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Jueves, 5 de mayo de 2005

ENTREVISTA CON ANDI TOMA, DE MOUSE ON MARS

Nueva placa teutónica

¿Puede la música electrónica tener discurso propio? Puede. Desde las entrañas de Düsseldorf llegan noticias de este laboratorio “dance” alemán, que en octubre visitará Buenos Aires. A tono con esta época de flamante Papa alemán, los MOM presentarán su reciente Radical Connector.

 Por Yumber Vera Rojas

Pasaron 96 años desde que Filippo Marinetti reveló el Manifiesto Futurista, que en su primer ítem dejaba en claro su intención de cantar el amor al peligro y el hábito de la energía y de la temeridad. Esa elocuente declaración desfachatada, sin mohicanos ni alfileres, simboliza también entre cables y beats el nihilismo sonoro que motivó el año pasado, casi una centuria más tarde, a los alemanes Mouse on Mars a editar uno de los mejores discos de la electrónica mundial en el 2004. Radical Connector, su nuevo álbum, encontró un equilibrio precioso entre el minimalismo de su alba y el desarraigo del carácter tonto del pop. Andi Toma, fundador junto con Jan St. Werner de este laboratorio establecido en Düsseldorf en 1993, cuenta al No: “Ahora queremos focalizarnos en la composición sin perder nuestra identidad ni alienar el proceso creativo de la canción, algo muy importante para nosotros. Tratamos de hacer una conexión radical entre la música experimental y el pop. Este último disco fue muy importante para probar esta idea. No sé si en nuestro próximo trabajo seguiremos esta línea, pero espero que podamos descubrir nuevos modos de hacer música”.

Tras cuatro años de su primera y hasta el momento única visita a la Argentina, Mouse on Mars volverá en octubre en el marco de una gira latinoamericana para presentar en vivo Radical Connector. Mientras que el microhouse y el ambient techno de Gustavo Lamas ganan reputación en Alemania y la indietrónica en el país –otro de los semblantes característicos del trío alemán– se hace espacio con Lisandro Aristimuño y la internacional Juana Molina, Andi Toma y compañía ya empiezan a hacer una lista de los discos que se llevarán en su venida. “Hay cosas muy buenas por allá. Espero conocer nuevos exponentes al regresar, pues no se escucha mucha música argentina acá”, dice desde Düsseldorf.

En la lozana obra Radical Connector, que secunda al ambicioso Idiology, el ahora trío alemán –con la inclusión del vocalista y percusionista Dodo Nkishi– revisa desde el déjà vu las cadencias de la música afroamericana. “Si uno mira la estructura de las canciones y las voces, hay muchos elementos de esas influencias que ayudan a complejizar la propuesta. Cada tema incluye mucha información de nuestro propio background musical.” En Radical Connection, Mouse on Mars empujó el IDM, el minimal techno y el glitch hacia el dancefloor. “Nuestra música está bastante lejos del dance, pero incluye muchos elementos rítmicos y armónicos que a menudo funcionan de un modo muy físico en su conjunto. Queremos estimular el movimiento. La gente no necesita bailar como lo dictan las reglas del dance. Intentamos que nuestra música sacuda el cuerpo de los que la escuchan. Tratamos de que la información se transmita de la cabeza al cuerpo sin pensar demasiado. Justamente, ése es el problema del IDM: se piensa demasiado.”

En estas instancias, el dance y la electrónica teutonas tienen mucho para decir. Aunque su inventiva rebasa los parámetros del establishment, sus artífices no toman en cuenta la media. Es matemática simple. “Generalmente, la música electrónica inglesa es más flexible y la industria británica está siempre atenta a nuevas invenciones. Ellos quieren oír ideas todo el tiempo. En Alemania es más estricto y tal vez un poco más conservador, pero no quiero hablar mal de mis colegas alemanes.” Junto con Pluramon, Michael Mayer, Ellen Allien, Ada, Kreideler, Ulrich Schnauss, Laub, Markus Guentner, Kante, AGF, Herrmann und Kleine y Ulf Lohmann, Mouse on Mars representa las texturas de la electrónica y el dance alemán de la segunda mitad de los ‘90. Aunque, al mismo tiempo, tratan de tomar distancia del pelotón. “La música electrónica nunca fue importante para Mouse on Mars. No nos preocupamos por formar parte de la escena electrónica germana. Para nosotros se trata de crear música con máquinas electrónicas sin involucrarnos con el movimiento. De hecho, estamos muy conectados a una música orgánica que siempre repara en los instrumentos que utiliza. Cuando creamos un sonido a partir de un software, tratamos de construir un nuevo instrumento.”Paradójico al imaginario futurista, la electrónica moderna tomó distancia del componente político. Sin embargo, el grupo post-techno alemán puede pensarse como la excepción a la regla. Su disco Idiology lo fundamenta. “Se tiende a pensar que una determinada música no puede ser política si no tiene un punto crítico o letras que hagan referencias a determinados temas. Tal vez política no sea la palabra adecuada para definir este aspecto de nuestra música, pero sin dudas existe una intención crítica.” Desde esa producción, la banda encontró en las voces un elemento residente dentro de su obra. “La intención de utilizar voces no es muy distinta a la de usar cualquier otro instrumento. Las letras abarcan un espectro muy amplio, pero preferimos mantenernos en un plano abstracto para respetar la estructura de nuestros temas.” Es difícil definir un imaginario sonoro de estos germanos. Luego de transitar ocho discos, el desconcierto es un elemento más dentro de su laboratorio transparente y minimalista. En su nuevo álbum la percusión también juega un rol protagónico. “Tenemos miles de influencias. Escuchamos mucha música y analizamos todo lo que oímos, pero eso no significa que tengamos un rumbo declarado una vez que empezamos a trabajar. No queremos aburrirnos del proceso creativo.”

Justo en el 2005 se cumplen 10 años del maravilloso Iaora Tahiti, quizá la mejor entrega no sólo de Mouse on Mars sino de la electrónica alemana durante los últimos tiempos. “Todo pasó muy rápido desde aquel segundo trabajo. Cuando empezamos no sabíamos que íbamos a formar un grupo o algo parecido, sólo buscábamos el modo de crear nuestra música de la mejor manera posible. Nada estuvo premeditado. Todo el tiempo tratamos de destruir estructuras previas y explorar nuevos sonidos. Tal vez Radical Connector es nuestro disco más relajado, porque al momento de hacerlo sentimos que ya no teníamos que demostrarle nada a nadie.”

Pese al rasgo determinante de Can o Kraftwerk en la música popular contemporánea, no son feligreses exclusivos, en esta época de flamante Papa alemán, de ese templo. Son algo así como politeístas. “Respetamos mucho a grupos como Kraftwerk o Can, pero nuestras influencias no están acotadas a artistas alemanes. Mucha gente nos compara con Kraftwerk, pero no ven que ellos abrieron el camino para un montón de música muy diferente entre sí. Creo que Kraftwerk fue una gran influencia para el hip hop, por ejemplo, pero todos los vinculan con la electrónica.”

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