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Costaron 14 años para que Hernán Valente, cantante y guitarrista de Cadena Perpetua, viva de la música: como dueño de una sala de ensayo. También para que Edu, bajista y cofundador, deje su trabajo como mensajero-motoquero y el Chino, segundo baterista, pueda abandonar el reparto de pizzas a domicilio. “Empezamos jugando sin pensar que íbamos a grabar un disco. Mucho menos que íbamos a tocar tanto tiempo, pero siempre la peleamos. La base está en hacer lo que querés, tratando de que nada te cambie. Nosotros seguimos siendo igual que cuando empezamos. Mientras hagas lo que quieras, los años pasan y vos seguís estando, y sin canas”, dice. El ascenso paulatino de esta banda bien referenciada del punk rock local se precipitó a partir de la primera edición del cuarto y último disco, Malas costumbres. Las 3 mil copias que tiraron en noviembre del 2003 se agotaron y hubo que hacer una nueva edición para compensar otros fans y apoyarla con una gira por 20 ciudades, que llamaron Desde el Infierno. “Estamos en el infierno y nos debemos salvar entre todos”, define Hernán. Luego de dos Cemento a pleno, Cadena unió norte y sur con la intención de salir empatados y la recorrida fue brava. “Nos cuesta porque vamos en combi con elementos de sonido propios. Los gastos son muchos, porque te cobran por kilómetro. Pero, bueno, hay que hacerlo. Encarar las rutas a pizza y hamburguesas, y darle para adelante.”
–¿Valió la pena?
–Fue la primera vez que fuimos a Jujuy y había como 400 chicos, que nos venían escuchando de hace mucho. Se sabían los temas de los 4 discos. Lo mismo nos pasó en el sur, en Comodoro Rivadavia. Tocamos un domingo muy tarde y sin embargo había bastante gente. Los dos extremos del país nos sorprendieron. Nunca imaginé que nos escucharan de tan lejos.
–¿Qué opinás de la escena punk rock argentina?
–Hay muchas bandas, pero están desunidas. Ya no se hacen festipunks y prima el individualismo, porque los managers provocan que los grupos sigan sus propios caminos.
–¿Ustedes tienen un techo?
–No sé... Sólo digo que en este estilo de música, el tiempo tiene mucho que ver porque los pibes no se comen cualquiera.