La preservación del patrimonio arquitectónico de Montevideo y las políticas públicas desplegadas desde el Estado local son reconocidas hace décadas, pero ahora la intendencia departamental busca actualizarse. Lo hace del modo en que los uruguayos están acostumbrados a dirimir las cosas de la política: con debate, participación y consensos, y privilegiando lo público, aunque sin dejar de lado la necesaria sustentabilidad y la participación privada.

Es así que desde el jueves 19 de abril, la Intendencia de Montevideo puso en marcha un ciclo de mesas redondas sobre el patrimonio, que se llevan a cabo en el Teatro Solís. A través del Programa Patrimonio en Debate, el gobierno departamental “pretende conocer y contrastar los diversos puntos de vista que existen hoy en el medio sobre el concepto de patrimonio arquitectónico y urbanístico así como su protección, y a partir de allí sentar las bases para implementar una política patrimonial actualizada, eficiente y consensuada”.

Los temas que se van a tratar son: permanencia y cambio; los procesos de sustitución; la generación y reconocimiento de nuevos patrimonios; la sustentabilidad de las intervenciones sobre el patrimonio. También habrá espacio para el análisis del sistema patrimonial de Montevideo, la descripción de sus normas, instituciones e instrumentos que rigen la protección patrimonial; las escalas de lo patrimonial; la visión objetual y la visión sistémica; la memoria, el imaginario colectivo y los valores simbólicos; y la vegetación como componente significativo de ámbitos patrimoniales.

Los encuentros servirán para debatir sobre los hacedores del patrimonio; los proyectistas y su formación; los componentes no mensurables de la normativa; los promotores privados y la visualización de nuevas oportunidades; y el Estado como recuperador de patrimonio.

Pero como se trata de una instancia que busca actualizar la acción de gobierno y de los particulares en torno del patrimonio, se analizarán las posibilidades actuales y futuras de la recuperación patrimonial desde lo tecnológico; el rol de las constructoras; la recuperación de oficios tradicionales; y la restauración y revitalización a través de experiencias cooperativas, destinadas a la vivienda social.

Como si no fuera suficiente este catálogo de buenas ideas, dedicarán un encuentro a la educación, difusión y sensibilización de la población en materia de preservación y valoración del patrimonio, tanto en lo referido a la educación formal como a la informal; la realización de campañas, cursos, posgrados, publicaciones y visitas guiadas.

Finalmente, el programa abordará el trabajo en red como instrumento contemporáneo de difusión, y el rol del patrimonio como dinamizador del turismo cultural, y a éste como generador de oportunidades, pero también de riesgos.

El programa se desarrollará a través de un ciclo de mesas redondas, a las que pretenden sumar luego conferencias y entrevistas, y todo ello como base de una publicación donde se recoja lo actuado, incorporando conclusiones que sirvan a su vez de insumo para elaborar las futuras políticas públicas de patrimonio.

Un ejemplo de cómo se resuelven los normales conflictos y desafíos que la preservación y revitalización del patrimonio plantean, cuando lo que se busca es el bien común y un desarrollo sustentable.