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POR INA GODOY Desde Montevideo
Es como si en la estación de trenes de Constitución se instalase un megaproyecto cultural durante cinco meses, con escenarios y sucursales de los mejores pubs de la ciudad en los andenes, ateliers con artistas de toda calaña trabajando en las oficinas, y exposiciones de lo más variadas en las galerías. Eso es Viene, el evento cultural y artístico del año en Montevideo. La postal es realmente atractiva, ambiente nocturno fiestero en un marco de enormes estructuras de hierro y altísimos techos de chapa, gente escuchando música, tomando algo o bailando entre las vías, alrededor de enormes fogatas. Eso es lo que imaginó Francisco Quico Ferrés (31) el día que detuvo su auto frente a la enorme estatua del general José Gervasio Artigas, que da la bienvenida en la Estación Central de Ferrocarril: “Recordé que Artigas decía que las naciones están unidas por los ríos, que el agua es la sangre que corre por las venas y, en esta región, el Río de la Plata viene bajando y desemboca en Uruguay, un país chiquitito, inventado por los ingleses, entre dos potencias que son Brasil y la Argentina, entonces me pregunté: ¿qué hacemos nosotros acá?, ¿cuál es nuestra función en todo esto?”. Ese día nació Viene y sólo dos meses más tarde, el 10 de julio, se abrieron las puertas. “Veo en la cultura una gran oportunidad y sigo a Artigas con aquello de ser tan ilustrados como valientes”, dice Ferrés, que siguió al pie de la letra el mandato del general, con una ambiciosa propuesta cultural de 60 mil dólares mensuales de presupuesto y más de 500 personas –casi todos jóvenes de no más de 30 años– trabajando para eso.
La Estación Central como lugar físico del evento es un referente, por ser el punto donde convergen todas las vías del Uruguay. A pesar de las exigentes dimensiones del edificio, que fue construido en 1897 y permaneció cerrado los últimos 8 años, los resultados muestran una increíble adaptación. A lo largo y a lo ancho de 20 mil metros cuadrados, la propuesta de Viene incluye, en la planta baja, un escenario para 15 mil personas y otro para 2 mil, 12 sucursales de los boliches más concurridos de la ciudad y Estación Carnaval, la mayor muestra del género realizada en el país. En el primer piso, 44 ateliers de pintores y escultores que realizan sus obras con espectadores permanentes y 5 salas de espectáculos para 250 personas. En el segundo, una galería cultural que incluye desde la venta y exposición de objetos de arte y diseño independiente hasta la presencia de editoriales y sellos discográficos. Sí, todo eso en un solo lugar, a lo que se suman algunas iniciativas como los Cafés Holísticos, donde profesionales de distintas disciplinas artísticas se reúnen a intercambiar ideas todas las semanas; o la invitación de Perro Rabioso (perrorabioso.com), que ofrece su archivo videográfico de registro de obras escénicas, videodanza, videoarte y documentales independientes, con el objetivo de preservar, investigar y difundir el arte en todas sus formas.
La lista de todo lo que vino y vendrá es interminable, por los andenes ya pasaron los Wailers, Auténticos Decadentes, Paquito d’Rivera, Divididos y lo más candente de la escena uruguaya como Astroboy, La Teja Pride, Bufón y un largo etcétera. Sin embargo, en los pasillos de la Estación Central todos saben que lo mejor todavía no llegó. “Se viene un buen porcentaje de improvisación, porque yo no soy un visionario como mucha gente cree. Todo lo contrario, soy un demente que me dejo llevar por lo que siento que tengo que hacer, y lo hago a pulmón, con un grupo de gente joven que trabaja de la misma forma”, dice el responsable del megaespacio cultural. “Escuchar a Neil Young diciendo que la cabeza es una computadora, producto de una acción o una creencia, me cambió el rumbo. Por eso, en la era del capitalismo, lucho por un sistema cultural porque si para mí el capital son las personas y para el otro la plata que tiene en el banco, nunca nosvamos a poner de acuerdo”, dice Ferrés, cuyo back-up no incluye otra formación más que la de un padre con el que soñó fundar un pueblo de artistas en busca de los valores humanos y un grupo de amigos que siempre lo señalaron a la hora de organizar sus fiestas.