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Sábado, 25 de mayo de 2013

El mundo fantástico de Antonio Ledesma

Que el gobierno porteño de Mauricio Macri nunca invirtió ni un centavo en controlar a su industria favorita, la construcción especulativa, es un hecho conocido. Pero el nivel de impunidad ya pasa de drama a farsa y deja en ridículo a ciertos funcionarios, como el benemérito director general de Interpretación Urbanística y Registro, Antonio Ledesma. El director general tiene entre sus tareas firmar habilitaciones, con lo que es víctima de la ceguera selectiva de su gobierno, que no controla ni quiere controlar nada. Ledesma firma y firma cosas, como si el macrismo fuera a estar en el gobierno por siempre, como si no hubiera un mañana.

El último caso farsesco es, nuevamente, en Floresta, barrio acosado por uno de esos booms que recorren nuestro país regularmente (parripollo, cancha de paddle, ahora brandpoint y segunda selección). Pese a su Area de Protección Histórica, el barrio no para de denunciar irregularidades, locales truchos o, como en este caso, habilitaciones falsificadas. Nuevamente, son los vecinos de Salvar Floresta los que encontraron el caso.

Que trata de Bacacay 3501, esquina Emilio Lamarca, el edificio de la foto. Como se ve claramente, el edificio de dos plantas tiene enormes cortinas metálicas cubriendo locales. Si se duda de qué protegen las cortinas, basta ver el cartel de la inmobiliaria Nammi, que en mayúscula dicen ALQUILA. Pero resulta que el 21 de enero de 2013, Ledesma firmó la disposición 138 habilitando la construcción de 487 metros cuadrados en ese lugar destinados a “vivienda multifamiliar, estudio profesional anexo a la vivienda, consultorio anexo a la vivienda”.

La disposición de Ledesma cita largamente la legislación sobre usos y obras dentro de un APH y habla de lo informado por su Area Técnica, para justificar su firma. También cita planos y una memoria descriptiva presentada por quienes iniciaron el trámite 2.340.801/12. Un hecho cae de peso propio: lo presentado, el sujeto del permiso solicitado, no es lo que se terminó construyendo. Y nadie en el gobierno porteño lo notó, sea porque nadie fue a ver si efectivamente se estaba haciendo una vivienda con estudio y consultorio, o una torre de veinte pisos. La alternativa es que alguien sí fue a ver qué hacían y fue persuadido para no verlo.

Como sea, otro papelón.

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