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Sábado, 11 de julio de 2009

Taller de Vivienda popular en Río

 Por Matías Gigli

Por séptima vez se desarrolla el encuentro de facultades convocadas con el tema de la vivienda popular. La modalidad del taller es juntar alumnos y profesores de forma itinerante en los distintos países participantes y sensibilizarse por las problemáticas de cada situación social y habitacional.

Este año organizado por Alfonso Solano de Francisco, director de la carrera de arquitectura de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia, y con la anfitriona Pontificia Universidad Católica do Rio de Janeiro de Brasil, lograron la participación de la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México, la Pontificia Universidad Católica de Ecuador, la Universidad Rafael Landivar de Ciudad de Guatemala, el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría de La Habana, Cuba, y por primera vez de nuestro país, con el envío de trabajos de la FADU/UBA y el auspicio de la Sociedad Central de Arquitectos y el Distrito IV del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires.

Desde la FADU se envían esta vez tres trabajos, uno producido por Sebastián Miguel, Laura Ostrofsky, Ana Paula Saccone y Mariano González Moreno junto a Paula Modia y Sofía Parlatore Sirito y los pasantes Gerónimo Palarino, Damián Arcusín, Mariana Righi, Victoria Kopelewicz, Ana Valeria Benzaquén, sobre vivienda social y huerta productiva en áreas urbanas marginales de la ciudad de Buenos Aires.

El proyecto consiste en la generación de espacios urbanos que proponen una relación novedosa entre artificio y naturaleza. El ámbito físico en que esta premisa que se explora resulta crítico en las ciudades actuales: el espacio de las villas miseria. El equipo interdisciplinario de investigadores, alumnos y especialistas generó en el tejido de la villa una nueva forma de interacción de los habitantes no sólo con su entorno urbano, sino también con la naturaleza.

El trabajo propone una serie de módulos autosuficientes que incorporan en su arquitectura exterior un sistema de huertas productivas con variados sistemas de cultivo (en tierra, hidropónicos, con sustratos variados). En el interior se desarrollan actividades complementarias a la vivienda, que integran al habitante de las villas miseria a la vida laboral a través de oficios que desarrolla en su contexto. Estos módulos fueron diseñados con materiales livianos y de fácil armado a partir de la autoconstrucción de grupos organizados en pequeñas comunidades que administren los recursos y desarrollen las tareas de producción.

El segundo lo realizaron Sebastián Miguel, Ana Paula Saccone, Laura Ostrofsky, Mariano González Moreno y Magdalena Rossi con el Estudio Jorge M. Jáuregui como asociado y la colaboración de los pasantes Inés Ariza, Joaquín Carnaghi, Sofía Vivacqua, Ana Valeria Benzaquén y María Paula Cosentino. Este envío analiza las condiciones de un hábitat degradado en poblaciones de bajos recursos económicos de las grandes urbes del Mercosur. El proyecto se inscribe en el marco del Programa PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento), localizado en el Complexo do Alemço – Río de Janeiro, y está coordinado en conjunto con el estudio Jáuregui. El trabajo interdisciplinario entre investigadores y alumnos de grado consiste en recalificar el espacio público degradado en torno de la vivienda con un programa de Jardín Productivo de cultivos de especies alimentarias y de flores.

Como tercer trabajo, Samira Attar y Andrea Gagliano enviaron su Proyecto Escalar. en el cual investigan sobre las perspectivas de apropiación del espacio público de la ciudad no tradicionales. Desarrollan un trabajo basado en una especie de red de orden mutable y ocasional de espacios utilizados colectivamente, que logra extenderse aproximadamente por toda el Area Metropolitana de Buenos Aires. Esta red se encuentra conformada, en primera instancia, por sus componentes públicos tradicionales que, dada la aparición de nuevos actores sociales y junto con ellos, confluyen en el surgimiento de nuevas lógicas de apropiación de lo público que llegan a resultar en muchos casos anacrónicos. En segunda instancia, generado por nuevos espacios no defendidos por proyecto alguno y no planificados que se activan sobre la base de la presencia simultánea de uno o más grupos humanos que los ocupan y proyectan en ellos un sentido colectivo.

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