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Jueves, 3 de agosto de 2006

NUEVO PROYECTO DEL PIPI, EX SKA-P

Se rompió la jaula de los locos

Punk furioso, ska sin pretensiones, militancia social y canciones de epoca –de esta epoca urgente y violenta– pueden convertir a The Locos en la banda de sonido de los tiempos que corren. Flamante disco, flamante fecha.

 Por Mariano Blejman

Dicen por ahí que The Locos es una mezcla de ska y punk melódico con letras incendiarias y corrosivas, que apunta –como buena banda del calor panquito– a la energía que transmiten en vivo. El Pipi viene de diez años con los madrileños de Ska-p, y en este tiempo logró hacerse de un renombre sobre el escenario a fuerza de trabajo. Hay que decirlo: el Pipi tiene todos los condimentos para convertirse en una especie de nuevo líder de la militancia social punk. En un abanderado cuya música puede ser la banda de sonido de los tiempos que corren. De hecho, el disco Jaula de grillos que cerrará en el Pepsi Music el 25 de septiembre con 2 Minutos y Cadena Perpetua es un muestrario social y cultural de los temas que acogen al mundo: la emigración (La última valla), la televisión (Paletovisión), el imperialismo (Prepotencia mundial), la ecología (Madre tierra), la religión (Condenados), o la necesidad de resistir (Resistiré). Viene a ser algo así como el León Gieco del ska-punk.

La banda está acompañada por un puñado de colifatos hiperkinéticos como Santi, el argentino Andrés Coco (bajo) y el mexicano Hatuey (batería). Después de su gira por España cambiarán de continente: “Queremos cruzar el charco, andar por la Argentina, Uruguay, Chile y México. Jaula de grillos está gustando bien por allá”, dice el Pipi en adelanto exclusivo al NO desde Madrid. Aunque, para ser rigurosos, se refiere al boca en boca de Internet, que ha hecho ruido con su flamante trabajo. Porque aquí Jaula... estará en venta recién el 18 de agosto.

–Ska-p terminó con dos shows en Obras. ¿Por qué fue así la despedida?

–Teníamos que terminar en Sudamérica por cómo iba la gira, el tema de fechas nos guiaba un poco. Ibamos a hacer México, Chile y terminar en la Argentina, y en el Pepsi, que fue muy bueno, pero no por el festival en sí sino por la gente que nos quiere tanto allí.

–¿Fue para siempre o por un tiempo?

–Más que un parate es una separación. La cosa es que parece que necesitábamos estar separados de nosotros mismos. Había gente que necesitaba descansar en Europa, descansar de los escenarios, de hacer kilómetros y kilómetros. Se decidió unilateralmente que había que parar y los demás hacer lo que podamos...

–¿Y cómo se armó The Locos?

–A raíz de que se decide parar unilateralmente, dejar de hacer conciertos, escenarios y viajar –que es algo que me encanta, es algo que me llena mucho–, entonces apareció ese nombre The Locos de esa sensación de decir: es de locos que tengamos que parar ahora que el grupo está como está, cuando estábamos en el momento más alto de nuestra carrera nos tuvimos que separar. La idea me vino igual que la música, de pronto.

“No seas mutante, no te dejes engañar / Audiencia aborregada sin ganas de luchar”, dice una elocuente frase de Paletovisión, algo del espíritu que encierra al disco. “Norteamérica / Patria, Justicia y Libertad / Genocidio, muerte es vuestra identidad”, frase de Prepotencia mundial que podría ser una simplona canción de época. La portada de Jaula de grillos muestra un dibujo de un animalito desaforado intentando escaparse de su encierro, detrás del grillo una bandera norteamericana tirada, una tele apagada, un soldadito caído, una cruz católica por el piso, un poco de todo lo que trata el disco.

–¿De dónde salió la portada?

–La idea era reflejar el contenido de los temas dentro de la jaula, toca todos los temas, pero dibujados. Viene a significar todo lo que la gente viene a encontrar en el CD musicalmente. El diseño lo hizo un amigo chileno, Jorge Rojas, que le conocí en el último concierto que dimos en Chile e hicimos buenas migas, seguimos en contacto y hasta que dimos entre ambos la cara de grillo.

—¿Redobla la apuesta política de Ska-p?

