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Jueves, 3 de noviembre de 2005

EXCLUSIVO: MANU CHAO ADELANTA LOS MOTIVOS DE SU VISITA A LA ARGENTINA

Pasajero en tránsito

Hace unas semanas sobrevoló el rumor de la presencia de Manu en la protesta anti-Bush. La gira quedó confirmada, pero el rumor playero se desinfló. A último momento, Manu se comunicó con el No para contar que hoy estará en Mar del Plata. Una larga conversación esperando el embarque.

 Por Mariano Blejman

El celular suena desde el otro lado algo hueco, con esa reverberancia que ofrecen las comunicaciones internacionales. Manu Chao acaba de hacer el check-in de Barcelona en vuelo hacia Buenos Aires, y se comunica con el No deambulando en ese no-lugar que queda entre las distintas vidas que ocurren en un aeropuerto. Sin duda, los aeropuertos han sido para el músico franco-español un lugar demasiado habitual, después de tanto tiempo de rumba permanente. ¿De dónde sale tanta energía? ¿De su padre Ramón Chao, un gallego de Galicia, o de su madre vasca de Bilbao? “Ramón es uno más de la pandilla. Me desborda totalmente, no sé cómo hace, pero hace cada vez más cosas a la vez”, dice Manu como si estuviese hablando de él. Pero el tío no se detiene. Y allí donde hay algo para hacer, Manu se hace presente como ciudadano “del mundo”. Un experto en estar en todos lados al mismo tiempo, se dedica en hacerle perder su rastro al resto.

–¿Por qué venís a la Argentina?

–Porque apetece, no hay más razón. Porque, en fin, tenemos un poco de tiempo libre, que eso es lo más complicado en caso de estos últimos años, y estaba esta oportunidad. Han pasado cinco años. Voy a llegar a otro país, eso lo tengo claro. Con la fórmula completa de Radio Bemba, después de la gira por Latinoamérica nos fuimos a Europa y ahora hace por lo menos dos años que no salimos de gira. Así que esto nos permite reunirnos de nuevo. Era una manera de calentar motores para nosotros, ver a los amigos y ver cómo está el país.

–¿Qué vas a hacer?

–Hay tres o cuatro bolos firmados y vamos abiertos a todo y felices de volver ahí. Con muchas ganas y fuerza. Llegamos con una muy buena energía. No traemos nada malo con nosotros. Llegamos limpios, nos subimos al avión listo para cualquier cosa que se ocurra.

–¿Se puede decir que es la vuelta de Radio Bemba?

–Es una vuelta más.

–¿Van a tocar en Mar del Plata?

–Sinceramente no lo sé. Vamos a estar allí. Pero no nos hemos definido en nada de lo que haríamos, porque había tantas propuestas que, por experiencia, quiero estar ahí para saber dónde puedo apoyar mejor. Quiero estar en el lugar para saber dónde puedo ser más útil a la causa. Era más difícil darse cuenta a la distancia, vamos a ver qué haremos y dónde podemos apoyar lo más eficazmente posible.

–¿Cómo se ve desde afuera la movida por la llegada de Bush?

–Desde lejos es un poco difícil darse cuenta. Lo único que sé es que estaremos ahí de una manera u otra manifestando en contra de su venida. Vengo diciendo hace años que este tío es el más peligroso del mundo. Pero si voy a Mar del plata no es como artista: es como ciudadano del mundo y como persona. Ya no se trata de lo que pueden hacer los artistas, no son los artistas los que lo van a arreglar las cosas. Se trata de que estén ahí, de presentar a todas las corporaciones, artistas, periodistas, taxistas, campesinos, intelectuales. No es cuestión de una corporación o de otra. Lo que sí tenemos los artistas al apoyar ese movimiento, es que tenemos acceso al altavoz. Esa posibilidad la tenemos.

–¿Y qué se puede hacer con eso?

–Es que el mundo no puede seguir así. No puede seguir controlando el mundo esa dictadura de la economía neoliberal. Porque es una dictadura que se disfraza detrás de la palabra democracia, pero acaba siendo dictadura. Y la democracia económica no existe. No me la creo hace mucho. Pues hay que estar en todos esos puntos del planeta donde se reúnen miles y miles de gentes para protestar contra eso, que si seguimos así es que será un suicidio colectivo. Yo estoy en todas esas citas, para manifestarme en contra de ese suicidio colectivo, para que podamos vivir juntos en este planeta. Sobre todo para garantizar cierto futuro para nosotros.

–Habrá mucha gente en Mar del Plata.

