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Jueves, 19 de octubre de 2006

OLGA, CANTANTE Y GUITARRISTA DE TOY DOLLS

Los antihéroes

Un grupo de seguidores reducido, pocos discos vendidos, giras infinitas y poco rentables y un recambio de integrantes sin fin. Pero sobrevivieron a los ‘80 de la mano del punk, tal vez porque no se tomaron en serio.

 Por Daniel Jiménez

Divertidos, delirantes, autoparódicos, desfachatados, ingenuos, revoltosos. La lista podría ser interminable para intentar definir a los Toy Dolls, últimos abanderados del punk rock británico de los ‘80 que pisarán Buenos Aires por segunda vez a fines de este mes. Parido en 1979 en Sunderland, el norte industrial de Inglaterra, el mítico trío que lidera el cantante y guitarrista Michael Algar —más conocido como Olga— se ha dedicado por casi treinta años a recorrer el mundo en una combi, llevando a cada pueblo su concepto desinhibido del punk fiestero.

¿La receta de la longevidad? Responde Olga: “La única forma de permanecer tanto tiempo en este negocio es no tomarse en serio, aun en las circunstancias más difíciles”.

Esto se traduce en un grupo de seguidores reducido, pocos discos vendidos, giras infinitas y poco rentables y un recambio de integrantes, especialmente bateristas, que pareciera no tener fin. “Mucha gente me increpa que yo no me llevo bien con la gente o que me gusta echar músicos de la banda, pero no es así. Lo que pasa es que estar de gira con nosotros es bastante desgastante, porque siempre estamos haciendo shows en Europa y los Estados Unidos. Además, usualmente a las novias no les gusta que sus chicos hagan este tipo de cosas, como salir de casa en febrero y volver en agosto”, reconoce Michael.

Aunque muchos imaginan que estar de gira con los Toy Dolls puede ser algo excitante y salvaje, el cantante derrumba el mito: “¿Diversión? No, trabajo. Nosotros nos levantamos bien temprano en la mañana, hacemos la prueba de sonido, nos tomamos el tiempo necesario para dejar todo preparado, y de ahí volvemos al hotel. Después de tocar tal vez vayamos a alguna fiesta, pero nada muy descontrolado, porque seguramente al otro día tenemos que probar sonido en otro lado. Cuando tengas treinta años de tours encima vas a entender por qué no te quedan ni tiempo ni ganas para divertirte. Somos muy disciplinados con eso y lo tomamos como un trabajo muy serio... como estar en el ejército”.

La historia oficial señala que Toy Dolls nació en plena efervescencia punk como un cuarteto de nombre Straw Dogs, hasta que Peter Zulu, voz líder, dejó para siempre el micrófono y la banda, y Olga tomó las riendas del proyecto. Desde entonces, y más allá de los cientos de cambios en su formación, las muñecas de juguete han regado los escenarios del planeta de energía valvular, descargando miles de voltios en cada performance y reinterpretando su propio evangelio del punk rock.

“Me parece bien que el punk levante ciertos postulados políticos, pero no está bien que no puedas hablar de otra cosa si hacés punk. Para mí, dar un concierto me proporciona dos horas de escape, de diversión y libertad, porque el punk debe ser todo aquello que vos querés hacer y decir sin ningún tipo de compromiso y sin que te importe nada. Tengo amigos en grupos que sí tienen una bajada política, como Exploited y GBH, pero a nosotros nos gusta encontrar el costado luminoso de las cosas depresivas, sin tener la obligación de escribir letras políticas”, explica Algar. Su biografía, así como la del trío, está marcada por las irregularidades. “En realidad yo quería ser bajista y me sentía bajista, pero no pudo ser”, reconoce. “Yo veía un bajo todos los días en una tienda que salía quince libras y estuve trabajando durante todo un año para comprármelo. Cuando junté la plata y lo fui a buscar... ¡lo habían aumentado una libra! Así que me compré una guitarra porque estaba más barata. Y nunca más la dejé. Sí, soy un bajista frustrado.”

Con intermitencias en su carrera, lograron sobrevivir a duras penas durante más de dos décadas, hasta que en el 2000 celebraron su vigésimo primer aniversario con la edición de Anniversary Anthems. Luego se separarían temporalmente hasta que, en el 2003, Olga reagrupó una nueva banda junto a Tom Goober en bajo y Dave The Nut en batería.

“El secreto de nuestra persistencia se debe a que las canciones de Toy Dolls siempre se acomodaron a los tiempos porque nunca estuvimos de moda ni fuimos exitosos. Aunque reconozco que la década del ‘80 fue la peor de todas. Detesto su música, su ropa y... ¡esos colores chillones tan espantosos!”, exclama Michael, quien además se queja de no tener vida social, no dormir en su cama dos días seguidos y haber dado shows horribles.

“Casi todos los conciertos que dimos allá por 1999 fueron malísimos. Primero, porque teníamos un bajista que era un chico muy simpático y agradable pero que tocaba muy mal y... ya que estamos, el baterista también era muy malo. Y segundo porque me empecé a aburrir. Es complicado plantear este tipo de cosas cuando los demás son buenos compañeros y construís una amistad, pero así no se podía seguir”, asegura.

Dueño de una voz extremadamente aguda que no se condice con el tono barítono que llega desde el otro lado del teléfono y en un rapto de honestidad, el cantante también atenta contra sus propios discos: “Nuestro último material no es muy bueno y sólo debe tener tres o cuatro temas lindos, el resto no me gusta para nada. Si bien el músico está tontamente presionado a decir cosas maravillosas de su último álbum, es probable que sea una cagada y se lo guarde. ¿Pero quién se anima a afirmarlo?”.

Responsables directos de abrir la paleta musical del punk rock y extender sus bordes hasta fusionarlo con el ska y el pop, los Toy Dolls volverán a la Argentina luego de once años con su discurso fiestero a cuestas para repasar algunos clásicos y presentar Our Last Album?, su última producción hasta el momento.

Ustedes se preguntarán por qué una banda que se boicotea a sí misma, que vive disconforme de sus actuaciones en vivo y critica ferozmente su propia música continúa yirando después de tanto tiempo. Como siempre, Olga tiene una respuesta: “Cuando terminás una gira lo único que querés es irte a tu casa y tirarte en el sillón a ver televisión. Y ahí, en la comodidad del sillón, decís: ‘Listo, se acabó’. Pero cuando pasa una semana no te bancás más estar encerrado y volvés al escenario. Yo necesito subirme a una camioneta, viajar apretado como una sardina y tener contacto con la gente. Eso es lo que me hace sentir vivo”. n

* Toy Dolls se presentará el domingo 29 y el lunes 30 de octubre en El Teatro, avenida Rivadavia 7806, Flores. A las 19.

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