–Son textos mucho más sociales que políticos, son temas más cercanos que le puede pasar a la gente, a la que baja contigo en el ascensor. En temas políticos, como Prepotencia mundial, que habla sobre la doble moralidad norteamericana, otro ataque directo a la santa madre Iglesia en Condenados, que está provocando sólo con hacer declaraciones un genocidio masivo por no permitir el uso de preservativos por el tema del sida, o La última valla que toca la inmigración. En esta época nos llega mucha inmigración clandestina en las costas, donde los inmigrantes se joden la vida en una patera para intentar conseguir un mundo mejor, o una estabilidad que ni siquiera llega, y también hay otros temas más irónicos.

–¿Es una necesidad decir a través de la música?

–Está más que demostrado que con la música se abren muchas conciencias; con Ska-p se recibían muchos mails que se preocupaban por saber de qué hablábamos. Querían saber quién era el Che Guevara, o por qué estábamos a favor de la causa palestina o ahora con el tema de los derechos laborales. Es más fácil quedarte con la letra de una canción que con el texto de un libro. Sobre todo si el público es joven: y con 14, 15 o 16 años, yo escuchaba La Polla Records, Reincidentes, Kortatu, a esa edad tienes ganas de hacer de todo... Hay que aprovechar ese momento.

–Hay que cambiar el mundo, antes que el mundo lo cambie a uno.

–Cuando eres joven, quieres cambiar y estar pendiente de tu alrededor. Luego hay mucha gente que con la edad se acomoda, se instala en sus vidas, y no quiere saber más de los demás.

–Pero, por lo que parece, no tenés muchas ganas de asentarte.

–Yo, de estar parado, no estoy. ¿Estar sentado en mi casa? No sirvo para eso. Estoy haciendo música, y estoy haciendo otras historias. Estoy haciendo temas solidarios. Ahora estoy con el grupo y estoy haciendo cosas solidarias y tengo una marca de ropa hace un par de años que se llama Not Level, y hago recogida de libros y de juguetes para el tercer mundo, y todo lo que se puede.

–¿De dónde viene esta urgencia por ser solidario?

–De la posibilidad de hacer cosas a través de la gente que te conoce y, sobre todo, por el tema de que gracias a que la gente te conoce y tienes la posibilidad de ser escuchado, pues te vas involucrando cada vez más. Si pusiésemos un granito de arena, se podría cambiar mucho el mundo. Siendo panadero o albañil, si pones un poquito de arena por los demás, seguro que sería otro el mundo.

–¿Dónde creciste?

–Crecí en Velmonte, un barrio bastante humilde, tuve una infancia bastante feliz, desde que éramos bebés conocí a Pulpul (el líder de Ska-p). Salíamos a jugar al fútbol contra otros barrios, había movimientos por las calles. Ahora, en parte, la juventud no se comunica con sus demás compañeros de clase como lo hacíamos nosotros. Están más pendientes de meterse en Internet, de chatear con sus amigos, que de salir a andar por el barrio. Velmonte era muy racial, con muchos inmigrantes y gente pobre. Ahí crecí.

–El barrio funcionaba como un noticiero mundial callejero.

–Creo que sí. Cuando sales de casa y te mueves por los alrededores, conoces gente y tienes anécdotas de mil historias. Así te puedes empapar más para escribir, y expresar otras historias del barrio. Nunca se me olvidará esa época. Sobre todo me acuerdo cuando me llamaban: “¡Venga, vamos a jugar al fútbol!”, y yo con 13 o 14 años estaba trabajando en el taller de mi padre, que era tapicero, estaba arreglando sillones, o telas. Los partidos que me he perdido por estar trabajando con mi padre. Pero no me arrepiento de eso.

–¿Y cómo era la relación con los inmigrantes en ese momento?

–Desde pequeñito, bien jovencito, nadie se pregunta por las diferencias, todavía no tienes por qué tener prejuicios. Había unos musulmanes, otros gitanos, otros del sur de Africa, pero eran todos vecinos del barrio, con los que podías convivir, así es como debe ser. Los prejuicios van llegando cuando uno crece.

–Siempre están organizando campañas solidarias, incluso ahora para traer unos juguetes a la Argentina. Pero, ¿están haciendo algo sobre la causa palestina?

–Por ahora estamos siguiendo trágicamente los sucesos, es un sin parar que lleva toda la vida. Y, lejos de solucionarse, va empeorando cada vez más. Vamos a peor. Todo el mundo sabe cómo está actuando Israel en Oriente Medio, consentido y apadrinado por Estados Unidos. Y los grandes mandatarios de Europa no hacen nada por evitarlo, siguen muriendo miles de personas inocentes, civiles que no tienen nada que ver con un grupo terrorista, y nadie hace nada por evitarlo.

Músicos en banda

–¿Cómo elegiste a los músicos de The Locos?

