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Jueves, 14 de diciembre de 2006

EL LIBRO “CALESITA”, DE MARIA ANTOLINI

Mundo loop

 Por Mariano Blejman

Un pinocho con los ojos desorbitados que aparece en una calesita del conurbano. Un pato con el cuchillo en la mano, en la playa de Las Toninas. Un elefante (en el cielo y con diamantes) en otra zona de Capital. O un Mickey que le roba pochoclos a Tribilín, mientras Tweety le dice a Silvestre “No te drogues, chabón”, pintado en la playa de San Bernardo, en la máquina de pochoclo al lado de la calesita. Todas ellas son fotos enmarcadas en el libro Calesita de María Antolini, con prólogo de Fabián Casas. A priori, la propuesta parece naïf. Retratos de calesitas, sacados metódicamente por la fotógrafa Antolini, durante más de 12 años de riguroso trabajo antropológico. Para ser más precisos: se trata de fotografías a dibujos pintados en el interior, o en las afueras, o en los techos de unas 200 calesitas argentinas, distribuidas por el Gran Buenos Aires, la costa y algunas del interior del país. “Todo lo que sé lo aprendí en la calesita”, escribe la propia Antolini, en el libro prologado por Fabián Casas. Y la propuesta adquiere una tremenda vuelta de tuerca.

La autora propone un recorrido “in crescendo” de los retratos encontrados. La primera sección se llama “Amor” donde aparecen por ejemplo los perros de La dama y el vagabundo, luego pasa al “Espanto”, con lobos y patos munidos de cuchillos, más tarde juega con la idea de “Obediencia y disciplina”, donde Mickey reta a Pluto o Bart le pega a Homero, hasta recoger dibujos más bien lisérgicos en la sección “La droga y sus efectos”, con un compilado demoledor de dibujitos con los ojos dados vuelta o las miradas perdidas. Como intentando reconciliarse con ese espacio lúdico —aunque visto a los ojos de esta recopilación más bien parece un recorrido por el mundo del terror—, Calesita cierra el libro con la sección “Belleza femenil”. Además de las fotos, Antolini fue descubriendo quiénes eran los hombres y mujeres detrás de tan curiosos dibujos: “Hay una familia que hace dibujos en las calesitas. Pero de ellos elegí pocas fotos, porque dibujan bien. Después, hay gente del mismo barrio, y sin duda las imágenes más deformes son las del conurbano, hechas por gente de la zona”, cuenta Antolini al NO.

Todo comenzó en 1994, cuando —mientras esperaba pasar el tiempo— Antolini encontró un Meteoro y lo estampó en su máquina. “Y como me gustó, seguí yendo a las calesitas a fotografiar sus dibujos.” Condensado, el librito de Antolini para ¿niños? muestra la terrible concepción del encargado o amigo del encargado al que le piden unos dibujitos, sobre el mundo infantil. “Son dibujos muy violentos. Me empecé a dar cuenta de que no eran cosas para nenes, sino de terror.” Casi sobre el cierre, el mundo “loop” de la calesita avisa un fin aleccionador, normalizador, capitalista (hay que pagar) aunque un tanto vueltero: “Cada niño con su boleto”, pide Tweety; o el calesitero te busca y te baja.

* Calesita se presentará este sábado en la Calesita de Medrano y Costa Rica, el sábado 16 en Malabia y Costa Rica y el sábado 30 en el Parque Lezama. A las 18. La autora —quien ya se disfrazó de Teletubi— ahora estará vestida de Mickey. Los que compran el libro ($ 20) tienen una vuelta a la calesita y merienda gratis. “La pasé muy bien, vestida de Teletubi”, cuenta la autora.

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