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Sábado, 5 de julio de 2008

Entre maderas

Bambú, cardón, tecnología y mano de obra local para dos emprendimientos que apuntan a la sustentabilidad social y ambiental desde el diseño.

 Por Luján Cambariere

No son materiales nuevos, pero en algunas zonas de nuestro país, desde una apuesta a lo social y ambientalmente sustentable, se les imprime una nueva mirada. Y esto, en nuestro contexto, rima con innovar. Los responsables son nuevas generaciones de diseñadores. Estudiantes recién recibidos del interior del país, quienes a través de su trabajo de tesis o como primera salida laboral, apuestan a trabajar en su realidad, desde el rescate de lo que somos (tenemos la más rica diversidad) y fundamentalmente de lo que el diseño puede aportar.

Desde Córdoba, las diseñadoras industriales Marina Mediavilla y Carolina Ramos (recién egresadas de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional) hacen lo propio con el cardón como aporte al desarrollo de zonas áridas. Mientras que en Salta, más precisamente en la localidad de Hipólito Yrigoyen, Francisco Beltrame trabaja con el bambú plantado justamente para contrarrestar las vicisitudes de una zona inundable. Líneas de mobiliarios y objetos signadas por la identidad, que intentan contribuir con la generación de nuevas fuentes de trabajo y la reactivación local, promoviendo el arraigo de sus habitantes. Y, vale decirlo, de ellos mismos, profesionales de una disciplina que al Sur, muchas veces tiene que reinventarse encontrando su propia razón de ser.

POR EL CARDON

“Argentina es el país de Latinoamérica con mayor superficie árida, semiárida y subhúmeda seca, que se extiende sobre el 75 por ciento de su territorio. La explotación desmedida, el sobrepastoreo y la expansión de la frontera agropecuaria llevaron a que en la actualidad el 40 por ciento de esas tierras presente problemas de desertificación, acompañados por procesos de erosión y salinización. Este fenómeno impacta directamente en sus habitantes, que pertenecen a las comunidades más carenciadas, y tiene como corolario la migración hacia las ciudades, generalmente en condiciones de pobreza y marginalidad”, arrancan Mediavilla y Ramos la justificación de su tesis, que tiene como eje el diseño para el desarrollo regional. “El Parque Chaqueño –continúan– forma parte de esta vasta región árida y su principal actividad económica, la industria forestal, se encuentra devastada por el uso no sustentable de los recursos madereros”, señalan quienes, rendidas ante la evidencia, decidieron apostar todas sus fichas al cardón. Investigar, explorar, experimentar con uno de los recursos nativos de la zona, una cactácea arborescente (Stetsonia coryne) que, aunque de crecimiento moderado en altura, presenta un gran crecimiento en cuanto a sus ramificaciones, poco o nada explotado hasta ahora desde el diseño. Así, su objetivo fue desarrollar una línea de muebles capaz de reflejar los valores estéticos y funcionales de este material, a través de un esquema productivo económicamente viable que incorpore mano de obra local, para obtener productos de alto valor agregado que puedan acceder al mercado interno y externo, respetando la identidad del lugar.

–¿De qué forma se usa el cardón mayoritariamente en la actualidad? ¿Por qué creen que, hasta ahora, no ha sido un recurso tenido en cuenta?

–El cardón es utilizado en su mayoría para la realización de artesanías y sin proyectos de sustentabilidad que respalden su utilización. No se tienen en cuenta las prestaciones y potencialidad del material ni su identidad. Además, su heterogeneidad (diferentes diámetros, espesores, curvaturas, longitudes, concentricidades) y el desconocimiento del material dificultan su utilización, al faltar criterios para aplicarlo. Ello lleva a que se hagan copias de otros objetos existentes en el mercado que no aprovechan sus cualidades, o que, por ejemplo, se aplique en forma de tablas, disminuyendo su resistencia y generando gran desperdicio. Aún no ha sido tenido en cuenta su potencial como recurso autóctono, referente regional de identidad, ni su nobleza como material.

–¿En qué zona específicamente trabajan ustedes?

–El cardón crece naturalmente en todas las zonas áridas y semiáridas, de ahí la importancia de la extensión del proyecto, ya que su aplicación no se limita a un solo lugar o región. Aunque, para empezar, tomamos la región chaqueña y, en particular, trabajamos con el noroeste cordobés, donde hay gran presencia del recurso que no está siendo aprovechado. Actualmente estamos trabajando junto a la Asociación de Productores para el Desarrollo Integral (Aprodein) en Villa de María de Río Seco, Córdoba. El objetivo es transmitir la experiencia a un grupo de carpinteros de la zona, acompañarlos en el desarrollo de los productos y llevar a cabo la comercialización final.

