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Sábado, 29 de noviembre de 2008

Aventuras porteñas

Chain hace lobby con amigos arquitectos, mientras Ritondo tiene que volver a juntar la patota y en San Telmo siguen las obras ilegales como si lloviera.

 Por Sergio Kiernan

El ministro de Desarrollo Urbano Daniel Chain, un genio a la hora de inventarle opositores a su jefe Mauricio Macri, anduvo buscando aliados entre los arquitectos más lobistas del Cono Sur. Encontró un oído amiguísimo en el arquitecto Carlos Berdichevsky, que preside el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, y es un enemigo ramplón de todo límite a la obra nueva. Mientras, el diputado porteño Cristian Ritondo tendrá este martes otra oportunidad de desplegar su pintoresca patota de punteros y tratar de legalizar la obra trucha del cine El Plata. Y en San Telmo siguen las obras ilegales, pese a que quedó tan claro que quiebran la ley, que fue el comentario general hasta de los legisladores del PRO.

Chain pide apoyo

Daniel Chain es un arquitecto que no quiere entender ciertas cosas. Por ejemplo, que el patrimonio ya se politizó y la gente anda movilizada cuidándolo. Chain, ministro él, parece pensar que sigue siendo un tema de arquitectos conservacionanistas, de tangueros y nostálgicos. Ni siquiera la experiencia personal y de sus funcionarios de enfrentar una y otra vez asambleas de vecinos que les dicen de todo lo afectan. Por eso, el hombre es una máquina de inventar grupos de oposición al gobierno.

Hace unos días, Chain fue a un auditorio más amistoso, el del CPAU, que es la representación corporativa de los arquitectos. Lo acompañaban sus funcionarios Guillermo García Fahler, Héctor Lostri y Antonio Ledesma. Según el CPAU, la reunión era para expresarles a los funcionarios las “dificultades” que tiene el gremio en la Capital. No hablaron de la recesión, de la falta de créditos o el encarecimiento de materiales. Esto era una reunión de Berdichevsky con Chain, y era para quejarse por la protección del patrimonio y esos vecinos tan molestos que hasta paran las obras.

El presidente del CPAU tiene la mala costumbre de hablar de más y hace cosas como publicarse autorreportajes en la revista del Consejo. En el más reciente anduvo acusando de demagogos a los que cuidan al patrimonio y repitió zonceras diversas como la idea de que lo que se construye hoy es el patrimonio del mañana... Esta vez, Berdichevsky fue el grano y le dijo a Chain que andan preocupados “por la aparición de nuevas figuras tanto en los proyectos como en las direcciones de obra y los reclamos de los vecinos, conflictos que llegan incluso hasta la Justicia y lo cual lleva, en numerosas ocasiones, a la paralización de las obras”.

Chain será zonzón en eso de hacer política, pero sabe reconocer un lobby cuando lo ve, e inmediatamente prometió al CPAU “que tiene las puertas abiertas de su despacho para plantear la problemática que considere necesaria, posibilidad que también se extiende a todos sus matriculados”. Lo que sí, Chain se negó a hablar en general y pidió casos específicos, porque “en el atraso en distintos trámites ante el GCBA no siempre la responsabilidad es de la Entidad Pública, sino que son a veces los propios profesionales los que no dan cumplimiento a los requerimientos que se les han hecho o quienes los presentan con demoras”.

Luego, parece que le tocó hablar al también arquitecto Héctor Lostri, que es subsecretario de Planeamiento Urbano y su Robin a la hora de piantar votos. Lostri quiso ser preciso y mostró su espectacular ignorancia sobre el tema patrimonial. Por ejemplo, dijo que hay “17.000 edificios catalogados y 2500 ya tienen su ficha, mientras que hay 1600 que están en espera de la análisis del CAAP”. Esto debe haber dejado patitiesos a los arquitectos presentes, impresionados por el inmenso número. Para llevar tranquilidad al travieso Berdichevsky y los suyos: Lostri se confundió malamente. Los edificios catalogados son 1700 y el número mayor o es un cero de más o es la cantidad de edificios fichados por la Editorial Chicas Superpoderosas, que fichaba y fotografiaba para libros y archivos pero no catalogaba nada.

Chain luego habló del proyecto de ley de la diputada Teresa de Anchorena para revertir el sistema actual de catalogación, que parece redactado por arquitectos piqueteros. La idea es simple: cada edificio con 50 años cumplidos está protegido en principio y el que quiera demolerlo tiene que hacer un trámite para pedir que se lo desproteja. El sistema actual es chino y cada edificio debe ser fichado para que la Legislatura vote dos veces su protección. Sí, dos veces...

