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Sábado, 12 de julio de 2003

El patrimonio industrial

El Cicop está exhibiendo en el Marq los testimonios de un patrimonio todavía poco valorado, pero que marcó a fondo al país.

Por Matías Gigli

Desde que la industria empezó a dejar su huella en nuestro país, muchos fueron los avatares a los que se enfrentó. Los cambios de tecnologías, el abandono y la falta de valoración por años nos llevaron a quedarnos sin muchos de los mejores exponentes de una arquitectura en la que el trabajo es el punto de encuentro.
Los hermosos edificios en ladrillo visto de la arquitectura ferrocarrilera, pasando por la industria vitivinícola, los silos, las refinerías, las casas para el personal ferroviario o los galpones patagónicos son desde hace mucho ejemplos de una arquitectura en vías de extinción. Con su actual muestra en el Museo de Arquitectura, el Cicop se propone revertir el cuadro de olvido y degradación en el que viene históricamente sufriendo este rico patrimonio.
Hasta el 15 de julio se puede ver en la torre del Marq (Callao y Libertador) una muestra sobre arquitectura industrial argentina organizada por el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio, que cuenta entre los adherentes a la muestra al The International Committee for the Conservation of the Industrial Heritage.
La muestra estuvo relacionada con las Jornadas de Patrimonio Industrial que realizó el Cicop los dos primeros días de julio. La idea, según cuenta el presidente del Cicop, Jorge Bozzano, fue la de reunir a profesionales de todo el país para que en dos días expongan los trabajos de investigación y de refuncionalización bajo el lema “Fuerza y riqueza del trabajo colectivo”. En la exposición se reúnen trabajos venidos de Mendoza, San Juan, Buenos Aires, Chubut, Santa Cruz, Córdoba, Río Negro, Santa Fe, Tucumán y hasta uno del Uruguay.
A la infraestructura edilicia de los ferrocarriles de Córdoba, Buenos Aires y Chubut se le sumó en esta exposición un número considerable de trabajos acerca de la industria vitivinícola en Mendoza y San Juan. También se pueden ver trabajos en donde no sólo los patrimonios inmuebles son valorados: los viejos rastrojeros y las motos Puma son piezas de nuestro pasado industrial, de una época en donde era posible proponerse producir en serie y para un mercado interno en expansión. Cecilia Ferro, Estela Amarilla y Juan San Martín los toman como paradigmas de la industria cordobesa. Está presentes también una antigua calera en el Uruguay Medio, obra de los jesuitas, trabajo de Javier Taks de Montevideo.
También se exponen trabajos sobre las bodegas vitivinícolas de Mendoza por Liliana Girini, otro de Bómida Eliana y un tercero del Gabinete de Historia de la Arquitectura de la Universidad de San Juan, siempre del mismo tema. Por último el actual Museo de la Industria en los ex talleres Gran Central en Córdoba, de Teresa Freguglia de Nanzer, liga la renovación urbana con la industria en la áreas vacantes de la ciudad de Córdoba.
Jorge Bozzano, que junto con Federico Ortiz presiden el Cicop, entiende este encuentro como herramienta hacia una más amplia conciencia de nuestro patrimonio. La muestra se complementa con una publicación de 300 páginas con las ponencias de las jornadas.

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El Museo de la Industria en los ex talleres Gran Central, Córdoba.
 
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