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Jueves, 29 de septiembre de 2005

MIGUEL CERVIÑO Y EL SUEÑO DEL PIBE

De Banana a Ritchie Blackmore

 Por Cristian Vitale

En oídos del rockero medio argentino, seguramente el nombre Miguel Cerviño retumba como el de un Juan Pérez hecho y derecho. Sin embargo, tras el nombre hay un versátil guitarrista criollo que se consagró en Estados Unidos a fuerza de voluntad y virtuosismo. Luego de breves trabajos profesionales con Víctor Heredia y ¡Banana!, el hombre –un fundamentalista de Deep Purple– emigró a Europa a los 18 años y terminó tocando con Ritchie Blackmore e Yngwie Malmsteen. Nada menos. “Pasé mucho tiempo tratando de contactar a Blackmore sin éxito. Hasta que le mandé un video tocando una de las “Invenciones” de Bach. Lo miró varias veces y se me dio”, cuenta al No desde California, donde reside ahora. Con Blackmore permaneció tres años grabando y girando, tiempo de sobra para definir con conocimiento de causa al guitarrista más controvertido, genial y polémico del rock duro inglés. “Es perfeccionista, caprichoso, saludable, elegante, demandante, travieso y extremadamente talentoso. ¿Te imaginás? Estar en su casa ensayando, compartiendo momentos que solo ocurrían en mis sueños, como jugar al fútbol o verlo en numerosas travesuras de las cuales me hacía cómplice, pero no víctima.”

Con semejante background, claro, la incorporación posterior de Cerviño a la banda de Malmsteen parece una bicoca. “Es sin duda el guitarrista más virtuoso que conozco, un animal. Le fascina manejar sus Ferraris y coleccionar relojes Rolex. Paso momentos disfrutables jugando al billar o al tenis, y le gano bastante seguido. No puedo hablar mal de él, porque no me iría muy bien con mi nueva familia.” La negativa a mostrar la otra cara de Malmsteen tiene una causa suficiente: Cerviño está en pareja con su hermana. “Me la paso tocando y yendo al supermercado a comprar comidas orgánicas y vegetarianas. Ya me acostumbré a vivir en Estados Unidos, aunque hay un montón de cosas que cambiaría. Acá nadie te regala nada. Si no trabajás duro, la podés pasar bastante mal. Miguel –hermano de Babú, para más datos– tiene grupo propio llamado Violent Storm (“rock agresivo con toques clásicos”, define) y si llega a jubilarse piensa dedicarse el resto de sus días a Bach. “¿Volver a la Argentina? No creo que para vivir, pero sí de visita. Volvería como adulto a ver lugares a los que fui de niño. Me fui porque el rock en castellano nunca me convenció.”

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