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Jueves, 5 de marzo de 2009

SE EDITA EL MANGA DEATH NOTE Y SE ESTRENA UNA VERSION EN LA TELE

Mangazo

El animé japonés, que llega a la Argentina por partida doble, narra la historia de Light Yagami, un brillante estudiante de 15 años que encuentra un anotador capaz de matar. Sí, sí... un anotador ¡capaz de matar!

 Por Andrés Valenzuela

¿Qué hace un dios de la muerte aburrido? ¿Juega a las cartas? ¿Sale de paseo a cenar almas? Parece que los shinigamis japoneses prefieren perder su bloc de notas para que lo encuentre el primer perejil que se le cruce. ¿Y qué hay escrito en ese anotador? ¿La fórmula de la inmortalidad? No, apenas una lista de instrucciones para usarlo. Esa es la premisa de Death Note, manga y animé que empezará a publicarse y a emitirse en nuestro país en estos primeros días de marzo.

Hasta hace poco en la Argentina el manga era difícil de encontrar, las únicas opciones eran importarlo o ponerse un parche en el ojo. La serie, en cambio, no era desconocida. Incluso en los habituales concursos de cosplay de jornadas y grandes eventos, abundan los disfraces relativos a la serie. En el último Animate, en noviembre del año pasado, una chica hiperproducida se paseaba con un cuaderno hecho a mano proponiéndole a la gente que escribiera en él.

Ahora, la editorial Larp empezará a publicar los 108 capítulos del manga con el mismo formato que caracteriza al género y con toda puntualidad. El canal Animax, por su parte, emitirá los 37 episodios de la serie animada. Cada martes a las 2 de la mañana habrá un capítulo nuevo. El horario lo deja claro: no es una serie simpática para nenes. Es ideal para trasnochar.

“¿Pero de qué trata Death Note?”, se preguntará el lector desprevenido mientras prepara café para aguantar despierto hasta esa hora. Pues narra la historia de Light Yagami, un estudiante de 15 años quien, dado que los japoneses son como los brasileños y hacen todo “lo más grande del mundo”, es el jovencito “más brillante” del Sol Naciente. Obviamente este flaquito solitario encuentra el anotador de Ryuk, un dios/demonio japonés de la muerte. Y en ese cuadernito están las instrucciones para usarlo: una persona muere si su nombre se escribe en él y su dueño visualiza su cara. Este es un punto importante, basta imaginar si no la cantidad de “Juan Pérez” a merced de una lapicera mal habida. Si se prefiere, se pueden agregar unas líneas más detallando la muerte. Joshua López, uno de los productores de la serie animada, cuenta al NO que “arrojarle a un chico desprevenido de 15 años el poder de un dios debe ser, para cualquier adolescente, muy, muy excitante, incluso lo sería para mí como adulto”.

Tanto y tan terrible poder sobrenatural en manos de un adolescente hormonal y creativo. Sin embargo, lo que distingue a esta serie es que uno no se va a encontrar con un aprendiz de “Jeremy-el-de-Pearl-Jam”, listo a liquidar a quien lo mire feo en cuanto la chica que le gusta prefiera irse al bowling con las amigas antes que a tomar un helado con él. Light tiene aspiraciones más altas (delirantes y megalómanas, dirán las malas lenguas): erradicar el “Mal” de la Tierra.

Para ello, razona el pibe más inteligente de Japón, la solución es pasar a degüello a todos los “tipos malos” del mundo. Sencillo y eficaz. Claro que en un planeta con más de seis mil millones de personas, ese trabajo puede ser largo y tedioso. Así que empieza por los más probadamente jodidos. Y de un día para el otro, los peores criminales del mundo empiezan a caer como moscas.

Entonces interviene Interpol, que tiene un detective con fama de jamás haber perdido un caso, que sale a buscar a Light. Así empieza la serie.

Ese atractivo lo convirtió en un best-seller en Japón, donde vendió más de 20 millones de copias. Pero no es un fenómeno oriental nada más: su versión televisiva ganó un premio en el Festival de Cine Fantástico de Bruselas y fue candidato a mejor manga en Estados Unidos.

Para López, Death Note está caracterizado por sus diálogos intensos, su realismo y su dramatismo. El suspenso, explica López junto a su compañera Mitsuko Kitajima, es parte esencial de la trama y el pilar del éxito de la serie. “Realmente tenés que captar cada detalle que sucede, porque es un misterio que se desenvuelve frente a tus ojos”, asegura Kitajima.

Con esa propuesta argumental, Death Note indaga sobre algunos temas interesantes que no siempre se debaten: la pena de muerte, la justicia por mano propia, los límites del poder, la responsabilidad de los jóvenes y (aunque no se comenta mucho) entender si inteligencia y sensatez van de la mano. La historia, creada por Tsugumi Oba e ilustrada por Takeshi Obata, fue llevada a la pantalla por el estudio Madhouse (licenciada luego por Viz). Y la pegó en las dos versiones. De ahí a que se hagan películas, se venda la banda de sonido y el merchandising se acumule en las repisas de miles de adolescentes, había sólo un paso.

¿Qué llama tanto la atención? Que permite fácilmente al seguidor identificarse con los personajes. “La serie plantea un qué pasaría si...”, comenta Kitajima y pregunta, “¿qué pasaría si el televidente encontrara el Death Note? Eso es lo que sucede en la pantalla, cada posibilidad aparece en la serie y se puede ver cómo terminaría”.

La japonesa señala como una marca de estilo que distingue al animé “su montón de monólogos interiores, no se ve ello a menudo y es un dispositivo dramático que funciona bien en la pantalla”.

En el manga, en cambio, un punto fundamental es el ritmo narrativo y la intensidad del dibujo. El tono siniestro que recorre la historia en papel fue trasladado con mucha exactitud a la animación, aunque algunos diseños de personaje cambiaron para hacerlos reconocibles con mayor facilidad.

López sugiere que quizá la serie sea tan popular porque también atrae a los adultos. “Un adolescente que se convierte en un dios de la muerte, tiene que tomar decisiones como un adulto y puede hacer lo que se le antoje, y es interesante desde la perspectiva adulta ver, supongo, qué puede estar pensando un niño”, cuenta.

“Lo mejor de Death Note es que es impredecible: cada historia, cada arco argumental, realmente te sumergen en la historia, y Death Note es algo que cambia constantemente y te sorprende haciendo que quieras ver el siguiente capítulo o comprar el próximo tomo”, augura López.

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