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Sábado, 31 de diciembre de 2005

PUERTO MADERO

La esquina de Macacha Güemes

La esquina de Macacha Güemes y la Avenida de los Italianos, en el barrio de Puerto Madero, se convirtió en el lugar más codiciado de la ciudad. No es una promesa de valoración y prestigio, ya es una esquina de lujo en “la isla” de Puerto Madero.

El tema, como siempre, viene por el lado de cuánto darles a los antiguos vecinos del lugar para que dejen la tierra a los nuevos negocios. Para entender mejor el tema conviene repasar la conformación del lugar:

Macacha Güemes e Italianos se encuentran en una rotonda con vecinos notables como el Hotel Hilton, terminado hace algunos años y proyectado por el estudio de Mario Roberto Alvarez; la nueva Torre Repsol-YPF que se está levantando y será la mas alta de Buenos Aires, con proyecto del tucumano norteamericanizado César Pelli; en la tercera esquina y también en obra está el Madero Center, proyectado por el estudio Dujovne-Hirsch; y en la cuarta esquina la frutillita del barrio, el campo de deportes del Nacional de Buenos Aires, que desde 1914 y sin ningún halo fashion reside en el barrio. Hasta ahora todo bien, la historia reciente y los vaivenes del más alto business inmobiliario de la región marcan los tiempos y las necesidades. Es así que llegó la hora de correrse a un costado el campo de deportes y dejar inexorablemente paso al “progreso”.

En esos terrenos, en donde desde hace décadas se hizo deporte, están proyectadas desde el Master Plan de Puerto Madero cuatro esbeltas torres. La Corporación Antiguo Puerto Madero llamó a una licitación para la construcción de las primeras dos de ellas y se firmó la venta con la firma del rector Jaim Echeverry, ad-referendum del Consejo Superior de la UBA. El comprador tiene como cara visible el estudio de arquitectura Fernández Prieto, que en estos días construye otro emprendimiento enfrente.

La movida viene complicada porque entran en el asunto varios factores. Por un lado, la oferta compensa a la universidad vender la afamada esquina con terrenos contiguos hacia el norte, que actualmente son de la Armada. Pero las nuevas tierras no tienen el mismo valor de mercado que las vendidas, ya que ahí no se puede construir, sólo usarlas como campo de deportes. La segunda parte entonces viene con la compensación en dinero.

El negocio es por lo menos difícil de cerrar y, como en todos los casos en que se habla de dinero fuerte, llama a parar las orejas y abrir bien los ojos. La universidad designa a su vicerrector, al arquitecto Berardo Dujovne, como parte negociadora. La designación parece en principio bien encarada: Dujovne es un conocedor de la zona y de los negocios que se hacen en ella. Es parte del pequeño grupo de elite que participa de los nuevos trabajos del área. Pero hay quienes ven además de esta idoneidad demostrada ya con las dos torres El Faro y ahora con el nuevo Madero Center a un actor de la zona claramente volcado al servicio de los emprendimientos inmobiliarios. ¿Puede Dujovne ponerse a defender los intereses de la UBA, sabiendo que aún faltan adjudicar las otras dos torres en el lugar y seguramente hará todo lo posible para conseguirlas para su oficina y seguir trabajando en la zona? ¿Justo la figura de Dujovne para ordenar los papeles de la carpeta de la universidad en el tema de la esquinita de Macacha e Italianos? ¿Es tan descabellado entender que el tema requiere de la mayor transparencia posible, para que nadie pueda dudar de que exista incompatibilidad de intereses en el tema?

La cosa no está tan clara; esperemos que para marzo vengan mejor barajadas. Parece más razonable esperar al nuevo rector para vender la joya más preciada de la UBA.

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