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Sábado, 6 de agosto de 2016

La Cárcel Penitenciaria de Córdoba

 Por Fabio Grementieri

Entre las muchas deudas de interpretación y preservación del patrimonio nacional hay una muy especial con el patrimonio de la seguridad y de la defensa. Se trata de edificios, conjuntos y sitios que generan muchas controversias y desencuentros, y su abordaje respecto de la valoración y la conservación es complejo, más aún en el contexto de los temblores y “grietas” que afectaron a la política y a la sociedad argentinas en 200 años de vida independiente.

Hoy nos encontramos frente al desafío de la preservación de la Penitenciaría del Barrio San Martín de la ciudad de Córdoba, monumental conjunto que el gobierno provincial por la mitad, siguiendo una muy mala práctica que ha venido realizando desde hace varios años, sobre valiosísimas piezas del patrimonio nacional en esa provincia. Entre ellos, la Escuela Olmos, la cárcel del Buen Pastor, el Palacio Ferreyra, la Casa de Gobierno conocida como “Las Tejas”. Todo ello a pesar de los pedidos, reclamos y casi ruegos de especialistas en patrimonio, de ONGs y una parte importante de la sociedad.

En este caso estamos frente a la más extensa obra concebida por Francesco Tamburini, el arquitecto del roquismo, autor de muchos proyectos para la nueva arquitectura pública nacional. Gran representante de la Escuela Politécnica que encaraba el proyecto desde una visión funcional de la arquitectura, este ingeniero italiano fue el primer Director de Obras Públicas de la Nación y mayor responsable de la italianización de la arquitectura oficial argentina entre 1880 y 1900. Fue el creador del prototipo de escuelas secundarias que se construyeron en todo el país en esas dos décadas Entre sus edificios concretados sobreviven la Casa Rosada, el Teatro Colón (del cual hizo el primer proyecto terminado por Meano y Dormal), el Hospital Militar en Buenos Aires. En Córdoba además de esta pieza única de arquitectura carcelaria Tamburini construyó el Teatro San Martín, el Hospital de Clínicas, el Banco de Córdoba, el Mercado San Vicente y la Escuela Normal de Río Cuarto.

Los valores de esta prisión son múltiples. Tamburini aquí intentó responder a las ideas jurídicas dominantes respecto del castigo humanizado, “civilizado” que combinaba trabajo, escuela y religión, como medio de disciplinamiento y reforma, y no meramente de encierro del prisionero. Es por eso un testimonio único de ese pensamiento puesto en práctica como no queda ningún otro en el país. Por el lado de la composición arquitectónica, el edificio toma referencias de diversos modelos europeos, pero también estadounidenses, en una actitud muy “argentinamente universal” que no se dio en ninguna otra parte del mundo. Es un complejo panóptico con múltiple disposición de alas y pabellones, la versión final más sofisticada de una tipología decimonónica. Desde el punto de vista formal y espacial, su imponencia y espacialidad son excepcionales y por su grado de conservación la posibilidad de reciclaje y recuperación es una oportunidad única. En términos urbanos es un importante hito en la extensión de la ciudad y conformación del Barrio San Martín. Y desde el punto de vista de la memoria es un sitio también marcado por el cruento terrorismo de Estado.

Varias piezas importantes de arquitectura carcelaria en todo el país se han perdido, como la que estaba en el predio del parque Las Heras en Buenos Aires, un edificio panóptico de inspiración germánica más simple que el cordobés, diseñado por Ernesto Bunge en la década de 1870. Otras, como el penal de Ushuaia, son importantes centros de memoria, cultura, recreación y turismo. El gobierno de la provincia de Córdoba tiene que encontrar la fórmula para conservar la integridad total del monumento, honrar la memoria, aprovecharlo como recurso patrimonial y de desarrollo y atender a los crecientes pedidos de la sociedad sobre preservación cultural. Para ello cuenta con la ayuda del Municipio, de las oficinas técnicas especializadas en conservación y los notables expertos en patrimonio que tiene Córdoba y también la colaboración de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. Si el gobierno provincial no cuida este patrimonio, la ciudadanía de Córdoba y de todo el país seguramente se lo demandarán.

El autor es arquitecto, especialista en patrimonio y vocal de la CNMLBH.

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