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Jueves, 22 de noviembre de 2007

DE CARA AL VERANO: ROPA QUE HABLA DE ROCK

Remeras para entendidos

Los nuevos diseños de remeras con frases de canciones y otros códigos específicos buscan, precisamente, excluir del mensaje a quienes no son capaces de identificarlos. ¿Se radicaliza el mercado de la remera rockera?

 Por Javier Aguirre

¿Qué frase vas al llevar en tu pecho? ¿Una que diga “Canadá University”? Convertirse en un cartel humano es toda una decisión, y hacerse cargo de lo que uno lleva escrito en la remera es una forma de perder la virginidad (o al menos, la inocencia al lookearse). Muchos prefieren llevar un mensaje rocker antes que promocionar en su torso un maratón que –vaya uno a saber– aparentemente se corre en “London”. Pero tampoco los motivos rockeros para las remeras son siempre iguales sino que cambian, se tornan más complejos y trascienden la foto del artista, el logo, o la tapa de un disco. Ya son más refinados, o en todo caso más sutiles, e incorporan mensajes menos directos.

¡Mirá esa remera, la que está ahí en una vidriera de Palermo! Aparece la icónica cara redonda de Luca Prodan, pixelada y con anteojos como en la tapa de Fiebre –el disco de Sumo–, impresa en un color dorado freakísimo y creamfieldsesco bajo la leyenda “Dale, dale con el look”. Frase que podrá resultar enigmática para cualquiera que ignore la lírica de Sumo, pero que para el ciudadano rocker informado y comprometido es obvio que se trata de un verso extraído del clásico Los viejos vinagres, y que los creadores de la camiseta en cuestión (ver www.satoshi.com.ar) convirtieron en un lema para ser llevado con orgullo en el pechito argentino. “Es una frase muy fuerte, que critica la misma idea de ‘look’; porque Luca era anti-moda”, reflexiona Ariel, fan de Sumo, diseñador de Satoshi e ideólogo de la camiseta. No dice “Sumo”, sólo la frase. Y ya es suficiente.

Ahora mirá para allá; fijate en los puestitos de venta de merchandising oficial de Soda Stereo instalados en River para la gira “Me verás volver”. Una blanca musculosa femenina con coloridas letras pop lleva la línea “Es amor lo que sangra”; y otra, al ladito, se confiesa: “Yo sólo quiero ser del jet-set”. Son versos de las canciones Lo que sangra (la cúpula) y ¿Por qué no puedo ser del jet-set?, claro, sólo que aquí ni aparece el nombre “Soda Stereo”, ni el logo amarillo con los tres chaboncitos del operativo regreso (ese que parece un cartelito del baño para una partusa gay), ni la cara de Cerati. Nada, sólo un verso perdido de una canción. O sea: si reconocés el verso, entendiste la remera; si no, te quedaste afuera.

La escudería de merchandising rocker oficial Lee-Chi también ha apelado al recurso de estampar un fragmento de canción, y en su catálogo aparecen varias remeras en esa línea, como las dirigidas a juerguistas fans de Catupecu Machu (“Salgo mucho, a veces vuelvo”, verso de la canción A veces vuelvo; o “Vivo fuertes madrugadas que al otro día siento”, de Magia veneno), o como las numerosas que aluden a temas de Divididos (“Camarón Bombay”, “Niño hereje”, “Ala delta”, “Hace que hace”). El experimentado empresario y ex miembro de Los Brujos, Lee-Chi, aporta al NO su punto de vista sobre el fenómeno: “Logra que la frase esté frente a nosotros todo el tiempo, recordándonos un pedazo de tu canción favorita. Mientras que el logo de la banda o la tapa de un disco van directamente a la identificación del fan en la calle; la frase en la remera destaca una idea puntual del artista. Además –continúa Lee-Chi–, las frases rockeras pueden no limitarse a los versos de canciones y remitir a un comentario que se hizo popular. Como pasó durante los shows de Andrés Calamaro en el Gran Rex de 1998 (presentación de Honestidad brutal), cuando su remera decía “Qué linda noche para fumarse un...”.

Y allí aparece el segundo inciso de ley de las remeras con frases rockeras: pueden remitir a incidentes (en este ejemplo, los problemas judiciales de Calamaro por haber dicho en público “Qué linda noche para fumarse un porrito”, aunque la frase exacta por la que Calamaro fue a la Justicia era “me estoy sintiendo tan a gusto que me fumaría un porrito”). O incluso remitir a versos de canciones, pero en modo indirecto, como en el caso de la camiseta de merchandising oficial Lee-Chi de la banda Pier, cuyo estampado pregunta: “¿Quién toca esta noche?”, disparando la respuesta “Esta noche toca Pier”, verso que sí está incluido en el hit Sacrificio y rock’n’roll.

Pareciera que lo que estos diseños buscan es, precisamente, excluir del mensaje rocker a quienes sólo serían capaces de identificar versos de Ricardo Montaner. ¿Se trata acaso de una radicalización del mercado de la remera rockera? De ser así, significaría la existencia de cierto usuario de remeras rockeras que ya superó la inicial etapa en la que buscaba gritarle al mundo –estampado mediante– “¡Me encanta Manu Chao!”, “¡Larga vida a Marilyn Manson!” o “¡Mi banda favorita es Callejeros!”. Ese nuevo usuario tal vez ahora rechaza (¿por obvias?) las remeras que tengan cartelones con el nombre de la banda o el logo oficial, y prefiere un mensaje casi encriptado, que sólo sea comprendido por los que poseen cultura rock. O sea: remeras que entendería sin problemas el Indio Solari, pero no tu tía Elizabeth, la máxima enamorada de Ricardo Arjona que hay en tu familia.

Camisetas para todos

Estos son los exclusivos diseños de remeras con frases rockeras que prepara la Tienda de Merchandising No Oficial Sin Fines de Lucro del NO.

  • Una que diga: “Ella me calienta, la quiero invitar a dormir” (de Me gusta ese tajo, Pescado Rabioso). Ideal para llevarla cuando vas de paseo con tu abuela.

  • Una que diga: “Ser socio de esta sociedad me puede matar” (de El Revelde, La Renga). Ideal para los barrabravas de River que participan de la interna de Los Borrachos del Tablón.

  • Una que diga: “Yo no quiero volverme tan loco” (de Yo no quiero volverme tan loco, Charly García). Ideal para ir de visita a un hospital neuropsiquiátrico.

  • Una que diga: “Arrancacorazones, dame tu droga” (de Arrancacorazones, Attaque 77). Ideal para asistir a la Fundación Favaloro, o para visitar al anestesista previamente a una cirugía cardiovascular.

  • Una que diga: “Soy sexy y barrigón, una suma de virtudes que escasean” (de Sexy y barrigón, Andrés Calamaro). Ideal para sustituir esa vieja remera veraniega que decía “Esto no es una panza sino una usina generadora de energía sexual”.

  • Una que diga: “Tengo los dedos súper sensitivos” (de Como Alí, Los Piojos). Ideal para los estudiantes de ginecología.

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