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Sábado, 2 de julio de 2011

Alarmas, asombros

La casa Klemm ya no tiene cartel y fue vaciada de muebles. La esquina de Melo y Bustamante despierta preguntas. Y falta el monumento en la plaza Colombia.

Los vecinos de French al 2800 están en estado de alerta por la situación de la casa Klemm, que estaba en venta y parece haber sido vendida. La casa, en estilo medieval español, era el hogar del artista Federico Klemm, que la cuidaba con verdadero amor. Es un edificio realmente notable, con vitralerías internas, mayólicas españolas, herrerías inolvidables y un jardín. La casa tiene un grado de catalogación que obliga a preservar la fachada, pero ya sabemos cómo son estas cosas en Buenos Aires.

A finales del verano apareció el cartel de venta a cargo de la inmobiliaria Figueroa Alcorta. La firma contestó por escrito a un vecino que si bien la casa estaba catalogada con grado cautelar, “se está iniciando una gestión para sacarla del listado”. La empresa agregaba que la casa estaba totalmente destruida por adentro, algo fácilmente comprobable como falso, y le negaba valor histórico.

Lo curioso del asunto es que el que compre –o ya haya comprado– la casa Klemm tiene un problema entre manos. Primero, es muy pero muy dudoso que alguien pueda sacar del listado un bien catalogado. Segundo, la casa a la izquierda de la Klemm también está catalogada, con lo que aun si ésta fuera demolida, tendría que sujetarse a la legislación de impacto de entorno. Esto no impide construir, pero hace obligatorio presentar los planos a Patrimonio y pone una cantidad de límites a lo que se puede hacer.

Mientras, los vecinos denuncian que ya sacaron los muebles de la Klemm y que temen que un día se encontrarán con un hecho consumado. ¿Sancionarán a los culpables? El castigo es que les permitan construir sólo un tercio de lo demolido de araca, algo así como un maxikiosco.

Y hablando de vecinos enojados, los de Sánchez de Bustamante y Pacheco de Melo se están luciendo. La zona por atrás del Hospital Rivadavia perdió por prepotencia el Asilo de San Vicente de Paul, demolido sin permiso ni siquiera de obra. Y ahora está por perder la casita francesa de la foto, donde la Inmobiliaria Ocampo promete departamentos inminentes. Ya en abril, m2 había notado el caso porque los vecinos hicieron una pegatina y escribieron el cartel, rezongando por “más cajas de zapatos”y por la “destrucción de la historia”.

Pues la cosa siguió, porque un abogado de los vecinos interpuso un recurso de amparo para frenar la demolición. Lo que se pregunta, con tino, este señor es por qué se deja demoler esta casa, lo que lleva en vivo y en directo a esa inédita institución llamada Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales. El CAAP tuvo que revisar la candidatura a la destrucción de esta linda esquina, que como se ve en la foto estaba en muy buen estado, habitada y en uso. Por razones que nunca se molestó en explicar, el CAAP permitió que la desaparezcan. Curiosamente, a apenas tres cuadras hay otra casa muy parecida, también con entrada en la ochava, también de un piso, también con balconcitos de reja y también muy bien cuidada, que el Consejo sí protegió. ¿Será que no aceptan repetida?

Con tantas preguntas dando vueltas, vale agregar una que se están haciendo en tono cada vez más preocupado los vecinos de Barracas. Resulta que recientemente se reinauguró, con los bombos y platillos de un año electoral, la plaza Colombia. Cementada y con el mal gusto que siempre exhibe el gobierno macrista en estas cosas, la plaza les llamó la atención a los vecinos por una ausencia monumental.

La Colombia tiene un mástil muy grande con un grupo escultórico creado por Julio César Vergottini en 1940, que transforma al objeto utilitario en el Monumento al Izamiento de la Bandera. Al reinaugurar la plaza, no estaba el grupo escultórico, apenas el mástil con su base encalada. Los de Barracas comenzaron una campaña preguntándose dónde estaba su monumento, que se puso bastante viral y terminó arrojando un dato, por Facebook nada menos.

Un vecino que sigue estas cosas y suele trotar por el Parque Tres de Febrero se imaginó dónde podían estar las esculturas. Se llevó la foto que circulaba y, efectivamente, las encontró en la Dirección de Monumentos y Obras de Arte del Ministerio de Espacio Público, justo atrás de la casita Escondida donde los funcionarios del macrismo festejan sus cumpleaños. Esto abre dos posibilidades: que el monumento esté siendo restaurado y el gobierno porteño inauguró una plaza incompleta para salir en la foto, o que el monumento haya sido descartado.

Y quien piense que se exagera, que piense de nuevo. Las piezas de Vergottini están junto a los cuatro pedazos del Tótem canadiense de Retiro, que fue destruido por el contador Julio Waisman cuando era director de Espacios Verdes de Macri, con autorización del ministro de Cultura Herán Lombardi.

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