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Sábado, 5 de marzo de 2011

Almas brasileñas

Cuna carioca, experiencia internacional. De regreso en Brasil, Brunno Jahara sorprende con su particular Batucada.

 Por Luján Cambariere

Brasil está de moda y Río, a la cabeza de la demanda y el imaginario mundial. Motivos no faltan: BRIC, Olimpíadas, Mundial. Basta preguntarle a Brunno Jahara: a pesar de haber pasado los últimos años estudiando en Venecia, trabajando en la emblemática Fábrica, la usina creativa bancada por Luciano Benetton, de la mano de una de las figuritas más renombradas del diseño mundial, el español Jaime Hayón, y con participaciones en muestras internacionales (Triennale di Milano, Centre Georges Pompidou, Centre Design Marseille, Tokyo Designers Block, Amsterdam Design Week, t Sapporo Designers Week, Miami Design District, entre otras), tuvo su explosión de la mano de una de sus creaciones más recientes: la brasileñísima Batucada. Que es una colección de luminarias y objetos –floreros, bandejas, potes– en aluminio anodinado martillado a mano, con la que rinde homenaje al movimiento tan propio de la percusión brasileña.

Ese ADN que nace de sus tripas y ejecuta brillantemente con lo que tiene a mano, por ejemplo, chapitas y latas. Por otra parte, el aluminio en Brasil es el material más reciclado. Las cifras hablan de un 98 por ciento, convirtiéndolo en el país a la cabeza del ranking. Así que a Jahara motivos no le faltaron para una línea, por otra parte, más que acorde con esta época del año, por lo que fuimos a buscarlo para charlar desde su nuevo centro de operaciones en San Pablo con m2.

–¿Vivió varios años fuera de su país?

–Sí, viví muchos años en Europa. En Venecia y Amsterdam, principalmente. Durante ese período trabajé con Hayón en Fábrica, en el departamento de diseño donde hicimos muchos proyectos interdisciplinarios. Fue una muy buena experiencia. Ahora vivo en San Pablo, desde hace dos años.

–¿Cómo y cuándo surge Batucada, esta colección con tanta repercusión internacional?

–Batucada fue mi primera colección hecha aquí en Brasil a mi regreso. Cuando creé las piezas, pensé en unir al diseño un valor como el de la música, y al mismo tiempo que hablase de Brasil a través del ritmo.

–¿Son series limitadas?

–Las piezas son únicas, pero es una serie ilimitada, porque la variación de tamaños y colores produce siempre resultados originales.

–¿Encuentra relación entre la música y el diseño? ¿Los objetos tienen musicalidad?

–Sí. Además, unir otros sentidos al diseño es una búsqueda mía de siempre. Volviendo a la música: los objetos son sonoros. Si uno lo sabe y se anima a tocarlos, son muy táctiles.

–Además le interesa el reciclado de materiales...

–Sí, me interesa bastante trabajar cada día más con materiales que sean de descarte urbano, como el aluminio, la madera de demolición. Ahora estamos diseñando productos en tetrapak reciclados industrialmente. En fin, es una investigación constante, pero no me limito sólo a materiales reciclados.

La línea de muebles Neorústica producida por NDT Brazil también es con descarte, en este caso de madera de demolición u obras en construcción, logrando diez ítem diferentes que funcionan como mesas o contenedores. Los muebles son parte de la improvisación que se vive en las favelas. Mesas bajas y de comedor en dos tamaños, gabinetes en una versión vertical y horizontal, un escritorio compacto con un cajón de largo, un banco con un techo y una mesa auxiliar. Y en este caso, con ellos, hablo con un poco de la influencia rural que también se vive en la región. El barniz elegido no es tóxico y las pinturas son al agua. A la que se suma Babilonia Credenza, también en maderas recicladas, en este caso pintadas con colores estridentes.

–¿Hoy trabaja para el mercado brasileño, o para cuál? ¿Quién consume sus productos?

–En general mi mercado aquí en Brasil es reciente, aunque vendo a locales en San Pablo, Salvador, Río de Janeiro, y fuera de Brasil en Nueva York, Los Angeles, Hong Kong, Beijing, Londres. Pienso que consume quien está abierto a la experimentación que puede producir un objeto.

–¿Cómo vive este momento de explosión de Brasil?

–Brasil está en un momento de progreso muy fuerte. Me alegro mucho de haber decidido volver para acá en este momento tan especial. Y pienso que cada vez más el diseño brasileño va a estar presente en el mundo.

–¿Qué es lo mejor que tiene para ofrecer siendo brasileño?

–En general, pienso que la manera más libre de diseñar. La experimentación en la expresión de los objetos. Creo que mis creaciones son más reales, más humanas. Siempre combino formas orgánicas con mi inspiración tropical.

–Lo comparan con los Campana... de hecho veo que les puso nombres de favelas –Vidigal, Rocinha, Dona Marta, Tuiuti, Caricó– a los muebles de la línea Neorústica.

–Sí, a veces, por ser brasileño, por trabajar texturas, colores de manera tropical, informal, en fin, a veces me quieren rotular como el “próximo” Campana. Lo entiendo pero, la verdad, yo tengo una búsqueda personal. Los nombres de las favelas para la colección de muebles vinieron naturalmente porque soy carioca, y creciendo en Río de Janeiro eso me influenció sin dudas en el proceso de diseño. Son mis referencias.

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