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Jueves, 13 de septiembre de 2007

MOLOTOV ESTRENARA SUS EPS

“Sólo espero que no haya botellazos... entre nosotros”

Tocarán juntos en Buenos Aires temas que hicieron por separado, durante su reciente “distanciamiento”. Probablemente no haya otra ocasión para escuchar esta especie de reencuentro que, dicen ellos, definirá su futuro. Los piratas, preparados.

No crean nada de lo que leyeron por ahí (o por aquí): Molotov no se separa y el del Pepsi Music no será su último show en la Argentina. ¿O sí? Mejor, que conteste Paco Ayala, uno de los bajistas y cantantes del cuarteto mexicano, con ese acento picante como el buen chile: “Está todo por verse. La verdad, nunca sabemos cuándo será la última gira. Se fue confundiendo un poquito la información. En algún momento sí estuvimos completamente separados, no nos vimos en varios meses. Y si alguno tenía una noticia durante esos meses, bien podía pensar que la banda ya no existía. Es un poco de todo, no creas ni que todo es mentira ni que todo es verdad”. De todos modos, Paco dice que el argumento de que iban a separarse porque le debían demasiado dinero a su sello discográfico es “de lo más pendejo” que escuchó, pero concede que, con el humorcito que gastan él y sus compadres, no sería nada raro que alguien se haya tomado en serio lo que era sólo una broma. “Seguro que en alguna borrachera alguno dijo una cosa y acabó siendo otra”, se ríe.

–Dijiste que estuvieron varios meses sin hablarse. ¿Fue por problemas entre ustedes?

–Más bien estás cansado... Randy (Elbright, batería) se fue a vivir a Los Angeles. Tito y yo somos socios en un estudio de grabación, pero casi nunca coincidimos. Realmente necesitábamos descansar un rato, después de tanto tiempo de gira. No era tipo: “Ya no quiero verlo y ojalá que se muera”, sino más bien un descanso natural. Eso pasa siempre que terminas una gira larga. Paras y no sabes durante cuánto tiempo, nunca sabes qué va a pasar. En un principio sí fue: “Nos vemos, hasta nunca, hasta aquí dio este proyecto”, pero sin ningún malestar entre nosotros.

–¿Cómo fue la reconstrucción de los lazos?

–Es que, como no hay ninguna bronca entre nosotros, es natural volver a hablarnos, toparnos, ir a echar unas chelas (cervezas). La esencia de la separación fue que cada quien quería hacer algo por su lado, a su forma, con su sonido, y la primera alternativa que vimos fue separarnos, descansar de los otros. Para que, si cada quien decidía hacer unas rolas, fuera bajo su propia batuta. Pero mientras estaba grabando me enteré de que otro estaba en lo mismo y de que otro ya tenía unas rolas. Entonces partió la idea de decir: “Pues sí, digamos que separados musicalmente no estamos, entonces será interesante juntarnos, mostrar las canciones, girar y ver qué reacción tiene el público con esta nueva propuesta”. Así hicimos cuatro EPs personales, grabados de muy distintas maneras, que ahora saldrán en un mismo disco llamado Eternamiente Molotov.

–Hace un tiempo, ustedes se sacaron una foto pintados como los KISS, que justamente hicieron algo parecido: cuatro discos por separado, que fueron un fracaso comercial. Y el mejor era el de Ace Frehley.

–Sí, totalmente. Ojalá que éste no se parezca en lo de fracaso comercial. Como a los 12 o 13 años, mi papá me regaló para mi cumpleaños los cuatro discos solistas de los KISS, y definitivamente el mejor era el de Ace Frehley. Pero no pensamos en eso, porque no había una idea previa: cada quien hizo un EP, no fue a propósito.

–El EP de Miky se llama Hasta la basura se separa, el de Randy Miss Canciones, el de Tito Sintitolo y el tuyo El plan de Ayala. ¿Cómo lo hiciste?

–Lo empecé por el título, cosa que nunca había hecho, y tres meses después todavía no se me había ocurrido una sola canción (risas). No sé, uno de esos espacios del año en los cuales uno no anda muy inspirado... De repente salieron las canciones. Y la primera, No me moleste nadie, habla precisamente de lo difícil que es hacer una canción. Eso me ayudó a hacer catarsis y empecé a tirar ideas musicales para las siguientes. Algunas tienen contenido más sociopolítico, otras son más madrosas. Quise hacerlo más rockero, que no tuviera nada de secuencias ni de posproducción: bajo, batería, guitarra y voz, todo tocado por mí. Lo hice relajado. No quise rebuscar mucho las canciones: eran nuevas, que era lo que quería sacar, nada de rolas de hace ocho años. En general, las letras de Molotov siempre han hablado de lo que cada quien quiere. Y si se critican las letras del de al lado, es para que quede mejor. En ese sentido, sigue siendo la misma libertad de componer. Musicalmente, sí puedes experimentar: ésta nomás tiene un bajo, a ésta le saco la batería... Y con una sola cabeza, no con cuatro.

