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Sábado, 26 de febrero de 2005

Una lata en Liebig

Para los que amen el pintoresquismo literal –el puesto de panchos con forma de pancho, la casa del corredor de TC con forma de auto, el kiosco con forma de honguito– el litoral acaba de hacer otro aporte a la alegría general. Los baqueanos recordarán un pueblo correntino que se enorgullece como “capital provincial de la gallina Leghorn”. Tanto, que casi en la vera del río Uruguay, a la entrada, erigieron hace años una titánica gallina de hormigón, pintada de gallina, como un enano de jardín de varios metros de altura.

El entrerriano Pueblo Liebig honró del mismo modo al producto que fundó, literalmente, el lugar. Hace un siglo largo, el barón Justus von Liebig inventó el extracto de carne, refuerzo alimentario que ayudó a niños enclenques –o resfriados, o con madres seguidoras– antes del descubrimiento de las vitaminas. El barón puso fábricas en Argentina, una a pocos kilómetros al norte de Colón, que resultó en el pueblo que lleva su nombre y que en su pico de gloria faenaba 3000 cabezas por día, enlatando carnes y jugo.

El sábado 22 de enero, en medio del local Festival de la Identidad y el Patrimonio, el presidente de la Junta de Gobierno de Liebig –población actual, 700 personas– inauguró un monumento a la lata de carne del barón von Liebig. Pintada por José Garay, la lata monumental luce la etiqueta “Corned Beef” frente a la iglesia local y a un segmento de la antigua “manga” de ganado.

El que visite Pueblo Liebig se encontrará con un raro caso de planeamiento urbano casi perfectamente conservado. La “Fábrica Colón” fue construida en 1903 sobre un antiguo saladero y todavía es visible el puerto en el que se embarcaban sus productos directamente a Europa. También están las cuadras de vivienda obrera, las calles con casas para directivos y empleados jerárquicos, y las áreas comunes. La empresa inglesa Liebig’s Extract of Meat Company operó en Argentina hasta 1980, cuando los cambios de legislación de la Unión Europea, los cambios de tecnología y los cambios en el gusto de los mercados hicieron obsoleto su producto. El frigorífico duró hasta 1997 en manos argentinas y cerró hace casi 8 años. Sus ex empleados realizan hoy tours de las instalaciones para los que se acerquen a verlo.

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