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Jueves, 1 de febrero de 2007

ROCK PARA RECORDAR AL CAMPO CLANDESTINO EL VESUBIO

Presente histórico de una Matanza

El compilado 30 mil mundos reúne ocho bandas (Kumba, La Sota, Los Chori, Nil Obstat, Nomundo, Oai, Salvaje Oeste y Vulgar) de la zona de La Matanza, quienes apuestan a denunciar a la desmemoria.

 Por Cristian Vitale

Imágen: Mariano Vega

En la televisión del bar están pasando la tremenda trifulca de Los Hornos. Frente a la Tercera del barrio, jóvenes furiosos apedrean a efectivos policiales como vuelto sanguíneo del asesinato de Darián Barzábal, el chico de 17 años fusilado en un patrullero de un tiro en la cabeza. Se llevan detenidos a once. Marcelo López, miembro de APDH Matanza, relojea la escena y un rápido link mental lo traslada al momento en que surgió hacer un monumento por los derechos humanos, frente a El Vesubio, el centro de detención clandestino que funcionó en la época de la dictadura en Ricchieri y Camino de Cintura. Los casos no son iguales, claro, pero sí la maldita figura: gatillo fácil. “Todo surgió a partir de un hecho trágico en La Matanza. Surgió de Nacho —integrante del grupo Vulgar— al que le mataron un hermano”, cuenta. El asesinato fue en agosto del 2000 cuando un patrullero de la 5ª de González Catán levantó a Sergio Daniel Díaz por averiguación de antecedentes y, en una secuencia muy oscura, el joven apareció muerto a golpes. “A partir de ahí, comenzamos con una serie de movidas contra la violencia policial, con la idea de que no volviera a ocurrir algo así”, dice Marcelo.

Nacho no está en el bar, entre los cinco músicos que rodean a Marcelo y a su compañero Alexis, pero es quien compuso el tema La lancha, primer track de un compilado de bandas rockers matanceras destinado a apoyar, precisamente, la construcción del monumento. El estribillo dice “Algunas veces la muerte / te viene a buscar en lancha”, aludiendo a las patrullas de la gorra. “Nacho pudo canalizar el dolor a través de la música y encontró eco en todos nosotros”, extiende Marcelo. El “nosotros” incluye a las ocho bandas que forman parte del disco 30 Mil Mundos (Kumba, La Sota, Los Chori, Nil Obstat, Nomundo, Oai, Salvaje Oeste y Vulgar) y también a otros militantes de la APDH Matanza que, a diario, le ponen el pecho a las balas. Entre ellos, Pablo Pimentel, hijo de de Eduardo, uno de los fundadores de la APDH nacional, y Celia Blanco, la primera mujer detenida y picaneada de la historia argentina del terror. “Tiene como 80 años, pero nos gana a todos en voluntad y fuerza”, refiere Marcelo.

Las bandas representan a casi todas las localidades del distrito y aportan dos temas cada una. “Hay temas que van del reggae al hard-rock, mechados con testimonios, que conforman una obra muy linda de escuchar. Yo, por ahí, escucho mucho rock pesado y poco reggae, pero de esta manera no me cansa”, dice Julio, de Oeste. Los testimonios pertenecen a Pérez Esquivel, Roberto (un cura tercermundista radicado en Sudáfrica), el ex detenido del Vesubio Jorge Watts, Juan Martín Cobacho —hijo de desaparecidos— y Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora. “Está bueno, porque va a haber un montón de discos dando vueltas y mucha gente hablando del tema. Así, la memoria llega más, se expande por un canal más rápido”, se esperanza Julián, de Oai.

Las dieciséis canciones que pueblan el compilado 30 mil mundos tienen raíz de lucha social. Oeste, por caso, aporta A mí manera y Por la ruta iré, y La Sota dos temas explícitos desde el título: De pueblos e imperios y Caldo de información. “Nosotros siempre levantamos banderas relacionadas con las luchas sociales y las diferencias entre clases —refiere Marcelo—-. Caldo... remite a la vulgaridad con que se deforma todo. A la información dominada por intereses, que distorsiona el pasado.” Un detalle extra es la autogestión, que hizo posible el proyecto. “No queríamos pedir guita al Estado ni a otras fundaciones —-cuenta Alexis—. No por una firme convicción, sino porque queríamos laburarlo desde otro lugar y mostrar que es posible.” Sigue Marcos: “Lo hicimos así, porque es peligroso correr el riesgo de que algún político quiera apropiarse de lo que vos hacés”.

El próximo paso será la construcción del monumento. Se trata de treinta pancartas de siluetas caladas en chapa rellenadas con hormigón armado, colocadas círculo y dispuestas para verse desde todos lados. La obra fue elegida en un concurso nacional, por un jurado que incluyó al colegio de arquitectos de la provincia de Buenos Aires, Cortiñas y Esquivel. “La construcción va a comenzar el 24 de marzo. Se retrasó porque no daba hacerlo durante la crisis. Y además, porque decidimos que el monumento lo solvente el pueblo y no alguna ONG o funcionarios políticos”, insiste Alexis. Harán un anfiteatro autárquico para toda la comunidad. “Es evidente que están faltando espacios para que los jóvenes hagan arte. Después de Cromañón es imposible conseguir espacios para tocar”, cierra Julián, matando tres pájaros de un tiro: la censura, la desmemoria y el clasismo rockero.

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