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Jueves, 10 de junio de 2004

EXCLUSIVO: “TO THE 5 BOROUGHS”, EL NUEVO DISCO DE LOS BEASTIE BOYS

En Nueva York confiamos

Seis años después del brillante “Hello Nasty”, vuelven con más ritmos infecciosos y rimas filosas. Hay menciones críticas a Bush, referencias a la cultura basura que tanto les gusta y declaraciones de amor a su ciudad, la de los cinco barrios y las torres que no olvidan.

POR ROQUE CASCIERO

Hace mucho, mucho tiempo dijeron que peleaban por su derecho a divertirse, en una clara tomadura de pelo a los músicos concientizadores. Pero después se embarcaron en una lucha seria por la independencia del Tibet de la opresión china. Y ahora están a punto de regresar con un muy buen disco que, en varias de sus canciones, insta a los norteamericanos a echar a George W. Bush de la Casa Blanca. En medio del camino, los Beastie Boys hicieron algunos de los mejores discos de los ‘80 y los ‘90 (Paul’s Boutique y Check Your Head), y fueron los primeros MCs blancos en ser aceptados por la comunidad negra hip hop. Pasaron seis años desde Hello Nasty y en ese lapso cambió mucho el panorama, tanto de la música como de Nueva York, la ciudad de la que Adam Yauch (MCA), Mike Diamond (Mike D) y Adam Horowitz (Ad-Rock) son orgullosos habitantes. De hecho, el título del disco, To the 5 Boroughs, es la referencia-homenaje los cinco barrios que la componen. Por eso el arte de tapa es un dibujo del paisaje de Manhattan visto desde el sur, incluyendo –tal como hicieran en el cine Martin Scorsese y Spike Lee– las desaparecidas Torres Gemelas. “Querida Nueva York, espero que te esté yendo bien/ sé que ha pasado mucho y que pasaste por el infierno/ así que te damos las gracias por darnos un hogar...”, rapean en An Open Letter to NYC, uno de los quince tracks del nuevo álbum, que será publicado mundialmente la semana próxima y que el No adelanta en exclusiva. El tono de la canción no es sombrío sino de esperanza: “Desde el 9-11 seguimos viviendo/ y amando la vida que nos han dado/ no existe nada que vaya a sacarnos eso/ nos vemos bien y enérgicos porque en la ciudad confiamos”.
Pero el amor por la ciudad no les nubla el juicio a estos tres ácidos artistas que ya se aproximan a los 40. Por eso no dudan cuando atacan en It Takes Time to Build: “Quizá sea tiempo de poner en tela de juicio al texano/ y al músculo militar que quiere flexionar/ Cuando Bush termine su mandato, ¿qué quedará?/ Venta de votos como si fueran éxtasis en las discotecas/ Destrucción ambiental y deuda nacional/ Pero un montón de dólares en el gran cofre de la guerra”. Yauch, el activista político del trío, no cree que el trío hable de cosas sobre las que sus compatriotas no piensan cada día. “No es que aparecimos con estas ideas brillantes y novedosas”, asegura. “Lo único que decimos es: ‘Tenemos que echar a Bush de la Casa Blanca mediante el voto’. Básicamente tenemos que hacer de Estados Unidos lo que podría ser: una verdadera democracia en la que la gente se acepte entre sí. Nosotros no somos políticos. Hacemos música que aparece en un momento crucial. Simplemente sentimos que es importante divertirnos pero, al mismo tiempo, no simular que no tenemos a un mentiroso como presidente, y ver que las mentiras cada vez se vuelven más profundas y más peligrosas.”
Según el BB budista y verdadero mentor de los Conciertos por la Liberación del Tibet, la política tiene mucho que ver con el estado actual del hip hop: “Los raperos más politizados no salen del underground. ¿Por qué no son famosos grupos como Dead Prez? Clear Channel (una compañía dueña del 10 por ciento de las radios y de los principales lugares donde tocar en Estados Unidos) está contenta con que a los chicos sólo les interese la diversión. Eso es lo que quieren: que la gente gaste todo lo que pueda para que no cuestione lo que está pasando. Esperen, ¿estamos luchando contra Irak en defensa del 9-11? ¿Eh?”. Yauch se pregunta si los artistas deberían ser más conscientes de lo que dicen en sus letras. “Para mí, tiene que existir un balance. Si leés en el diario que Bush gasta más de 100 mil millones para ir a la guerra en Irak, ¿cómo no vas a decir algo acerca de eso? ¡Es una locura!”
“Sentimos que era necesario decir algunas cosas, pero el 75 por ciento del álbum somos nosotros tratando de entretenernos y de pasarla bien entre los tres”, tercia Diamond. Y da en el clavo. Con su visión política ytodo, To the 5 Boroughs es un álbum muy divertido y de duración justa (apenas sobre los 40 minutos), hecho según los dictados de la old school del hip hop: tres MCs y un DJ, como el título de una canción de Hello Nasty. El hombre tras las bandejas es, otra vez, el fantástico Mix Master Mike, que se luce especialmente con su sinfonía de scratching en Right Right Now Now y con sus cortes impecables en 3 the Hard Way. Los BB apenas desempolvaron la batería para grabar golpes y el bajo para algunas bases, pero el resto son sonidos cargados a las computadoras de los MCA, Ad-Rock y Mike D, y procesados hasta ser modernos y clásicos al mismo tiempo. Hay samples como cita, pero también como arcilla para el moldeado de los tracks, desde los beats hasta las melodías electrónicas. Y montones de palabras, a veces lanzadas sin sentido aparente más allá de la ensalada de imágenes que mezcla personajes oscuros de la cultura pop (Lorne Greene, el padre en la serie Bonanza, y DeForest Kelley, el médico de Viaje a las estrellas) con el estado del hip hop (Rhyme the Rhyme Well, o Rimá bien la rima), entre otras menciones.
Está claro que el método compositivo no ha variado: cada track comienza con un sample en la compu de cualquiera de los tres, que se usa hasta que toma forma de base. Después se revisan los fragmentos y, a veces, los que tienen un tempo similar convergen en una sola canción. “Cada tema es diferente, pero el beat es crítico en un track clásico de hip hop, porque es lo que se te mete en la sangre, en el corazón”, asegura Yauch. “Es lo primero que te golpea y quizá lo último que permanece con vos. Con toda honestidad, no sé si se puede hacer un gran track de hip hop sin un gran beat.” Las letras se arman improvisando y corrigiendo, al menos en el universo de los Beastie Boys. El problema es que, a veces, cada uno de los habitantes tiene ideas distintas: “Los tres tenemos que hacer todo juntos”, afirma Horowitz. “Uno dice: ‘Tengo esto, es así’. Entonces tenemos todo un debate sobre una oración o sobre la batería. Realmente es un dolor de huevos.”

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