–Es muy importante que el movimiento no sea vertical. Espero que el movimiento sea horizontal, que esté Diego Maradona, Emir Kusturica, va a estar mucha gente, pero los famosos funcionan como un altoparlante y nada más. Además, no tenía ninguna duda de que estaría Diego.

–¿Y cómo están musicalmente?

–Musicalmente, calentando motores. Nos encerramos a ensayar hace unos quince días. Sin embargo, el núcleo duro de Radio Bemba está tocando en los bares. Y eso sucede todos los días. En plan eléctrico hemos empezado a rodar de club en club por Barcelona, hicimos siete u ocho bolos por ahí, pero llegamos fresquitos fresquitos.

–¿Qué hay de nuevo?

–No sé, no me doy cuenta. Llegamos con nuestros juguetes de siempre y alguno más. Eso lo diréis vosotros. Para nosotros va a ser interesante tener la visión de la gente de Argentina que no tuvo la oportunidad de seguirnos, y es Argentina la que nos va a decir si traemos algo nuevo.

–¿Sos consciente de que tus acciones tienen efectos multiplicadores?

–Intento no pensar en eso. Estoy centradísimo en presentar un show a la gente, que la gente se lo pase bien en el show y tener bien consciente de que en ese show dispongo del micrófono. Estoy concentrado, tengo que estar centrado en lo que tengo que hacer, e intentar de que no haya demasiada dispersión en mi cabeza y no dejarme alumbrar por farolitos. Vengo a presentar un show donde la gente se lo pase bien, y dé para pensar. Tengo la suerte de poder viajar y conocer gente nueva, volver a ver a muchísimos amigos, y conocer una nueva realidad. Pero en Barcelona hay comunidad fuerte. Tengo noticias de lo que ocurre allí, no estoy completamente perdido. Sé que es importante llegar.

–¿Tenés pensado irte a vivir a Brasil?

–Voy a menudo, estuve bastante seguido en Brasil. Los pocos shows que hice el año pasado fueron allí. La última vez fui con el guitarrista Magic, con dos guitarras de bares y de cantinas, y tocamos para 40 mil personas en Brasilia. Es un país que me atrae, pero vivir en algún lugar distinto... uff, estoy con mis cosas en Barcelona. Mi base operativa es Barcelona y París. Con la productora que está ahí, se me murió el señor que producía, que era absolutamente genial. El duelo fue largo. Estuve un invierno, dos inviernos, estuvimos ahí con él. Así que aproveché ese tiempo para hacer el libro de poemas con Wozniak, un amigo polaco dibujante, que salió sólo en Francia. Y se llama Siberie m’etait contéee.

–Después de “escuchar tu libro”, se nota una preocupación por la voz.

–El disco nació en un libro, todos esos textos que Wozniak, mi amigo polaco, cogió eran textos que los tenía un poco medio abandonados. Hacía mucho tiempo que no estaba viviendo la realidad francesa. Después de volver a París me tiré un par de inviernos parisinos. Pero hacía tiempo que no volvía a experimentar y estuve haciendo ese libro, que fue muy bonito. Fue aprender un oficio, hacer el libro, poner el libro en páginas, ir a las fábricas, fue apasionante. Me llevó muchas horas. Y esas horas de paginación, mirando tanto esos textos, empecé a ponerles música a esos textos, y nadie esperaba que saliera algo así.

–¿Sabías qué querías hacer?

–No tengo ni puta idea de a dónde voy. Ese disco hizo cortocircuito con otros dos o tres discos que pensaban que iban a salir antes. La gran tristeza que tenía hizo que saliera un disco de blues, de chanson. En ese disco hubo 23 canciones. Habla del invierno. Es algo como Si me contaran Siberia. Yo nunca fui a Siberia, pero mi Siberia personal son los inviernos parisinos, que he chupado 25 de ellos. Es como un tango parisino. Algunas de las letras son de la época de Mano Negra. Habla de amores, de desamores, del engaño, de las cosas dichas, de las cosas no dichas. Están las estaciones del tiempo, la primavera, el verano, el otoño. Muchos poemas del libro las escribí antes de Mano Negra, cuando decíamos que había que irse, irse de ahí lo antes posible. Mano Negra me sirvió para irme de París.

–¿Por qué?

–Porque no nos veíamos ningún futuro ahí. Estábamos en nuestros barrios haciendo nada, estaba todo cerrado, nada en la calle. El único asilo político era ir a robar cerveza a la gasolinera, fumar porro a la vuelta de la gasolinera, y era hacer tonterías de ahí por allá.

