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Viernes, 30 de abril de 2010

Proyecto y amparo

Los vecinos de Barracas tienen un proyecto para bajar las alturas y frenar la destrucción de su barrio. Y Basta de Demoler presentó un amparo con momentos brillantes para frenar el Quartier San Telmo.

 Por Sergio Kiernan

Uno de los procesos más notables en esto de defender el patrimonio es el proceso de organización de los vecinos de la zona sur porteña. San Telmo quiere expandirse como Casco Histórico y combate como gato panza arriba las torres que quieren cercar el APH. En Barracas están directamente pensando la ciudad, encontrando conexiones muy inteligentes y buscando un diputado o diputada porteño que apadrine un muy buen proyecto que están preparando. El contexto explícito de estos pensamientos e iniciativas es la evidente ofensiva contra el aparato legal de protección y catalogación que están impulsando los lobbies, apoyados por figuras amigas como el ministro Daniel Chaín y la diputada Silvina Pedreira, que preside la muy amiguita Comisión de Planeamiento de la Legislatura.

Un proyecto para Barracas

Los vecinos de ese gran barrio, que es el real reservorio de patrimonio edificado de Buenos Aires, están más que preocupados por las constantes demoliciones que sufren. Los vecinos, sobre todo los que se agrupan en Proteger Barracas, hacen un análisis lúcido y ven que sus ideas para proteger su barrio cierran naturalmente con los proyectos presentados por Patricio Di Stefano, que preside la Comisión de Patrimonio, para expandir el APH 1 San Telmo y crear el APH de la City bancaria. El diputado explica que ambas zonas forman naturalmente una gran Area de Protección Histórica que toma el casco antiguo de la ciudad casi completo –todo el lugar fue trazado en tiempos coloniales– de Parque Lezama a Plaza San Martín. Y los vecinos de Barracas agregan que su barrio es a su vez la prolongación natural de esa gran APH a crear.

Es más, la existencia de un APH Barracas funcionaría como área de amortiguación de San Telmo, cosa necesaria, contemplada en la legislación y jamás aplicada, no sea que se toque el FOT de alguien. Con lo que los vecinos están preparando un nuevo proyecto en el que contemplan solamente las rezonificaciones, bajando las alturas máximas permitidas. Ya esto pondría paños fríos en las demoliciones salvajes, bajaría la especulación descontrolada, evitaría megaproyectos de dudosa utilidad y llamaría a inversores más inteligentes, menos beshtia. Ya Teresa de Anchorena, creadora de la Comisión de Patrimonio, presentó un proyecto buscando moderar alturas en Barracas justamente para moderar el impacto.

La lógica de crear un APH que va de Retiro a San Telmo pasando por la City, Plaza de Mayo y Catedral Sur indica que se crea una región urbana de alturas moderadas. Por ejemplo, el polígono Perú, Caseros, Bernardo de Irigoyen y Belgrano pasa a zonificarse como R2aII. para que deje de ser una cuña de vale todo en medio de zonas históricas. No cuesta nada imaginarse que esta nueva legislación cruce Caseros y se adentre en Barracas.

Pero como la zonificación actual permite transformar a este Amazonas en muebles de cocina, Barracas está siendo diezmado. Hay que ver el entorno de la calle Lanín, donde ya apareció la primera torre, y caminar por las calles cortas cercanas a Montes de Oca, hasta ahora tan uniformes en estilo y época, para ver la destrucción acelerada, por su cercanía a la zona comercial del barrio.

Lo que piden los vecinos, abiertamente, es padrinos políticos para su proyecto, legisladores que lo presenten y lo firmen avalándolo, y que después se ganen su gratitud y apoyo llevándolo ante los enemigos del patrimonio y la calidad de vida (enemistad tan rentable para algunos).

No es mucho pedir, ¿no?

El amparo contra el Quartier

Santiago Pusso, presidente de la Asociación Civil Basta de Demoler, y la abogada de la ONG María Carmen Arias Usandivaras, presentaron esta semana un amparo para que la Justicia frene la construcción del mamotreto que amenaza a San Telmo. Más allá de los resultados futuros, el texto del amparo tiene momentos en que define con enorme claridad el problema de las megatorres fuera de contexto.

