Lorena Giller y Juan Pablo Silva se conocieron a través de la magia del torno. A los dos los atrapó desde muy jóvenes el trabajo en arcilla (ella estudió en la Escuela Nacional de Cerámica y él, en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón) y la vida los cruzó con un encargo, más precisamente un relicario para un templo budista.

Desde ese momento realizan juntos trabajos de alfarería y “objetos de arte cotidiano”, como ellos denominan a un sinfín de vasijas, teteras, tazas, platos, fuentes, salseros, morteros y sets para sushi, entre otros, en cerámica esmaltada. Además realizan piezas en grés (arcilla de altas temperaturas) y raku, técnica influida por el budismo zen.

¿Su marca registrada? Los exquisitos colores que logran que van desde los más variados turquesas, pasando por los verdes, ocres, terracotas y lavandas a través de mezclas propias de un alquimista. Sumado a piezas que en su estética denotan sus gustos personales por la filosofía y el arte oriental, como preciosos cuencos que ofician de tazas. “En Oriente, la forma guarda un sentido. Al argentino, a veces, le cuesta pensar una taza sin asa, pero es justamente esto lo que te permite tomar contacto directo, por ejemplo, con la temperatura del té”, aclara Giller. Y también las producciones más autorales de Silva inspiradas en la pintura tibetana (tang-kas).

Además, en su taller dictan clases de alfarería manual, torno, modelado y cerámica escultórica, raku y grés, y distintas técnicas de acabados y decoración como distintos tipos de óxidos, engobes, esmaltes, pastas coloreadas, grabados y cuerda seca.

¿La cerámica como material de culto? “Tiene una enorme plasticidad y, sin dudas, es uno de los materiales más nobles, ya que viene de la tierra. El mundo empieza y termina en la arcilla”, señala Silva. “Con ella, logramos dar calidez a muchos ritos cotidianos y eso, sin dudas, es lo más interesante”, suma Giller por su parte n

* Rito: 4702-1745 - www.ritotaller.com.ar