–¿Qué posibilidades tiene este recurso con vistas al diseño de objetos?

–Muchas. Su forma tubular, la resistencia estructural, la ligereza, la textura, la espacialidad, la durabilidad, la heterogeneidad. Además de la importancia de ser un recurso referente de la región. Actualmente, estamos vinculadas al INTI, para seguir realizando pruebas que optimicen el recurso.

–A la hora de diseñar: ¿por qué se inclinaron?

–Innovamos en la aplicación del cardón a través del diseño de un sistema flexible de piezas que nace de tomar los conceptos de heterogeneidad, lleno-vacío y espacialidad como estrategias. Y de reflejar los valores sensoriales y funcionales propios del recurso, que son los que lo diferencian y lo constituyen como un material único. Esto nos permitió generar objetos con diferentes conformaciones, texturas y colores. A partir de la aplicación de este sistema, diseñamos una línea de mobiliario, Cardón Matero –sillas, bancos y mesas– de carácter autóctono, que son un ejemplo de lo que se puede realizar con el sistema de leños del cardón utilizados como piezas estructurantes. Pero también –y esto tal vez es lo más importante– nos propusimos innovar en superficies espaciales. Paneles aglomerados obtenidos a partir de restos de cardón, de los desperdicios de la planta. Acá reside uno de los factores diferenciales del trabajo frente a la utilización tradicional del recurso por parte de artesanos y carpinteros locales, ya que el material no leñoso del cardón, desechado habitualmente por improductivo, constituye el 70 por ciento del total extraído. Los paneles aglomerados constituyen un nuevo material diseñado a partir del reciclado de los desperdicios y permiten generar superficies que con los leños no se podrían concretar. Tablas para las mesas y los asientos para los bancos y las sillas, a las cuales sumamos inserciones de aros y fibras del leño, que le confieren mayor resistencia estructural al mismo tiempo que ligereza, y hacen posible la integración con otras piezas, reforzando el estilo original del mobiliario. Por otra parte hay otros productos que diseñamos bajo el mismo concepto de los leños y los paneles pero con una mezcla de carácter autóctono y moderno. Diseñamos productos entendiendo la esencia del material, comprendiendo su naturaleza, uso, limitaciones y oportunidades.

–¿Qué tecnología utilizan?

–Utilizamos tecnología al alcance y mano de obra local a través de la estandarización de los productos y aplicación de procesos de transformación de baja complejidad (se utiliza la misma tecnología que la de carpintería en madera) y económicamente viable, a partir del desarrollo de procesos productivos y productos de bajo costo realizables con la tecnología disponible. Además, para consolidar la sustentabilidad del proyecto, utilizamos solamente las ramas secundarias del cardón, lo que facilita la renovación del recurso. Y los desperdicios como materia prima. Esta experiencia nos permitió conocer y comprender la realidad humana, social, económica productiva y ambiental de las comunidades de nuestro país. Nos permitió revalorizar nuestros recursos e interactuar con otras disciplinas haciendo aportes desde el diseño, y abriendo puertas hacia nuevas alternativas de desarrollo. Es importante aclarar que los objetos siempre están contenidos en estructuras más amplias. Son síntesis de los contextos que operan. Es por ello de suma importancia, analizando la situación actual de nuestro país, buscar alternativas de desarrollo que revaloricen nuestros recursos y contribuyan al desarrollo de nuestras comunidades.

PROYECTO BAMBU

“Recurso sustentable para el desarrollo social local”, resume la primera línea de un proyecto que tiene varios actores involucrados. En principio la población de Hipólito Yrigoyen, en el departamento de Orán de la provincia de Salta, y a su intendencia, altamente activa en ofrecer alternativas más allá de la fuente de trabajo que representa la gran industria de la zona, el ingenio San Martín del Tabacal. Además del Centro de Obrajeros de Orán, la fundación Koipos, Help Argentina y el diseñador industrial salteño recién recibido en la Universidad de Palermo, Francisco Beltrame.

–¿Cómo surge el proyecto? ¿Por qué el bambú?

