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Jueves, 1 de enero de 2004

ROCK ARGENTINO PITY ALVAREZ

Desfachatado

¿Por qué Pity Alvarez es el gran personaje rockero del año? Porque sacó un disco –No es sólo rock’n’roll– que es, en un punto, revelador. Tiene muchas canciones buenas, un hip hop fundacional para el mainstream argentino (“Una vela”) y la energía de un cantante tierno y podrido. El trance del último tiempo de Pity fue tan atolondrado como natural. Separó a Viejas Locas en el momento en que se había convertido en una empresa barrial segura y armó Intoxicados sin elaborar ningún duelo. Los resultados están a la vista, en un disco promisorio (Buen día) y otro... ¿quedará muy mal decir consagratorio?
No es sólo... convierte a Pity en una estrella de rock rara: arrabalera, amoral, esquizoide y ecologista. En ese universo de contradicciones y tropiezos permanentes, el Pity le reza al “Padre Sol nuestro”, tiene sueños electro-psicodélicos (Don Electrón) que recuerdan su pasado de buen alumno para física y química, describe la miseria del entorno y rescata la hidalguía de los perros y los mendigos. A lo largo del año, este cuerpo extraño del rock terminó de sacarse de encima el lastre estón (aunque siga siendo un emblema del movimiento) y creció como compositor nacional moderno. Creció.
Mientras tanto, la idea de “mito viviente” empieza a rodearlo como un aura y también como una camisa de fuerza. Pity es el personaje zarpado que vive en Piedrabuena, que tiene un montón de perros y que consume todo tipo de sustancias ilícitas mientras escucha a María Marta Serra Lima. Pero cuando habla de drogas (al menos de drogas duras), Pity no jode. En la entrevista con Rolling Stone, puso en escena periodística su “adicción” al crack de un modo nada glamoroso ni apologético. Poco después, en una nota de tapa con Los Inrockuptibles (otro síntoma de su salto de fronteras estéticas), sacó de la galera una frase casi aforística: “El rock es un escarabajo que carga cien veces su peso”.

Signos vitales
La revitalización industrial del rock argentino tuvo el empuje de muchas ediciones pesadas: Esperando el milagro (Las Pelotas), Máquina de sangre (Los Piojos), Detonador de sueños (La Renga), Para los árboles (Spinetta), Rock and roll yo (García), Infame (Babasónicos), Sigue tu camino (Los Auténticos Decadentes), Antihumano (Attaque 77), Vivo acá (Divididos), No es sólo rock’n’roll (Intoxicados)... Más allá de los multitudinarios y aglutinadores Cosquín y Quilmes Rock, hubo espacios para casi todo tipo de tendencias. Otros artistas que mantuvieron vivo el fuego sagrado: Fantasmagoria, Qué Out!, The Tormentos, Los Natas, Julián Aznar, Estelares, Bad Boy Orange, L. Camorra, Bambolinas, Sendero, Miranda!, Florencia Ruiz, Flopa Manza Minimal, Champions, Responsables No Inscriptos, Travesti, Palo y La Fuerza Suave... Esto vive.

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