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Jueves, 18 de agosto de 2005

LEO GARCIA SE HIZO MAS ROCKERO

Cansado de lo ambiguo

Sin dejar del todo su tono pop, el disco Cuarto creciente descoloca al oído desprevenido con cadencias de rock. García se puso a entrenar su nuevo look mientras escuchaba a los Red Hot Chili Peppers, Metallica, Ramones y Pappo. “Tenía una necesidad muy grande de gritar”, dice.

POR YUMBER VERA ROJAS


Lo emotivo de la obra de Leo García es su sinceridad. Sus canciones lo calcan minuciosamente y sus discos ovillan esa conjunción de pequeñas historias que personifican su propia biografía. Si Vital, su debut, representa el arrojo indie, Mar encarna la melancolía y Vos la queja constante, Cuarto creciente, su cuarto larga duración como cantautor, apuesta por el enamoramiento. El antiguo juglar de Moreno reseña: “Antes de grabar el disco estaba a la deriva. No tenía claro quién era Leo García arriba del escenario. Vos no me dejó buenos resultados personales. Estaba muy confundido y quería más de lo que había logrado. Pasé bajones que me estancaron. Me encerré en mi departamento y preparé una cosa muy electrónica y extraña. Me presentaba en lugares chicos como Sonoridad Amarilla. Era muy under todo. Pero apareció un manager fantástico que me ayudó mucho. Mi historia como artista tiene que ver con la necesidad de tener un manager, buenos músicos, excelentes productores y un padrino maravilloso como Gustavo Cerati. Precisaba una carrera visible y tangible. Salí de la rutina y volví a mi lugar de nacimiento. Me encontré con los músicos del barrio, y fuimos a una sala de ensayo. Surgió una cuestión muy garage, y comencé a tocar la guitarra y a cantar”.

Sin pretender estancarse en ninguna jurisdicción, las canciones de Cuarto creciente están impregnadas de la tonada pop propia de la FM. Su viejo compañero en Avant Press, y recientemente ex El Otro Yo, Ezequiel Araujo, asumió el compromiso como productor de darle ese tinte al material. “Estuve escuchando mucho a Prefab Sprout y el Roxy Music de Avalon. Hice este trabajo con la intención de que sonara en la radio y en la tele. Ezequiel aportó muy buen audio y mucho empuje.” Lo que descoloca del nuevo álbum de Leo es la revelación de su cadencia rockera. “Empecé a hacer ejercicios, y mientras entrenaba escuchaba a los Red Hot Chili Peppers, Metallica, Ramones y Pappo. Me hinchaba las pelotas estar vinculado con lo ambiguo y con cierta parte débil del hombre. Y no me siento así. Me cobijé en el rock porque tenía una necesidad muy grande de gritar, de tocar, de saltar, de transpirar la camiseta. El rock no es nada más que música.”

Si bien advirtió la práctica grupal desde su conexión con Los Imparciales, durante su show el pasado año en el Ciclo Nuevo! del Teatro San Martín la redimió presentándose junto a un trío de yeites hirientes. “Trabajé con Los Imparciales porque estaban los chicos. Siempre me manejé por las energías que llegan, pero tengo que creer en el proyecto. Soy Leo García, y eso no lo puedo dejar de lado. Aunque tocaba con ellos, no dejaba de ser mi show.” No obstante, García regresa a su estampa como solista. “Pronto presento el disco en La Trastienda. Voy a tocarlo solo. El vivo es rockero. Les doy atención a la guitarra y la voz. Trato de crear situaciones donde someto al público a entender el cambio. Esa noche voy a tocar La balsa, que es el tema característico del rock nacional. En la época de Vital o Mar ni en pedo lo hubiera hecho. Me parecía una obviedad total. Es como cantar Zamba de mi esperanza o Mi Buenos Aires querido. El corte Tesoro, incluido en Cuarto creciente, lo armé sobre la base de La balsa. En el recital los engancho. La sobrecomposición está muy de moda ahora.”

