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Jueves, 6 de julio de 2006

CARTOON NETWORK HACE UN CURIOSO REMIX

Un abogado con antifaz

Scooby Doo acusado de posesión de drogas. Pedro Picapiedra hecho un “capomafia”. Bubu (el amiguito del Oso Yogui), en el banquillo por terrorismo. ¿Quién podrá ayudarlos? Birdman, un superhéroe del montón.

 Por Javier Aguirre

n En aquel dream team de superhéroes y superamigos de los ‘60, Birdman era apenas uno del montón; y está claro por qué: sin los poderes de Superman, sin el escote de la Mujer Maravilla, sin la tecnología de Batman, sin el apoyo ictícola de Aquaman, sin los músculos verdes del Increíble Hulk o sin el gen artrópodo del Hombre Araña era difícil trascender dentro de un mercado así de competitivo. Por eso hoy Birdman –un enmascarado con alas, que vivía en un volcán, tenía como único amigo al aguilucho Vengador y, aunque suene pomposo decirlo, salvaba a la Tierra una vez por capítulo– se gana el mango como abogado de medio pelo, según la reconstrucción argumental del personaje que aparece en Harvey Birdman, abogado (Cartoon Network, viernes a la noche, o mejor dicho, a la 1 y a las 3 de la mañana del sábado).

Allí convive la problemática del “mercado laboral” de los superhéroes que ya apareciera en Los Increíbles, con cierta “problemática de actor” aplicada a los dibujitos: así como Francella o Al Pacino en distintas películas encarnan a diferentes personajes, Birdman es un “actor” tan dúctil que puede interpretar tanto a un superhéroe como a un abogado.

De todos modos, si Birdman ya era gris como superhéroe, sigue siéndolo como letrado, ya que en su nuevo trabajo es apenas un pichi dentro de una importante firma de abogados. Y ni siquiera es la vedette de la serie: en cada capítulo, los reos defendidos por el leguleyo alado son otras viejas estrellas de la escudería animada de Hanna & Barbera. Así aparecen casos deliciosos; como cuando Scooby Doo y Shaggy son acusados de posesión de drogas; Pedro Picapiedra, de ser “il capomafia” de una asociación ilícita; y Bubu (el amiguito del Oso Yogui), de hacer terrorismo mediante el envío de explosivos por correspondencia. O como cuando Droopy demanda a su cirujano por mala praxis en una aplicación de botox; o Los Supersónicos se revelan como ecologistas empedernidos que inician una demanda por el derretimiento polar. Podría sostenerse que Harvey Birdman es algo así como un Joe Stefanolo –el “abogado del rock”, que defendió a Andrés Calamaro, Pipo Cipolatti, Los Violadores, Litto Nebbia y otros músicos–, pero de los dibujos animados.

En realidad, la encarnación de Birdman en el mundo de las leyes, las probations y los habeas corpus forma parte del combo de actualizaciones inusuales de dibujitos animados de los ‘60 que va dentro del “Adult Swim”, una programación para adultos de Cartoon Network, que ya tuviera experimentos anteriores como Laboratorio Submarino 2021 (otra serie de los ‘60, poco conocida por aquí), al que le cambiaron el audio para convertirlo en una especie de sitcom. “Teníamos los derechos del catálogo de Hanna & Barbera y, con poco dinero y pocos cuadros agregados, nos lanzamos a adaptar aquellos cartoons, que eran muy básicos, pero que nos generaban gran admiración, a lecturas modernas y, diría, arriesgadas”, cuenta Hernán La Greca, argentino, director creativo de Cartoon Network para América latina. “Era mucho más barato retomar personajes que ya eran conocidos”, agrega La Greca, quien destaca que los personajes de las series animadas “viven en el canal, cobran poco y laburan mucho”. Nunca queda claro si Birdman estudió alguna vez Derecho, ni si tuvo a Mariano Grondona como profesor (de ser así, caería mucho menos simpático). Pero sí –apunta La Greca.- es evidente la ironía de ver a “un abogado que usa antifaz”. Esa honestidad prueba que Birdman sigue siendo heroico.

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