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Sábado, 4 de julio de 2015

Ideas del Tucumán

Diseño de superficie con alma tucumana. Un taller que despertó la creatividad para trabajar con lo propio.

Tucumán es un lugar muy especial que en pocos kilómetros ostenta un acervo material a inmaterial impresionante, algo que pocos emprendimientos de diseño saben aprovechar. Conociendo esta realidad, se orquestó una experiencia que, partiendo de estos tesoros y de una técnica accesible como el stencil, logró crear estampas con identidad y alma tucumanas. La iniciativa estuvo a cargo de Luján Cambariere, periodista especializada en diseño y gestora de proyectos de diseño social, y del reconocido artista y serigrafista Tempe Hernández, con el financiamiento de la subsecretaría de Responsabilidad Social a cargo de Karina Yarochevski, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación que conduce Alicia Kirchner. Coordinado con el apoyo del Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán y la Comisión de Cultura del Jockey Club local, convocados especialmente por la licenciada Silvina Fenik, reconocida gestora de la provincia quien estuvo a cargo de la iniciativa.

El taller buscó unir técnica y contenido desde la óptica del diseño de superficie. Especialidad dentro de la disciplina que apela a la creación de patrones (rapports) para generar estampas que se apliquen a un sin fin de superficies. Desde papeles a todo tipo de productos como blanquería, accesorios, muebles e indumentaria.

Colectivo imaginario

Del miércoles 17 al viernes 19 de junio, 50 diseñadores, artesanos, artistas, estudiantes y arquitectos tucumanos llegaron convocados por un especial cuestionario que debían responder previo al encuentro. Preguntas simples que los hicieran repensarse. Desde la flor, al sabor, pasando por los oficios, fiestas, rebusques, comidas... a lo que ven cuando miran al cielo o suelo tucumano y lo que armó más revuelo: “¿Cuál es el secreto de Tucumán?” Así, el primer día, según cuentan los coordinadores del taller, se habló desde lo que más se conoce –la casa histórica (nunca Casita), el aroma del azahar, la flor del naranjo que inunda las calles en primavera, los lapachos, las deliciosas empanadas–. También de las cosas de las que no se sienten tan orgullosos como los basurales a la entrada de la ciudad, la lluvia negra de los ingenios y el apodo de “gatos” (ladrones). Además de interesantísimos mitos y leyendas como la del perro familiar. Ahí, enseguida, después de la charla, se pusieron a calar las plantillas que les permitirían estampar.

El segundo día de taller ya empezaron a aparecer los más bellos diseños temáticos: flores como azahares, un sin fin de cítricos como naranjas y limones, muchas cañas de todo tipo, las chimeneas de los ingenios, animales y hasta la achilata y roscas, dulces típicos de la región.

“Muchos participantes son emprendedores. Tienen sus propias marcas de utilitarios, indumentaria u objetos, así que este recurso fue muy agradecido sobre todo como disparador de esa creatividad que despierta el trabajar con lo propio con una técnica al alcance. Sobre todo porque muchas veces no hay como una mirada neutral y externa, para valorar lo que se tiene”, comentaron los organizadores.

“Hoy Tucumán en un fuerte referente del diseño, producto de un camino que se inició en 2007. En esta línea, espacios de gestión construidos colectivamente nos permiten fortalecer el desarrollo. Sobre todo tan cerca del Bicentenario cuando todos los ojos estén puestos en la provincia, esta experiencia que investiga nuestra ‘alma tucumana’, para ser transferida como un discurso estético propio resulta más que adecuada. Plenos de imágenes que hablan de nuestra identidad, sumamos el diseño como un referente contemporáneo de lo que somos los tucumanos”, reflexiona Fenik.

Mientras que para la subsecretaría, ocupados en fomentar el desarrollo y la capacidad de gestión local, protegiendo la identidad y la diversidad cultural, una trama productiva que genere más empleo y consensuando, según explican, entre el sector privado y la sociedad civil, este taller tenía todo el sentido. “El Estado acompaña y fortalece proyectos que puedan ser sostenibles económicamente en el tiempo. La autoestima y la confianza no pueden romperse fácilmente, es el capital más importante con el que cuenta el ser humano. Debemos cuidarlos, atesorarlos y potenciarlos. Por eso trabajamos en territorio con equipos interdisciplinario de profesionales y especialistas sobre las necesidades y demandas de los emprendedores para potenciar la producción que realizan. Sabemos que emprender significa poner en marcha una actividad y que una persona emprendedora se hace, no nace. Y podemos hacerlo si contamos con las herramientas necesarias. El conocimiento es una de ellas. Y si podemos compartir ese conocimiento y fomentarlo, creemos que vamos por el camino correcto”, resume Silvina Papasaragas, responsable del Programa Emprendedores de Nuestra Tierra, que hizo posible la iniciativa, viajo especialmente a Tucumán para ser parte y ahora financiarán además un catálogo donde además de la mecánica, queden documentados todos los resultados con el objetivo de que estos diseños pueden dar vida a productos sustentables.

Los protagonistas

“La experiencia me pareció súper enriquecedora. Creo que más allá de la técnica que utilizamos y los aportes que nos dejo, abordar el tema de la identidad de este modo que plantearon los coordinadores, pensar en nuestra provincia desde donde lo hicimos, fue fantástico. Ver lo bueno, lo malo, sentir y vivenciar nuestro lugar, ingresar en él con otra mirada. Eso es lo que más nos cuesta. Apropiarnos de nuestro Tucumán para transcribir en imágenes algo tan abstracto. Este es un verdadero comienzo para empezar a hacernos cargo de lo que nos rodea y expresarlo a través de la imagen. Creo que esta experiencia nos llevó a conocer más de nuestro ámbito y conocernos a nosotros como mensajeros”, cuenta la licenciada en Artes Claudia Flores, participante del workshop.

Para otro diseñador, gráfico y autor de la Marca Tucumán, Jorge Gramajo, el taller también aportó mucho: “Nos dio otra mirada para encarar y diseñar un sistema de trama. Se trata de una serie de elementos que complementan al discurso de una marca. Eso te sirve de apoyo visual para que a la marca no se le tenga que pedir que comunique algo más. Como el taller tenía una impronta tucumana, nos potenció la mirada”.

Mientras que para la artista y arquitecta tucumana Florencia Vivas, participante también los tres días que duró el taller, la experiencia fue super positiva: “La superposición de ideas, conceptos e imágenes y ese sedimento que deja la experiencia colectiva se traduce en ganas de hacer. Activó una maquinaria con el pasar de los días de todo lo que se dijo e hizo, lo que cada uno aportó generando un todo, algo latente, que enriquece. Todas cosas bellas sobre todo por el potencial, por lo que la experiencia nos deja a futuro a todos nosotros. De hecho yo ya empecé a trabajar con una nueva colección de animales autóctonos”, remata.

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