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Sábado, 13 de agosto de 2011

Promesas del Norte

Benjamin Hubert es la nueva promesa del diseño británico. Un niño prodigio que se afirma en la simplicidad de las formas, los procesos y el empleo de materiales al alcance.

 Por Luján Cambariere

Nacido en 1984 en Inglaterra, Benjamin Hubert es una de las nuevas promesas del diseño inglés. El año pasado fue galardonado como el Mejor Diseñador Joven del Año (Edida, International Young Designer) y por el mejor diseño del año (Design of the Year del British Design Awards 2010). Dos cocardas que muchos anhelan, pero con las que él se alzó gracias a un trabajo que apuesta a la simpleza de las formas y en el uso de materiales.

Graduado de diseñador industrial por la Loughborough University, hoy su novel estudio (nació en el 2007) con base en Londres se especializa en mobiliario y luminarias que manufactura en Asia y Europa para las más diversas firmas en grandes series y ediciones limitadas.

¿Algunos de los más destacados? La silla Maritime, que diseñó para la firma italiana Casamanía. Inspirada en los cascos de los barcos y las tradicionales técnicas de construcción de embarcaciones de madera, está construida cuidadosamente con láminas de roble contrachapado, montada y ensamblada con piezas de precisión realizadas a mano, generando un muy buen balance entre la estructura y las superficies curvas. Además, éstas siguen la veta de la madera, otorgando suavidad y sinuosidad a la estructura. Ensamblada a mano, además de la versión barnizada existen varias versiones lacadas en colores suaves como azul marino o gris. Las butacas Pod, en fieltro y Pet reciclado que él propone especialmente para oficinas. Y las bibliotecas Industry, entre otros.

Dentro del segmento luminarias, quizás uno de sus fuertes, se destacan la larguirucha Paddle para el fabricante italiano Fabbian presentadas este año en el sector Euroluce, del Salón del Mueble de Milán. Una colección de lámparas led que cuentan con varios ejes de movimiento, de manera que el ángulo y la altura tanto de la posición y la cabeza son ajustables de forma independiente. El aluminio presiona la cabeza de pared y las luces brillantes del led se contrastan con un cuerpo compuesto de madera y de uniones de aluminio lacado. El marco de la lámpara está hecho en madera de fresno o de aluminio lacado con textura de la cabeza de pared formado a partir de aluminio prensado. Y la apodada Crane, debido a su forma de grúa y su inspiración en estructuras de ingeniería metálica. Una lámpara de escritorio ajustable en cuya barra de aluminio están ubicados los leds.

Mención aparte merecen las artesanales Chimmey realizadas en arcilla cocida. Y siguiendo su estética, las que desarrolló en corcho –Float– . Otro trabajo hecho a mano esta vez por la compañía Unique Copenhagen, fábrica danesa especializada en artículos de iluminación. “Vistas en vitrina, las lámparas lucen sencillas, sin embargo, su fabricación es todo un arte –detalla–. Al estar hechas en aserrín de alcornoque, elemento que posteriormente es aglomerado y trabajado en base a tornos, la serie debe pasar una acuciosa prueba de fuego, donde la perfección y la fortaleza del material es un factor clave para su posterior manipulación. Especialmente ideadas para los amantes de lo natural, Float es ecológicamente amigable y reciclable, al tiempo que el proceso de torneado es asesorado directamente por artesanos experimentados que han trabajado directamente con grandes diseñadores como Verner Panton”, remata.

A días de mostrar algo de esta producción en la Saturday in Design Sydney en Australia y en septiembre en el London Design Festival, intercambia con m2 algunas de sus claves.

¿Por qué elegiste la carrera de diseño industrial?

–La verdad, desde muy pequeño estaba interesado en el diseño y el arte. Pero fue el sesgo funcional del diseño el que me empujó hacia él. Crear objetos que sean útiles y funcionales más que puramente visuales. O estéticamente atractivos.

¿Tenés un interés especial por los materiales? ¿A través de ellos te acercás al desarrollo de tus productos?

–Siempre fueron y son las fábricas, los materiales y el proceso lo que más me interesó e interesa del diseño. Disfruto enormemente de trabajar con los materiales y lo que realmente guía al proceso de diseño. También nos centramos en la facilidad de uso para tratar de crear objetos que la gente realmente quiere usar. Estamos muy interesados tanto en materiales naturales como sintéticos, no tengo prejuicios ni límites con eso, pero siempre en la búsqueda de la utilización más adecuada y convincente para ellos. Creo que ésa, sin dudas, es la clave de mi trabajo. O la que pretendo que sea.

¿Dé cuáles de tus productos estás más orgulloso?

–Mucho depende de cómo me sienta. Pero principalmente me gustan mucho Chimney, Heavy, una familia de luminarias que acabo de desarrollar en láminas de concreto, y los asientos Pod y Maritime.

¿Es difícil para un joven diseñador comenzar a abrirse paso en Europa?

–Creo que sobre todo en el segmento, en el sector del diseño interior, las grandes oportunidades siguen pasando aquí. Las grandes marcas están localizadas acá. Entonces hay trabajo. Otras veces me toca viajar por ejemplo a Italia por cuestiones productivas y pienso cuán difícil sería si viviera en otro país más alejado para que las cosas sucedieran. Pero a la vez, es un ámbito muy competitivo el europeo, entonces tenés que poner mucho empeño y renovar y fortalecer las creencias en vos mismo día a día.

¿Cuáles ves hoy como los desafíos más grandes de la disciplina?

–Crear objetos que tengan una mayor duración. Ambos desde una perspectiva funcional y de calidad constructiva.

¿Conocés algo de Argentina?

–Lamentablemente no. Aunque sueño con viajar por Sudamérica algún día.

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