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Sábado, 25 de febrero de 2012

Alegrías brasileñas

Desde hace treinta años, Pedrinho da Rocha es el nombre del diseño de Carnaval en palcos, ropa y ese raro vehículo, el trío eléctrico.

 Por Luján Cambariere

Pedrinho da Rocha es el referente de uno de los carnavales más importantes del mundo, el de San Salvador de Bahía. Diseñador, publicista y artista, todos lo reconocen como el reinventor del Carnaval de la bella y emblemática ciudad, tierra de orixás, de los más increíbles compositores y poetas (desde Caetano Veloso a Jorge Amado) y del más rico sincretismo afro-brasileño.

Desde las ropas (dejaron la mortaja, especie de túnica, para dar paso a los abadás, que se convirtieron en el uniforme oficial de la alegría y él fue el responsable de renovar), pasando por las gráfica, publicidades e infinidad de productos y construcciones monumentales como las de los tríos eléctricos, gigantes camiones que transportan a las bandas de Axé, donde el diseño se une a la más alta tecnología.

“Siempre tuve dificultad para definirme profesionalmente. Pintor de tríos, decorador de palcos, a veces estilista de abadás”, adelanta Pedrinho desde su visitado blog especializado en el diseño de Carnaval. “La mayor parte del tiempo fui y soy publicista, actividad en la que me siento incómodo hasta hoy. Me gusta ser llamado designer a pesar de que esa palabra es intraducible. Mi generación apostó a que podría disfrutar de su Carnaval y su bella Bahía, a su modo, re-inventando la fiesta, sólo para disfrutar. Lo que ocurrió es que la fiesta de nuestra aldea encantó al mundo, traspasó fronteras y ahora, para mí, todo se convirtió en un trabajo.” De esto, ya pasaron 30 años y millares de diseños para celebrar.

–¿Trabajas durante todo el año para el Carnaval o es temporario?

–Trabajo durante el año entero. Muchas veces, el día siguiente a que termine el Carnaval ya estamos involucrados en el próximo.

–¿Cuándo se tornó para vos un trabajo?

–Ya hace 30 años. Al principio era sólo diversión, participar con amigos de nuestra más importante fiesta, pero la demanda fue aumentando tanto que se convirtió en un enorme trabajo.

–¿Qué tipo de productos abarcas?

–Hubo un tiempo en que mi trabajo se resumía en decorar tríos eléctricos, los palcos de los shows y eventos. Pero hoy, conforme se fue transformando el Carnaval, me ocupo de la publicidad y también de la creación de los abadás, uniforme o vestuario del Carnaval. Aunque los tríos y la decoración de las cabinas es lo más estimulante.

–¿Qué le suma una disciplina como el diseño a una celebración tan tradicional?

–El Carnaval de Bahía es más musical que visual (como es el de Río). El sonido de los tambores y de los tríos son los grandes protagonistas. Y ese espacio da para la plasticidad. En este sentido, hace 30 años introduje en nuestro cotidiano la alegoría del Carnaval, en detrimento de una estética donde predominaban los iconos del Carnaval europeo como serpentinas o máscaras que poco tenían que ver con nosotros. Desde entonces me permito jugar con nuestras tradiciones, nuestro imaginario, problemáticas, y plasmarlo con motivo del Carnaval.

–¿En qué se inspira? ¿El suyo es un trabajo colectivo e interdisciplinario?

–Absolutamente. Esa es la esencia además de la festividad. Mismo cuando pienso que estoy siendo autoral, inconscientemente pongo de manifiesto el pensamiento de la comunidad. También mi trabajo involucra una serie de tecnologías y profesionales inmensa que convergen en todos los proyectos. Por ejemplo, un trío eléctrico tiene el trabajo del proyectista, el arquitecto, el técnico de sonido, el diseñador, el decorador. Todo eso en pro del centro de atención, que es el cantor o cantora.

–¿De qué diseños está más orgulloso?

–Me gustan mucho mis disfraces. Pero como ya han sido más de mil, es difícil elegir. Son como hijos paridos todos por el Carnaval. Igual, pienso que de lo que más orgulloso estoy, más que de los diseños en sí, es de las soluciones para un evento que tiene como dinámica un camión de sonido pesando toneladas, con miles de personas divirtiéndose alrededor, durante un transcurso de 7 a 10 kilómetros. En estos 30 años participé de muchos proyectos para el mejor funcionamiento o actualización del trío, las fantasías y la logística integral de la fiesta. Y en esto usé el diseño como herramienta, no como un fin.

–Igualmente fue tan destacado que fue seleccionado para presentarse en Francia, nada menos que en la bienal de Saint Etienne.

–Francia ilumina siempre, entonces siempre es bueno poder mostrar algo por allá. Sobre todo algo tan propio y personal.

–¿Qué expectativas para éste?

–Nuestro Carnaval, en cuanto expresión cultural, precisa ser recreado. Pienso en esto siempre, pero como decía antes, es un proceso colectivo. Por eso es fundamental que otros artistas se involucren. Y a cuento viene que una creación que me agradó hacer mucho este año fueron las vestimentas de Nana Banana, inspirados en los artistas callejeros. De nuevo, una oportunidad de aprovechar y mostrar quiénes somos a través de algo tan nuestro.

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