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Jueves, 6 de marzo de 2008

EL FANTASTICO MUNDO DE LOS CALIGARIS

Rock and circus

Demasiado cuarteteros como para ser pasados en radios rockeras, demasiado rockeros para ser pasados en radios cuarteteras. En ese limbo mediático y musical habitan los once arengadores cordobeses de Los Caligaris. Lo más parecido a un circo que puede dar una banda de rock.

 Por Juan Manuel Strassburger

Acaban de sacar No es lo que parece, su cuarto disco (con invitados que van de Pity a Cucho Parisi o Jorge Serrano, nada menos), y confirmaron lo que muchos ya sospechaban. Que son dignos herederos de la noble estirpe pachanguera que va de Los Abuelos de la Nada a Los Cadillacs. Y que encuentran en Los Twist de Pipo Cipolatti un ejemplo de lírica inocente y paródica. No sólo eso: aquella actitud punk de la que Cucho y Cía. (Los Decadentes) se valían para tomar por asalto la cumbia, hoy la poseen Los Caligaris con respecto al cuarteto. La prueba está en que ni siquiera en Córdoba es fácil encontrar un grupo que irradie rock aun tocando cuarteto o afines (ska, tarantela, marchas rusas). Y que todavía son menos los que lo hacen con gracia y sentimiento. Kilómetro, el manifiesto-ska que abre su último disco, es una perfecta radiografía de ese espíritu arengador: “Tan buenos momentos / Tanto andar como el Quijote contra el viento / Tanto miedo de vivir en la aventura / de tratar de ser feliz con mi locura / Tantos amigos, tanta cerveza / Tantos bagartos, tantas princesas / Las razones que me hacen aguantar/ (...) Antes muerto que dejar de soñar”, claman los once Caligaris en un verdadero temazo (¿el mejor del disco?) que dice mucho. Pero no todo.

Y es que la historia pocas veces contada (o no desarrollada suficientemente) es la que une a los dos líderes de la banda, los hermanos Martín y Diego Pampiglione, con el entonces famoso circo de Los Hermanos Muñoz (uno de los más grandes que hubo en el país). ¿Cómo fue vivir y nacer en un circo? ¿Qué historias vale rescatar de esa crianza? ¿Cómo se vincula esa experiencia con la vida en una banda de rock? ¿Es cierto que el nombre “Caligari” es en homenaje a un payaso que murió durante una presentación? Sin duda, lo primero que resalta durante sus shows es la rutina de malabares, cama elástica y pirámide humana que emprenden repentinamente entre tema y tema, y deja boquiabiertos a más de uno. ¿Cómo surgió?

NACIDO Y CRIADO

“Hasta quinto grado fui a un colegio distinto cada semana. Tenía un cuaderno de pases donde la maestra ponía: ‘Hoy Martincito aprendió tal cosa’. Esa nota la leía después la maestra del otro colegio y así...”, cuenta con impecable tonada cordobesa, el mayor de los Pampiglione (Martín). Y no hay congoja en sus palabras. Al contrario, si algo parece no molestarle a este bisnieto, nieto e hijo de payasos es que le pregunten sobre sus raíces: “Hay un dicho muy lindo que dice que todo aquel que gasta un par de zapatillas en un circo no vuelve más. Y es verdad”, sentencia. Y para dar una mejor idea, lo grafica así: “Imaginate vivir con tus familiares y amigos en un edificio. Y hacer todo juntos. Poder jugar, compartir cosas con tu hermano, tu papá, tu abuelo y tus amigos de una manera natural y cercana”.

El salto a una banda de rock se dio, como sucede muchas veces, por un regalo familiar: un tío le regaló a Diego una batería, y él después le pidió a Martín que lo acompañara con la guitarra. Pronto se sumaron amigos de dentro y fuera del circo. Y, al poco tiempo, la formación quedó estabilizada en once miembros: además de los hermanos Pampiglione, integran hoy el grupo Juan Carlos Taleb en voz y guitarras; Gabriel “Papito” Garita Onandía en bajo; Valentín Scagliola en teclados; Pini Baigorria en guitarra; Armando Mansilla y Muñeco Ambrosi en percusiones; y Augusto Cuadrado, Lucas Balceda y Marcos Ozamis en vientos. “Como banda tuvimos mucho momentos difíciles. Por ejemplo, que no nos pasaran en algunas radios de Córdoba por ser rockeros. O en algunas de Buenos Aires por ser cuarteteros.” En ese sentido, una de las cosas que los mantuvo unidos, asegura, fue la amistad: “En todos los viajes que hicimos juntos nunca nos sentimos visitantes porque siempre llevábamos el circo a cuestas”.

ROCK’N’ROLL CIRCUS

Historias curiosas hay decenas. E incluyen pirámides humanas para entrar por la ventana a una habitación de hotel; remolque a mano de un camión por las carreteras de México antes de un show; eventos bizarros junto a Huber Roviralta, el Loco Gatti, Guillermo Nimo y Pocho La Pantera cantando My Way de Frank Sinatra (“un sueño cumplido”, remarcan); y una alborotada noche junto a Pity en un cumpleaños de 15 en el que el padre de la homenajeada prácticamente los echó del salón. “Terminamos haciendo el recital en la calle y con todos los invitados pegando ‘la ñata contra el vidrio’ para vernos”, se ríe con ganas Martín.

El nombre de la banda es en homenaje a un presunto payaso, llamado Caligari, que habría muerto durante una rutina. “En realidad —confiesa, desmitificador, el cantante—, es una leyenda que se cuenta en todos los circos. Es como el punto máximo de entrega, el dejar la vida durante una función.” ¿Un acto heroico como el del rock? ¿Existen similitudes entre el vértigo del trapecista y un rockero colgado del techo de un escenario? “Las giras, el conocer constantemente gente nueva, son cosas que sin duda tienen en común el circo y el rock”, compara Martín. “También provocar un impacto.”

—¿Qué cosas específicas del circo tomaste como frontman?

—Y el relato tipo carnaval es uno. El decir cosas como “Damas, niños, caballeros”, y ponerles nombres a las pelotas (risas).

La montaña, con la participación de Pity en la voz, fue uno de los temas que más sonó este verano. Y les abrió nuevas posibilidades: a fines de marzo inician una gira que los llevará primero a Rosario, Capital (11 de abril en El Teatrito). Y después a México. “Allá pegó mucho Kilómetros. Entendieron perfecto toda la historia del asado y el fernet (risas). Los Decadentes nos dijeron: ‘Ustedes, en veinte días, lograron lo que nosotros en diez años”.

—Pipo Cipolatti los comparó una vez con Frank Zappa. Dijo que con ustedes, como con Zappa, se pierde un 80 por ciento si no se los ve en vivo. ¿Qué opinás?

—Que nos quiere mucho (risas). Para nosotros, Los Twist es una absoluta influencia. Y haber podido grabar Mis tres amores, el tema que Pipo había compuesto originalmente para Rodrigo, es un honor.

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