Lo que pide Basta de Demoler es simplemente que se congele la situación y se revoque el permiso de construcción del Quartieral, que considera nulo y viciado. La torre se va a construir en Garay entre Piedras y Chacabuco, en un terreno de 4000 metros inventado al demoler varias propiedades. El edificio tendrá 27 pisos, casi noventa metros de altura, como un gran clavo en el medio del barrio histórico. El amparo explica la barbaridad haciendo notar que lo más alto que existe en la zona no pasa de 56 metros, pero que el barrio es bajo, lo que hasta la web de la Ciudad presenta como uno de sus encantos.

Con tino, el escrito explica que los barrios “son unidades territoriales” con características propias e irrepetibles. Esto es, que no es lo mismo un barrio que otro, que no se puede construir cualquier cosa en cualquier lugar porque los resultados son diferentes. Los vecinos que eligieron San Telmo lo hicieron por esas características especiales y la construcción del Quartier sería gravísima: “La pérdida y daño que se produce al barrio y a la Ciudad en su conjunto, es de tal magnitud que es casi como si todo el barrio de San Telmo perdiera la vida”.

Esto se debe –y habiendo visto el render del proyecto hay que destacar la justicia del párrafo– a que el Quartier “carece de todo tipo de valor cultural y/o artístico”. Dado que el CPAU, cuando no está tan ocupado haciendo lobby contra el patrimonio, anda diciendo que los arquitectos de hoy construyen el patrimonio del mañana, conviene repetir la frase: el Quartier San Telmo carece de todo tipo de valor cultural y/o artístico. ¿Para qué sirve entonces? Para que unos pocos se llenen los bolsillos a costa de la destrucción física de un barrio.

Esto es porque la altura del bodrio lo hace inevitable desde muchos puntos de San Telmo. Las perspectivas largas indican que se podrá ver la torre desde el Parque Lezama, la plaza Dorrego, el Bajo y cualquier avenida con un poco de espacio, por no hablar de las calles que vayan directamente hacia la torre. El cielo mismo va a cambiar.

Basta de Demoler sabe “que es inevitable el crecimiento de la Ciudad”, pero también que según la constitución porteña el crecimiento “debe ser ordenado, planificado y participativo”. Una parte de este orden legal indica que los bienes culturales y patrimoniales tienen un status particular que no va contra el régimen jurídico de la propiedad privada. El mismo barrio de San Telmo es considerado un objeto patrimonial a custodiar, evitándole ciertos males.

Y entre los males que causará el Quartier San Telmo se encuentra el de “contaminación arquitectónica” debido a la “anomia y al comportamiento de los constructores que sólo tienen afán de lucro”. Y para que no quede duda, el escrito explica que “este tipo de emprendimientos lo único que hace es beneficiar económicamente a unos pocos en detrimento de la comunidad en general”.

Como es un rascacielos, el Quartier va a tener un impacto muy negativo en una zona con infraestructura limitada y vieja. El escrito señala que el gobierno porteño no realizó ningún estudio serio de impacto ambiental de la torre antes de conceder el permiso. Basta de Demoler advierte al juez que los estudios del gobierno no son confiables, como no lo son los de la empresa constructora, y pide al juez que nombre un perito para realizar uno en serio.

La Ciudad también está en falta por no haber tomado en cuenta el impacto del proyecto en el barrio, el daño moral y material realizado a los que ya viven allí y van a quedar en la oscuridad por la sombra de su vecinote. El gobierno incumple, acusa el escrito, su deber tanto de proteger el patrimonio y el entorno urbano, como ordena el Plan de Manejo del Casco Histórico que sancionó hace unos años la propia Ciudad. El Ejecutivo, tal vez no sepa el juez, anda diciendo por ahí que no tenía razones jurídicas para no dar el permiso: el ministro Chaín no debe leer ni las propias leyes que tiene que hacer aplicar.

O tal vez hubiera sabido que no sólo no debía sino que no podía emitir el permiso de construcción. Como le señala Basta de Demoler al juez, ya tiene estado legislativo el proyecto del diputado Di Stefano de ampliar el Casco Histórico, ampliación que toma el lugar de la obra. Como quedó más que claro en el fallo sobre la casa Bemberg en la calle Montevideo –de primera instancia y de cámara–, el Ejecutivo no puede ni en sueños dar permisos de demolición o construcción antes de que el Legislativo legisle.

Hoy, a las diez de la mañana, el juez visitará el lugar para ver in situ el terreno y el entorno del barrio.

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Imagen: RAFAEL YOHAI
 
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