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Sábado, 30 de mayo de 2015

El uso macrista del espacio

Los vecinos de Floresta a la altura de la calle Argerich se animaron a festejar cuando el Gobierno de la Ciudad desistió de hacerles otro de esos puentes absurdos sobre las vías. Al macrismo le gustan los puentes más que los túneles porque se ven, salen en la foto, la misma lógica por la cual prefirieron el metrobús al subte. Pero en espacios como los que tiene el Sarmiento en tanto de su recorrido –la vía entre dos calles más vale estrechas– hacer un puente es bizantino. Como no hay cómo hacer rampas directas, a menos que se cancele la circulación de las transversales una cuadra entera a cada lado, se crean curvas, zigzags y demás fantasías para que los autos puedan llegar al puente así. El resultado es un bodrio visual y un peligro, sobre todo con los camiones.

Con lo que todos contentos con que desistieran de hacer otro a la altura de Argerich, cerquita de Nazca. Para peor, los vecinos habían logrado crear una senda verde en lo que siempre fue la vereda de pastito del lado de las vías. Le habían rogado hasta cansarlos a varios gobiernos porteños, con lo que el puente era un doble problema. Pero como en el mundo del macrismo nada termina bien, el puente no se hace pero la vereda verde, destruida para el obrador, tampoco volvió. Lo que hay ahora es una suerte de reserva para trapitos, con horario fijo y una abierta admisión de que buena parte del negocio va “para arriba”.

Como se ven en las fotos, en estos terrenos ferroviarios y por tanto nacionales, se creó un estacionamiento informal que abre a las ocho y cierra a fines de la tarde. La tarifa es modesta, treinta pesos, pero no hay ticket, ni servicios de ningún tipo, excepto el amable cobrador que mira los coches. El hombre le explica abiertamente a los vecinos que un alto porcentaje de la tarifa va a “ustedes se imaginan quiénes” para que “nos dejen trabajar sin problemas”.

Los vecinos de Floresta ya demostraron sobradamente que no se quedan quietos ante estas cosas. En este caso, mandaron más de cien reclamos al gobierno porteño, sin que les contestaran. Gastaron el 147, instalaron el tema en la comuna y no obtuvieron nada, pero nada. Con lo que están sacando fotos de los autos mal estacionados y enviándolos con esa app que permite la denuncia ciudadana, curioso caso de usar un programita de la “modernidad” macrista para arruinarle a uno un negocio.

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