–¿Qué te llamó la atención de trabajar de esa forma?

–Que en algún momento del disco me detuve a pensar: “¿Y si estoy yendo por mal camino, si las canciones están feas?”. Empezó una cierta incertidumbre con respecto al proyecto, que es un riesgo que tienes que asumir cuando vas solo en el camino. Eso también fue interesante, porque sí quedó como yo quería que sonara, no sé si está bueno o malo, y seguramente si lo hubiera hecho con la banda cada canción tendría otro tipo de “anotaciones”. Va a ser bueno juntarme con los demás a escucharlo.

–Pero, ¿ellos no lo escucharon?

–No sé, pero lo que sí sé es que todavía nunca lo escuchamos todos juntos.

–Ustedes armaron “La batalla de la banda”, una competencia a través de su MySpace. ¿Vas a decir que no entraste a escuchar las canciones de los demás?

–No, sí, claro que entré... Y de paso voté por la mía (risas). Pero ahí hay nada más una, y son cuatro canciones por cada EP. Y obviamente no me compré los de los demás (risas). Lo de la “batalla” fue porque, como cada quien estaba listo para sacar un EP, dijimos: “Pongamos canciones en un mismo site que tenga la referencia de Molotov y veamos cómo reacciona la gente, qué le gusta más”. No en el sentido de competencia sino para ver qué tipos de comentarios jalábamos. Y nos dimos cuenta de que cada quien tenía sus propios fans apoyando en la página. Fue divertido.

–Estas canciones, ¿no podrían haber formado parte de un disco de Molotov?

–Creo que sí, porque siempre compusimos por separado y después nos juntábamos para ensayar y grabar. Sí se puede hacer eso. Sin embargo, era interesante saber qué podía hacer cada uno con su propia rola, desde el inicio hasta el final, y que suene a cada uno, no a Molotov. Porque, si lo hacíamos como siempre, iba a terminar sonando a Molotov.

–Pero tienen sólo tres discos de canciones originales. ¿Ya agotaron un sonido, una forma de componer?

–Para nada. Pero si el próximo año nos sale una nueva cosquillita que nos dice “ahora queremos hacerlo con una orquesta”, pues así lo haremos. Nunca nos hemos basado en fórmulas, ni creído que hay límites.

–¿Cómo imaginás que será volver a tocar juntos?

–De entrada, va a ser bastante curioso oír interpretar las rolas que grabó cada quien. Incluso será algo bueno para la gente, porque podrá ver si le late más como lo toca uno o como lo tocamos todos. Creo que ahí hay una alternativa para que la gente pueda opinar.

–Van a cotizar bien los piratas, porque no habrá otra edición con toda la banda tocando esos temas.

–Sí, eso es lo único malo.

–Salvo que saquen un disco en vivo.

–¡Pero igual van a sacarlo primero los piratas!

–¿Te genera algo especial que sea la Argentina donde estrenen esos temas?

–Sí, emoción, cabrón. Nos encanta estar en la Argentina, con el público que va a los conciertos allá, y juntarnos a tocar eso será algo decisivo para saber si hay que darle un rato más, con energía y con ganas. Va a ser una buena experiencia abrir esta faceta de la banda en la Argentina. No sería lo mismo hacerlo en ningún otro lado, ni en México. Sólo espero que no haya botellazos...

–Vamos, si sabés que el público argentino los quiere mucho.

–No, ¡digo entre nosotros!

Café Tacuba x Molotov

“Son el mejor exponente de lo que puede hacerse musicalmente en México. Ellos muestran mucho la raíz de su procedencia, tanto en la ejecución musical como en la propuesta del sonido, el tipo de composición y las letras. Tienen un concepto perfectamente definido de una banda poderosa de México, a diferencia de Molotov, que es una banda de rock hecha por unos güeyes que viven en México. Pero ese estandarte de mexicanidad les sienta perfectamente bien. Y además, siempre hemos sido grandes cuates, compañeros de gira y de borracheras” (Paco Ayala).

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