–¿Te molesta recordar las épocas de Mano Negra?

–No, qué va. Estoy eternamente agradecido.

–Muchos dicen que Mano Negra abrió la puerta a la música latina dentro del propio continente.

–No quiero ni opinar. Ese es tu trabajo, más grande que el mío. La gente lo dirá, he oído hablar de todo. No sé, no me doy cuenta. Ni me quiero dar cuenta, no me gusta. Me gusta que la gente me comente lo que le pasaba con la banda. Pero, ¿analizar yo el pasado? Estoy siempre analizando mi presente. Estoy totalmente absorbido de mi día presente, y sinceramente no me interesa mucho. Estoy eternamente agradecido con ellos y a veces nos vemos con la vieja guardia, recordamos momentos. Es fabuloso. O los chavales, que me dicen: “Te vi con Mano Negra cuando tenía 12 años, 14 años”. Hay un respeto de esa banda que es enorme. Y ahora los amigos de Mano Negra están preparando un DVD que saldrá el año que viene. Y les dije: “Amigos, si lo queréis hacer vosotros, genial”, me gustará tener un DVD con nuestras andanzas, pero yo quiero las fotos de mañana.

–Pero las fotos de mañana van a ocurrir en la playa.

–Puede ser en la playa, claro (risas).

–¿Van a sacarse fotos en Mar del Plata?

–Lo que sé es que ya venimos. Somos ocho o diez, llegamos a la Argentina llenos de ilusión, intentando aportar y vamos a eso. Luego qué foto saldrá no lo sé, espero que la foto que salga sea la más alejada de la que estamos esperando.

–¿Alejada de la foto de los presidentes, por ejemplo?

–De ésa no nos salvamos. Sólo espero que salgan en la foto con el traje un poco salpicado.

–De aquel primer show en Obras de Mano Negra en 1992, cada vez más gente dice haber estado presente. ¿No es curioso?

–Si pongo en una libreta toda la gente que nos vio en Obras ese día, creo que estaba apretado. Y en mis recuerdos acaba que ese show estaba totalmente lleno. Si un día sale un video de lo que se ve ahí, se verá que no eran tantos. Pero es muy bonito, me quedo con la foto de que eso estaba repleto. Además, creo que estaban igual. Lo importante es creerlo.

–Hace poco salió en un libro que afirma que en tu juventud vendías marihuana cuando vivías en el interior de Francia para levantarte chicas.

–Sí, eso salió en un libro, pero por culpa de eso ahora cuando voy a comprar pan, la panadera me está mirando como si fuera un narcotraficante. Los periodistas sacaron eso de un chaval que escribió sobre mi vida. Pero entre los 15 y los 18 años todos hemos hechos tonterías.

–Pero tomaste otro rumbo.

–Si hay un día que recordaré toda mi vida, de mi buena estrella, fue cuando éramos chavales de barrio y trapichábamos marihuana. Hasta que un día el capo más mayor llegó con una bolsa blanca y dijo: “Ahora vamos a vender esto”. Era heroína, nosotros no sabíamos lo que era. Pero recuerdo perfectamente que nuestra pandilla se separó en dos. Dos o tres colegas nos dijimos: “No sabemos qué es, pero no lo tocamos”. Nos trataron de maricones por seis meses, porque era más chulo salir a venderlo. Pero no nos metimos en eso y seguimos vivos. Y los otros los hemos enterrado a todos. Todo hacía indicar que lo positivo era vender esa mierda. Pero eso es lo que se llama instinto de conservación. Se burlaron de nosotros durante seis meses, que no teníamos nada de vivos. Pero seguimos vivos.

–¿Y después qué pasó?

–Pasó hace unos veinticinco años. Luego la droga dura entró en el barrio, y ahí se quedó medio barrio. El tema de la heroína fue muy duro en Europa. Ahora es la cocaína, vaya mierda también. Yo no consumo ni simpatizo coneso ni de coño, porque si la gente que toma cocaína piensa que está haciendo un acto de rebeldía, se está metiendo un dedo en el culo, está haciendo lo que quieren de arriba.

–¿Te arrepentís de algo?

–Claro. No tengo algo clavado que me impida dormir, en mi vida he hecho muchísimos errores. Pero en los peores errores que hice en mi vida, sufrí mi consecuencia. Lo asumo totalmente: de los errores se aprende, la he cagado 20 mil veces.

–¿Y ahora cómo está tu otro barrio, Barcelona?