–Los conocí después de tanto tiempo tocando con Ska-p y, bueno, estuve haciendo un pequeño casting entre unos y otros para ver a quién le podía interesar. Conocí a Santi, a Hatuey y a través de Internet contacté con Coco, el bajista argentino, muy bueno el cabrón, y así vamos cerrando el círculo de The Locos: somos cuatro en la banda, pero en vivo somos ocho.

–¿Pensás que el público de Ska-p los va a acompañar?

–Supongo que nos van a seguir, sobre todo por mis años en Ska-p. Eso lo agradezco; es verdad que se me conoce también como el Pipi de Ska-p, pero ahora soy el Pipi de The Locos, es una carrera de fondo y que pasito a pasito intentaré dar. El disco recién sale en España, lo que más deseo es que sea conocido porque la gente, o se lo quieran bajar. Lo que más me interesa es que vean mi trabajo. He estado más de un año entero componiendo, quiero que se vea el resultado, que la gente pueda valorar si le gusta o no. Me gusta más el contacto con la gente.

–¿Qué opinas de las descargas de música por Internet?

–Internet es un gran invento del siglo. También tiene cosas malas, pero lo veo bien. Evidentemente, el que no quiera comprarse un disco, por las razones que sea, o le parezca excesivamente caro, todo el mundo sabe cómo bajarlo y me parece bien. Pero también que la gente lo pueda adquirir original, como se ha hecho toda la vida, con las letras de las canciones, y eso, pues, venga. Ya sabemos cómo son las cosas.



LA HISTORIA DEL PIPI

Pájaro Loco

“Me llamo Ricardo, pero me conocen como Pipi”, dice el segundo cantante, showman y responsable de la escenografía visual de los disueltos Ska-p durante una década, que ahora está al frente de The Locos. Podría decirse que el Pipi creció en un barrio punk: el Vallekas, en las afueras de Madrid, escenarios de puertas afuera que se recorría en banda, ensayando por ahí, con personajes a los que sólo les cabe la vida acelerada. De ese barrio salió la canción Como un rayo, que se convirtió en una especie de himno de Ska-p, banda formada en el ‘94 con Pulpul, Toni, Julio, Kogote y Pako. La canción sobre Vallekas se convirtió en un himno, pero no sólo de ese barrio sino también de otros: poco a poco se fue contagiando y Ska-p se convirtió en un “sentimiento”.

Letras contra las corridas de toros, antimilitaristas y antirracistas (en un barrio lleno de inmigrantes) comenzaban a corearse por lo bajo. El Pipi andaba ahí, siempre, con los Ska-p. Todavía no se hacía cargo del escenario, era un plomo de lujo que cada tanto subía a las tablas para mostrar su fuerza escénica: era el clown más acelerado de España. Después de telonear a Platero y Tú, y Extremoduro (dos grandes bandas de ese momento) su popularidad subió otro peldaño. En el ‘95, el Pipi dejó su rol de plomo y se aseguró un lugar estable en la banda. Un show arrollador, canciones pegadizas y un tipo que se disfrazaba –como se disfrazaron aquí Los Brujos– y llamaba demasiado la atención. De pronto, los suburbios europeos habían comenzado a tararear sus canciones. Los franceses las sabían de memoria, alemanes e italianos, prestaban atención. Eurosis, su tercer trabajo, los trajo a la Argentina, como banda soporte de Attaque 77. En Obras tocaron ante 4 mil personas. En el 2000 editaron Planeta Eskoria, donde endurecieron su sonido. Que corra la voz fue tal vez el disco más completo, una buena mezcla de la personalidad de la banda. En el 2005 cerraron su historia con un último concierto en la Argentina, fueron dos shows en el Pepsi Music. “Lamentablemente no saldrán a la venta las canciones ya compuestas para poder descansar a gusto, disfrutar de la familia”, decía la anónima web.

Finalizados los compromisos con Ska-p, el Pipi no tuvo demasiado tiempo para detenerse. No podía creer que se terminara la banda en el momento más alto de su carrera. “Es de locos”, decía. Y así quedó: The Locos (ver nota central). Se encerró a grabar un disco, y creó Not Level, una marca de ropa, a través de la cual realiza trabajos solidarios. Ahora, por ejemplo, invita a sus seguidores europeos a donar juguetes para los comedores populares de Buenos Aires. “Nos gustaría llevar más juguetes de los que ya tenemos”, dice Pipi, quien asegura que cerca de 1800 libros ya fueron entregados. La mezcla ska y punk-rock melódico sigue presente: “Es lo que sé hacer”, dice el Pipi, que tiene cara de Pájaro Loco.

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