A diferencia de su disco anterior, en Cuarto creciente, que tiene como primer corte el tema que le da título al larga duración, Leo García invirtió sus fichas en el desapego. Asimismo, se animó a interpretar sus propias líricas. “Me incentivó haberme enamorado. Es como una cosa mecánica en un artista. Me detuve en ese momento que parece cursi. Cuarto creciente tiene mucha conciencia de todas las vivencias que tuve. Soy muy sensible, lo que canto lo siento de verdad. En Y más digo que hay que irse del barrio. Ahí está la clave que propongo. El rock barrial tiene como postura quedarse en el barrio para tomar cerveza y no pensar en nada. Yome fui del barrio. Eso no quiere decir que vaya a dejar mis raíces. Tiene que ver con una nueva generación que se desprende de la familia. Hay un trasfondo en eso.”

Entre las campanadas que progresivamente descubre esta producción, aparece el primer cover que registra García en su discografía. Se trata de Estrechez de corazón, el golpeador éxito que legó el álbum Corazones, del grupo chileno Los Prisioneros. “Llegué a ella por Gustavo Santaolalla –productor de ese disco–. Escuché el single y el remix del original. Estrechez de corazón tiene la base de New Order, con una guitarra muy Blue Monday. Le quise dar un toque muy español, incluso pensé en ponerle castañuelas. Pero quedó muy euro. Ahora voy a hacer una adaptación más dance para el vivo. Es la única canción del disco que se queja del amor.” Entre los temas que se desprenden de este trabajo se apuntala Subí subí, un carnavalito batucada con una previa de raggamuffin. Al igual que Hay sol, está rociado por la travesía que experimentó Leo en el norte del país. “Me estaba poniendo muy obsesivo con el asunto del romance, entonces me fui a Santiago del Estero, Salta y Tucumán. Allí entré en contacto con el charango y el carnavalito. Me acordé de Cuando pase el temblor. La cadencia bailantera la saqué cantando las cumbias de Gilda. Tiene una cosa medio folklórica que le puede gustar a la señora que está en la casa. Sé que hay gente común que me escucha.”

¿Qué queda entonces del Leo García de Vital? “Queda en las letras y las composiciones. Vital lo hice en mi casa en una portaestudio de casete de cuatro canales. Y Cuatro creciente lo grabé en tres estudios diferentes. Leo García es la misma persona con intenciones más afinadas. Este es un plan que sigue en desarrollo. No puedo hacer un debate de mis discos porque estoy construyendo una trayectoria. Mi primer disco tiene una cosa experimental que la manifiesto de otro modo acá. Les presto atención a la producción y la postproducción. Ese es el Leo García que no estaba en Vital.” Tras esta proyección hacia el gran público, el under de la canción pop, que le sirvió de vitrina, le queda distante. “Siempre busqué despegarme. Después de salir de allí, estoy aprendiendo sobre la conducta y la disciplina. Debo tener conciencia de comunicación. No sólo a través de la música, sino de los medios. No tengo ganas de seguir pensando que soy el pibe del barrio que se fue para convertirse en una estrella. Busco códigos desde lo consciente y lo inconsciente para poder reivindicarme como el icono del pop argentino. Quiero ser reconocido como eso, y el nicho ya me lo armé.”

Pese al pop, el cantautor de Moreno, bajo la forma de Andy Love, no se distanció de su papel en la electrónica y el dance criollo. Mientras hay un par de remixes del disco Mar, dos joyitas que no fueron editadas –Isla, remezclada por Laurent Garnier, y Morrissey, remixada por Eric D. Clark–, el nuevo capricho de Leo es Mylo. “De hecho, tengo una canción con Andy Love que se llama Mylo. En el Southfest toqué con Capri la guitarra, y estaba como loco con Mylo. Fui a verlo en vivo y me voló la cabeza. Tiene mucho de la música de Colonia. Me quedé toda la noche con él, el bajista y el guitarrista. Pegamos buena onda y el otro día nos vimos en el hotel. Le mostré las nuevas canciones y le encantó Aunque estés con él.” ¿El nuevo Drop The Pressure?

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Leo García presenta su disco el 15 de setiembre en La Trastienda. A las 22.
 
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