centro de interpretación sobre la vida y la obra del arquitecto que ocupa uno de los lugares con más carácter de la arquitectura gaudiniana: el desván de la Pedrera); el aparca bicis Key (para la empresa Santa & Cole) –una tipología olvidada por los diseñadores–, que está ganando muchos premios. O bien un proyecto tan difícil y problemático como el diseño de una cadena de Fast Food (Pan’s & Company).

–¿Cómo llegan a Milán?, ¿qué decidieron presentar y por qué?

Gerard Sanmartí: –La verdad es que ya llevamos cuatro o cinco años presentando cosas allí, con empresas italianas y españolas, pero este año entre Milán y Frankfurt (feria de iluminación) hemos presentado mucho producto.

Schiavon: –Más que decidir nosotros lo que se presenta, hay que decir que es un proceso muy largo entre diseñador y empresa que empieza mucho antes del salón del mueble. Nunca vamos “solos”, siempre hay una empresa “detrás” que se responsabiliza de la parte productiva y comercial.

Sanmartí: –Este año colaboramos con Gebrüder Thonet Vienna, Pallucco, Uno design, Metalarte, Marset, Inlight. Ha sido el año de las sillas y de las lámparas. Todos productos de los que estamos muy orgullosos: Ring, silla versátil en aluminio y piel para la histórica marca vienesa; Lula, silla en aluminio para exterior; Nimbo, Mamba, Zoo, Infiore.

–¿Cómo les fue en la meca? ¿El diseño español quedó bien representado?

Sanmartí: –La verdad es que fue muy bien, nos quedamos muy satisfechos y por lo que se refiere al diseño español, creo que está pasando por un buen momento.

–¿Se sorprendieron especialmente con algo de lo que visto?

Schiavon: –Nuestra actitud siempre es positiva. Aún tenemos capacidad para sorprendernos. Hemos visto cosas muy interesantes en Alias, Moroso, Cappellini, siempre hay buenas sorpresas.

–Tienen una argentina en el equipo: ¿le imprime algo especial?

Gerard Sanmartí: –Mariana acaba de incorporarse al equipo. Fue alumna nuestra en un Master aquí en Barcelona. Vitalidad y energía, buen rollo y simpatía, que es lo que nunca puede faltar en Lagranja.

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