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Sábado, 24 de enero de 2009

CON NOMBRE PROPIO

Madre africana, familia brasileña

Con panos da costa, emblema de la cultura bahiana heredera de la africana, el nuevo proyecto de Artesol –Kula Tecelagem– rescata saberes y genera empleo.

 Por Luján Cambariere

Cuatro tiras de aproximadamente 15 centímetros de largo componen el pano da costa. Un tejido en telar, objeto-emblema de la indumentaria femenina para los rituales religiosos afrobrasileños, que hoy Artesanato Solidario (Artesol) rescata con todo su acervo para dar pie a una nueva historia. O, mejor dicho, continuar tal vez dignamente esas que se truncan cuando, como explicara alguna vez el uruguayo Torres García, perdemos nuestro norte que en nuestro caso es el sur.

Es que, además, ésa sin dudas es siempre la picardía (si cabe el término) de Artesol. Tomar algún objeto, estética, valor esencial de la población en la que intervienen, con el fin de potenciarlo y capitalizarlo en función de nuevos emprendimientos sustentables. En el medio, saberes, historias, oficios, que se recuperan dando una vez más cuenta de verbos –unir, rescatar, celebrar– que conjugan a la perfección.

Por eso este nuevo caso situado en la localidad de Lauro de Freitas, en la región metropolitana de Salvador, Bahía, que presenta estratégicamente nada menos que en una época en que todos soñamos con las zonas de mar y playa, resulta un emblema. Sobre todo porque, como explicara uno de los hijos de esta tierra, el escritor Jorge Amado: “En Bahía, la cultura popular entra por los ojos, los oídos y la boca”. Es su esencia.

A partir de un paño

De los 150 mil habitantes de Freitas, el 88 por ciento son negros descendientes de africanos que trabajaban en los ingenios de azúcar del Brasil colonial. La fuerte influencia africana en la región es preservada por aproximadamente 54 casas de culto afro, dentro de la que se destaca Terreiro Sao Jorge Filho da Goméia, casa matriz africana que este pasado 2008 conmemoró sus 60 años de fundación (la primera en ser tomada por el Instituto de Patrimonio Histórico del Estado e inmortalizada por Amado). Justamente a ella vincula la Asociación Sao Jorge Filho de Goméia (Asjfg), creada en el ‘95, que tiene como meta la conservación de la cultura bantu, buscando la valorización de la identidad étnica de origen africano a través de diversas acciones, como ésta, que concretaron con Artesol. Un proyecto (Kula Tecelagem: kula en bantu significa crecer) de telar de tradición para la generación de ingresos y la valorización de su tradición.

Así, durante el proyecto, los artesanos fueron capacitados en talleres de lo más variados, con énfasis en el repaso del saber, inventario y perfeccionamiento de los puntos, la mejora de los productos y la gestación y organización de la producción.

Pero sobre todo, en la generación de nuevas tipologías, con la impronta e imaginario de los tradicionales panos. Así produjeron individuales combinando los hilos de algodón con fibras naturales, modernas bolsas, vinchas para el pelo, manteles. Bellísimos en su manejo de la técnica y sobre todo del color y figuras geométricas típicas de la simbología africana, esta vez al servicio de nuevas piezas.

“De significado religioso y social, el pano da costa es la pieza fundamental en la composición de las ropas de los rituales de candomblé, culto religioso de origen africano que envuelve a un importante segmento de la población de Bahía. Introducido en Brasil por los africanos, se hizo conocido como pano da costa porque llegaba de Costa de Marfil. Los primeros fueron importados de Africa, aunque más tarde pasaron a ser tejidos en Brasil por esclavos y sus descendientes”, detallan desde la ONG. “Que hoy, además de en nuestras vestimentas –sobre el hombro, cruzado en la frente, sujeto en el busto, cintura o en la cabeza–, den vida a una nueva línea de productos, es algo que nos llena de orgullo”, suman las artesanas. “Haber podido preservar la técnica del telar, su historia y valor cultural en un proyecto que nos ofrece un futuro, es increíble”, rematan.

En plus

En la región rural de Cabo de Santo Agostinho, en Jucaral, a 60 km de Recife, en Pernambuco, acaban de lanzar otro proyecto, esta vez centrado en el bambú. Un trenzado de finas tiras realizado por un grupo de artesanos muy jóvenes, para la generación de ingresos, a través de nuevas piezas que ayuden a ampliar su uso poco explotado aún en el diseño, esta vez a través de originales collares, bandejas, sillas, revisteros, platos y centros de mesas.

Artesol: www.artesol.org.br

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