Chain contó a sus colegas que “se envió una nota a la Legislatura objetando la idea” y arriesgó la filosofía de que “la propuesta de protección termina no protegiendo nada por lo extrema”. Como para que quedara en claro, “sugirió que el Consejo envíe notas a los diputados expresando su oposición a dicho proyecto y que dé difusión a su postura entre la comunidad”. Berdichevsky le subió la apuesta y se quejó por la falta de claridad de la situación actual y también se puso filosófico, agregando que “muchas de las intervenciones interesantes a nivel mundial no podrían ser realizadas en Buenos Aires”.

Como se verá, Chain fue a pedir apoyo político para frenar proyectos que no le gustan y Berdichevsky le aceptó el convite y le pidió que siga así, pero más.

Ritondo reloaded

Lo mismo parece pensar el diputado porteño PRO Cristian Ritondo, que armó un escándalo muy divertido hace dos semanas para blanquearle la demolición ilegal del cine El Plata a la Corporación del Sur. El viejo cine, un chiche de 1945 en plena zona comercial de la avenida Alberdi, en Mataderos, fue comprado en 2005 por pedido de los vecinos para hacer un centro cultural en el barrio. Pero la Corporación Sur decidió que era mucha cosa para el barrio y decidió demolerlo a medias para hacer un CGP. El misionero Humberto Schiavoni, peronista PRO, ex jefe de Gabinete de Puertas el Breve y ex director de Yacyretá, no se fijó en el detalle de que el edificio fue catalogado en el grado máximo y siguió nomás.

Los vecinos hasta consiguieron una orden judicial para frenar las obras, pero Schiavoni, seguramente acostumbrado a cosas grandes, no prestó la menor atención. ¿Qué es una orden de la Justicia porteña para alguien que dirigió Yacyretá, el Monumento a la Corrupción? Por las dudas, Ritondo presentó de apuro un proyecto para bajar el nivel de protección, de modo de blanquear el ilícito.

El miércoles 19 se reunió la comisión de Patrimonio de la Legislatura, lugar generalmente tranquilo. Pero ese día fueron los vecinos de Mataderos, que estaban enojados y no lo disimulaban. Cuando expusieron largamente su frustración –que incluía la justa sensación de que los trataban así por ser un barrio de los más pobres– los presentes terminaron descubriendo que Ritondo había llevado su barra. Azuzados por los visibles gestos del diputado, los punteros terminaron armando un tal revuelo que la sesión siguió con dos suboficiales de la Federal manteniendo el orden.

Este martes, el tema pasa a la comisión de Planeamiento. Los vecinos se vuelven a presentar y será por eso que este miércoles se escuchó a un asesor que le decía a Ritondo: “Cristian, la cosa está difícil... traé a tu gente”. ¿Habrá que ir a la reunión de comisión para asistir al bis del show?

Farolitos

Mientras, en San Telmo, el ministro de Ambiente y Espacio Público, Juan Piccardo, sigue ignorando olímpicamente las medidas cautelares de la Justicia porteña para que se deje de instalar faroles ilegales y de ensanchar veredas en el Casco Histórico. Piccardo mantiene en marcha estas medidas aunque no hace falta ser abogado para leer una ley que protege el APH 1 y el Casco Histórico con meridiana claridad.

Los vecinos del barrio, patrióticamente, siguen creyendo en la Justicia y están terminando un amparo para proteger toda la ciudad de las ideas de Chain y Piccardo, de modo de frenar la levantada de adoquines y el avance de la peatonalización de calles en lugares como el Barrio Segurola. Entre los dos ministros ya le ganaron al gobierno cuatro amparos judiciales que perdieron y van once asambleas populares creadas sólo para oponerse a sus obras.

La ilegalidad es tan palmaria, que el lunes pasado, cuando el tema salió en la tapa de Página/12, se escuchó un comentario increíble en una reunión de la poderosa comisión de Presupuesto de la Legislatura. Un diputado del PRO les preguntaba a otros colegas de bloque: “¿Es posible que hagan todo tan mal? ¿Cómo hacen?” Una estupenda cuestión.

La pregunta

Y hablando de buenas cuestiones, una última intriga sobre el gobierno porteño: ¿a qué se dedica el procurador? Se supone que es el abogado del jefe de Gobierno y de la estructura misma de la Ciudad. ¿No dice nada cuando los funcionarios rompen la ley? ¿Nada hace o nada puede hacer?

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