–El proyecto está basado en el manejo y aprovechamiento de un recurso forestal como es el bambú, a partir de plantaciones realizadas por el ingenio San Martín del Tabacal. Originalmente, la plantación tuvo como objeto la defensa de cauces y canales de la erosión hídrica, ya que el municipio limita al este con el río Bermejo, al oeste con el río Santa María y al sur con el río Colorado. Pero en la actualidad se dispone de 300 Km. de cortinas de esta especie, en plena producción, las cuales deben ser mantenidas para evitar su invasión en los canales de riego. Muchos sostienen que el bambú crece hasta un metro por día. Que se lo puede ver crecer. Así, la abundante disponibilidad del recurso, su adaptabilidad al sitio y su alta producción determinaron la posibilidad de utilizarlo para otros fines. La intendencia, particularmente, fue una de las que primero vio la posibilidad de sacarle más provecho en pos de los habitantes de Yrigoyen y una alternativa en el diseño de mobiliario y objetos. Así, surge la posibilidad de instalar un taller que posibilite generar una industrial local, permitiendo capacitar a personas desocupadas (jefas y jefes de hogar desempleados), especializándose y explotando este recurso tan abundante, con un potencial hasta hoy desperdiciado.

–¿Cómo es Yrigoyen?

–Hipólito Yrigoyen, también conocida como Tabacal, es un municipio al norte de la provincia de Salta. Su principal industria es la caña de azúcar, de hecho así es como surge el pueblo. El actual intendente, Nicanor Sosa, que está hace 9 años, siempre generó proyectos de desarrollo, como la creación de un camping municipal, planta de chacinados, criadero de cerdos, el Centro de Capacitación Laboral, una granja experimental y el Vivero Municipal, entre otros. Fue él quien facilitó muchas cosas en cuanto a la instalación del espacio físico en donde se instalaron talleres, un área para forestación con bambú y parte de los equipos necesarios. El proyecto, en un principio, se basó en la capacitación de 15 personas. La idea es que en un futuro ellos sean los que se encarguen de todo, permitiéndoles mantener su propio negocio. Vale aclarar que el área se encuentra dentro de la Reserva de Biosfera de las Yungas y el proyecto comulga con los objetivos de desarrollo sustentable, manejo integral de los recursos, generación de empleo, basado en el uso racional y la identificación y comercialización de productos que promocionen los principios de la Reserva.

–¿Cómo es específicamente ese bambú, qué cualidades tiene para el diseño de mobiliario y objetos?

–La especie se llama Bambusa balcooa. El bambú, en general, es la gramínea de más rápido crecimiento en el mundo. Es usado en muchas partes por su fortaleza, elasticidad y dureza. Produce más madera que el roble, y más oxígeno, y captura más CO2 que cualquier árbol. Mientras que un árbol necesita 60 años para crecer 30 metros, el bambú alcanza esa altura en tan sólo 6 meses. Por su dureza y flexibilidad se le llama el acero vegetal. Es un recurso renovable y sostenible. Con respecto al diseño, una de las ventajas de esta especie de bambú es que los diámetros llegan a los 20 cm, con una pared interna de hasta 3 cm, lo que le da una impresionante resistencia estructural y el diámetro es constante en las cañas largas, lo que permite hacer muebles de grandes dimensiones como camas y sillones. En cuanto a los productos más chicos, estos fueron surgiendo a medida que se planteaba la utilización íntegra de la caña, como la parte más alta de la caña de sección más chica.

–¿Cómo lo trabajaste pensando en el desarrollo de producto? ¿Cuáles fueron los primeros muebles u objetos?

–Para empezar, lo que se buscó fue no romper con la estructura del bambú y hacer productos grandes que mostraran la caña como es, siempre tratando de hacer productos de líneas bien simples. Lo primero que hicimos fueron sillones y mesas. También planteamos estructuras grandes como quinchos, que después derivaron en casas que actualmente fabrica la municipalidad. Por ahora tenemos 4 líneas de productos –baño, iluminación, accesorios y muebles–, con cuarenta productos en total. Desde jaboneras, pasando por percheros, velas, bandejas, fruteras, servilleteros, apliques, lámparas, mesas, camas, sillones, espejos, banquetas y divanes, entre otros.

–¿Cuáles son los planes a futuro?

–A futuro queremos hacer productos a partir del bambú laminado, pero eso requiere una inversión muy grande en tecnología.

–¿Es difícil insertar esta estética en la zona?

–El problema de la zona no es una cuestión de estética, sino de capacidad de absorción. Salta es un mercado chico en cuanto a muebles y por ahora estamos trabajando más que nada a pedido. Nuestro objetivo es trabajar full time y tener una producción constante, por eso surge la necesidad de expandirnos y buscar puntos de venta en Buenos Aires. En eso estamos, felices por el rumbo que fue tomando el proyecto.

Cardón Matero: [email protected] /
[email protected]

D’Bambú: www.fundacionoikos.org.ar /
f[email protected]

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