–El año pasado habré estado no más de dos meses en la ciudad. Por ahora sigue siendo habitable, con lo positivo de la gente que llega de todos lados. Hay una mezcla e información de muchos lugares, uruguayos, ecuatorianos, peruanos, chilenos, catalanes en su casa, paquistaníes. Hay un caldero de información. Lo malo es que están los políticos que venden por el mundo entero una Barcelona multicultural muy abierta y todo. Pero la verdad es que no nos dejan hacer nada. El Ayuntamiento no hace nada, pero fuera vende una imagen cool totalmente hipócrita. Me pongo furioso cuando cojo el avión y leo la revista de Iberia y donde siempre salen artículos sobre Barcelona, que está de moda en Europa. Te venden la Barcelona bohemia y estás en el terreno y sabés que el Ayuntamiento los está punteando como nunca.

–Suena a una inmensa hipocresía.

–La otra inmensa hipocresía fue el Forum del año pasado, que no fue otra cosa que una gran operación inmobiliaria maquillada de que “vamos a cambiar el mundo”. Cómo se puede a hacer un Forum patrocinado por Endesa, sabiendo lo que hace en Latinoamérica, por ejemplo. Hubo acciones y sobre todo un boicot. No la he pisado, ni cuento en pisar la zona.

–¿Por qué no tenés sello discográfico?

–Es la vida que es así, por ahora no estoy sacando discos, ¿para qué necesito uno? No hay que atar el carro antes de los bueyes. Y en eso estoy, estoy grabando mis discos. Ya no me doy muy cuenta de cuál saldrá y aparte de discos míos acabo de producir un disco de un chaval de Cavilia y Argelia, de Mali, para ellos este encuentro. Estoy haciendo tantos discos para otros que no tengo tiempo. Mi gran felicidad actualmente es lo que está pasando con Amadou y Mariam, de Mali. Los está descubriendo mucha gente y estoy feliz de haber participado en eso. Que la gente, a través de lo que hemos hecho juntos, descubra la música de Mali, es una gran satisfacción. Mali es un pozo sin fondo de sabiduría musical. No sé cómo decirte, pero sin la música de Mali no hubiese existido John Lee Hooker, y sin él no hubiesen existido los Rolling Stones.

–¿Sos consciente de tu poder sobre las cosas que tocás?

–Me apasiono, no sé si es un juego. La pasión tiene poca conciencia. Pero no me doy cuenta con lo que ocurre después. No tengo ninguna conciencia. Muchas veces cuando estoy grabando en estudio la gente alrededor mío me dice “por qué hacemos esto así”, “qué mensaje hay”. Es que no lo sé. ¿Por qué, ahora que estamos grabando música de sentimiento, me pides intelectualizar el caso? No pensemos el qué, el cómo, hagámoslo con las tripas. Ya será hora en un día, mes o un año en analizar de qué sirvió. Si analizamos qué estamos haciendo no hacemos nada. Le tengo una confianza absoluta al instinto, y poca confianza a la parte de razonamiento.

–Y también cierto lugar de poder político.

–Pero es una cuestión apasionada. Es un juego, aunque, claro, “cuidado que te puedes quemar”. No es un juego sin riesgos. Mi pasión es la música y cuando no veo pasar las horas, no veo pasar los días, y quemo mi vida por ahí tocando, sé que cuando estoy haciendo música si noto que estoy jugando, que estoy pasando un rato agradable, si pienso que han pasado una hora y han pasado diez, sé que ha pasado algo bueno. Sé que ese momento no me lo quita nadie. Me ayuda a olvidar mis penas. Es mi manera de canalizar mi rabia. Tengo esa suerte de tener esos momentos, si ves cómo está el mundo, el sentimiento que se da es de rabia, tengo la suerte de podercanalizar mi rabia en algo positivo, y hay mucha gente que no ha encontrado esa posibilidad.

–¿En canalizar la rabia?

–Un amigo de barrio que ha muerto hace poco me decía que en estos días en Francia están los barrios ardiendo. Lo veíamos subir hace diez años. El tío me decía: “Manu, ¿cómo hacer para canalizar esa rabia que llevan adentro?”. Puede ser la música, el deporte, mil cosas. Pero, desgraciadamente, la manera del ser humano, la forma más fácil de descargar la rabia es con la violencia. El punto de contacto de mil periferias del mundo, la francesa, la española, la de Catalunya, Brasil, México, Taiwan (que no conozco), para los chavales que están en los barrios con un futuro obstruido y un mundo que los está machacando, ¿cómo conseguir canalizar la rabia y transformarlo en algo positivo?

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