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Jueves, 22 de septiembre de 2005

¿QUE PASO CON EL FESTIVAL PURO REGGAE?

La (no tan) dulce espera

Iban a tocar los Israel Vibration, Don Carlos y Tribu de Jah, pero una mano negra suspendió todo a último momento. “Estábamos en regla”, dicen los organizadores. La gente se sintió estafada.

 Por Santiago Rial Ungaro

Es curioso: sabiendo que los festivales internacionales suelen ser rigurosos con los horarios, uno se apura para ver a su banda favorita. Pero cuando uno se encuentra con que los músicos están en la puerta saliendo en una camioneta, rodeada de policías, surge, lo que se dice, un des-concierto. “¡Esos son los Israel Vibrations, yo los vi!”, decía una chica con los ojos llenos de lágrimas: “Se fueron al aeropuerto, estaban muy enojados”. Imposible no intuir lo peor: Don Carlos y los brasileños de Tribu de Jah por entonces ya estaban en el hotel.

“No tenemos nada que ocultar”, dice al No Sebastián Monti, “el Chino”, uno de los organizadores. “Estoy dando la cara y hasta dejé mi celular en Lee-Chi: me llaman todo el tiempo. Hicimos todo bien. Recién el viernes a las 22, el director general de habilitaciones y permisos de la Subsecretaría de Seguridad, Jorge Luis Pérez, tomó una ridícula resolución (disposición 3609) por la que, a raíz de un conflicto entre Belgrano Cargas y Mercados, Frutas y Hortalizas (que habían alquilado el Saldías Warehouse), el evento no se podía hacer. En la resolución no dice nada sobre los 12 puntos que nos pidieron para obtener el permiso para usar el predio.”

De hecho, siguen dando vueltas los volantes con el sello del Gobierno de la Ciudad, que lo declaró de interés cultural. Ahora bien, ¿no se podría haber buscado un lugar un poco mejor? Como sea, los artistas no tocaron. Pero alguien pasó el dato, cuando todo parecía diluirse: las puertas del Saldías seguían abiertas. Mejor entrar que hacer puerta con la policía. A esta altura corrían versiones: que la policía no iba a dejar salir a la gente; que los Israel Vibrations salieron y antes de irse le cantaron a capella; que Don Carlos estaba por venir. Alguno hasta juró haber visto a los Israel Vibrations bailar breakdance.

La situación fue patéticamente absurda. La fecha fue anunciada por todos los medios (entre ellos, el No de la semana pasada). El lugar daba seguridades. Y sin embargo, Don Carlos, Tribu de Jah y los Israel Vibrations vinieron a hacer turismo aventura y no pudieron tocar. ¿Hubo una mano negra? ¿Impericia en la producción? “Los que están haciendo este festival son pibes como nosotros: hacen lo que pueden”, se escuchó decir a los de Natty Combo desde el escenario. Durante la semana, llovieron mails al No, de público reggae que se sintió estafado. Con las puertas abiertas, para los que “descubrieron” una especie de fiesta clandestina de reggae local debe haber sido simpático. El sonido (alquilado a La Renga) era excelente. Pero para el que pagó $ 50 por los músicos jamaiquinos la situación fue distinta.

Algo huele mal, y el Chino lo sabe: “No tengo pruebas, así que no quiero salpicar mierda. Lo único que sé es que habíamos organizado el mejor festival de reggae y no se hizo. Y a nosotros nos hicieron mierda”. El rock-reggaero de protesta de Resistencia Suburbana y las sutilezas instrumentales de Natty Combo no lograron colmar a un público que, fumando, esperaba. En vano. En la puerta, algunos se acercaron a preguntarle a una mujer policía la razón de la suspensión: “No sé, no tengo ni idea. Yo vine porque me dijeron que tocaba La Renga”.

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