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Jueves, 11 de junio de 2009

SMITTEN PRESENTA EN ALGúN LUGAR

"Los pibes ahora en vez de ser punks son emos"

PUNK-HARDCORE MELODIOSO VENIDO A MAS, UN COVER DE DESCONFIO QUE HUBIESE SIDO UNA PESADILLA PARA PAPPO... LOS MUSICOS VAN PARA ADELANTE Y ACLARAN SU VINCULO CON LOS EMOS: “PURAMENTE SEXUAL”, DICE MILI, EL BATERISTA.

 Por Mario Yannoulas

“Conocí a una mujer de verdad / Ella me entiende / Y me va a ayudar a pensar / Con los chicos ya sonamos mejor / Y siempre pero siempre pienso en vos.” En este fraseo de Pienso en vos, octava canción de En algún lugar, Smitten parece dar testimonio de lo que les ocurre en conjunto: mientras que las técnicas humanas y maquinales avanzan, ellos no pierden esa nostalgia adolescente algo afectada por los arquetipos, esos del adolescente como un niño crecido antes que como un proyecto de adulto. Como bien dice la canción, los cinco miembros evalúan en positivo sus últimos años como grupo. El quiebre, coinciden, se precipitó justo en el momento en el que pusieron el gancho con un pulpo multinacional. Ese lugar los llevó a compartir la última gira de A77aque –última de Ciro Pertusi, digamos– hasta diciembre del año pasado. “Ahora pensamos que ellos ya lo tenían definido, pero nosotros creíamos que estaba todo bien, no sabíamos nada”, asegura el cantante y guitarrista Pablo Funes Lorea, en la versión adulta, o simplemente Chuck, en la versión adolescente.

Momento de flashback no muy preciso. Pongamos 2004. Smitten aún era un punto más en la cartografía del under, sobre todo en el Oeste. “Tocábamos en un circuito muy cerrado, donde tenés que elegir entre el punk-hardcore o la movida stone, y nosotros estábamos más del primer lado, por eso desde el principio se nos catalogó de punk. Además nuestros shows son muy enérgicos, y si una persona escucha un disco de Smitten, cuando nos ve en vivo se impresiona un poco”, narra Chuck. Sin saberlo, sus días en taperas olorosas estaban contados. “Estábamos de ese lado porque era el más alternativo, se parecía más a lo que tocábamos nosotros. No así el rock barrial. Ya para 2004 o 2005 llegamos a un techo haciendo todo lo que se podía, hasta sonando en la radio. Por suerte justo en ese momento nos llegó la propuesta de la discográfica”, asume el guitarrista Patrick Steve, que tiene más cara de llamarse como su apodo que Patricio Castelao, como le pusieron sus padres.

Pero su entrada más llamativa al mediano público se dio en 2006, con la rotación de un cover muy especial: Desconfío, de Pappo, incluido en el compilado tributo Pappo versionado que también firmaban Iluminate, Infierno 18, Pampa Yakuza y Azafata, entre otros (¿alguno escuchó a Pappo?). Algún fanático del heavy habrá querido reventar el televisor al escuchar esta versión o al verlos con las guitarras Les Paul modelo Zakk Wylde (“Son Epiphone, las compramos en Lanús”, rinden) en el video de Nada para mí, nada para vos, por ejemplo. Esta charla con el NO podrá servirles para relajarse, o bien decidirse a romper todo. La formación que completan Mili en batería, Chicho en bajo y Kolo en teclados, mientras, espera algo ansiosa la llegada del video de Bitácora, tercer corte del disco.

–¿Qué habría dicho Pappo si hubiese escuchado su versión de Desconfío?

Patrick: –Es jodido, es jodido... (risas). Lo bueno es que las guitarras tienen distorsión y por lo menos sé que ahí estaría de acuerdo. No sé si en la forma de cantar.

Chicho: –Demasiado melódico.

Chuck: –Mirá, Alvaro Villagra, que es el productor de En algún lugar, era amigo de Pappo y lo grabó mucho. Una vez le hicimos esta misma pregunta y nos respondió que sus reacciones eran inesperadas, que quizá le habría gustado.

Patrick: –Además Luciano, el hijo, estuvo a cargo de seleccionar el material, y por lo menos él nos dio el ok que sirvió de pauta para pensar que no era tan grave.

–¿Cuál es su vínculo con la tribu emo?

Mili: –Puramente sexual (risas).

Patrick: –No, esa relación nació en Chile en 2003 cuando un diario puso que los emos nos escuchaban. Allá ya estaba esta movida del emo, pero nada que ver con lo que es acá.

Mili: –Claro, acá está totalmente desvirtuado, es un estilo musical que data de los ‘80 y los ‘90.

Chicho: –El vínculo no depende del músico sino de lo que interpreta el que escucha. Yo no hago música para el emo; si al emo le gusta lo que yo hago, está bien, pero yo no soy emo.

Chuck: –Hace diez años llevábamos un estilo de vida que era ir a ver bandas todo el tiempo, nos sentíamos identificados con la movida punk–hardcore de Buenos Aires y bandas de otros países. Pasó mucho tiempo, las bandas cambian, las movidas cambian, y los pibes ahora en vez de ser punks son emos. Son etapas de la vida de cada uno, culturas adolescentes que van pasando de generación en generación.

Patrick: –También debe haber algún flogger que nos escuche.

Chuck: –Cuando tenía quince años me sentía muy identificado con el grunge y me tiraba en la cama a escuchar Nirvana con una camisa a cuadros (risas). No es distinto, nada más que las cosas van cambiando. Los adolescentes ahora están mucho más angustiados por toda la situación: está todo mal, hay mucha violencia, y yo interpreto que los emos asumen una actitud contraria a la violencia y desde su lugar se mantienen neutros. No se interesan por nada. El adolescente es rebelde y ellos están siendo rebeldes desde ese lugar, están queriendo decir algo. Eso lo debería ver cualquiera, el tema es si los adultos hacemos algo con eso o no.

–¿Pueden identificar, a grandes rasgos, quiénes los van a ver?

Chuck: –En principio son gente abierta a cualquier tipo de música. Antes eran chicos en un 90 por ciento, pero después de este disco notamos que viene gente más grande, y hay mujeres y varones por igual. Los estereotipos del rockero o del heavy fueron cambiando: hoy, tal vez por la influencia de Internet, un pibe de 14 años curte mucha música, y te escucha desde Miranda! hasta Metallica. A nuestro público le gustan las canciones, es tranquilo, pero también eufórico.

Patrick: –Podés ver al típico pibe con la mochilita de recitales y una chica que va a bailar, o un pibe que salió del laburo y vino en traje.

–¿Cuándo sintieron que habían dado ese paso desde el under hacia una difusión más amplia?

Chuck: –Con este último disco nos damos cuenta de que el público sigue creciendo, pero también lo ves cuando te empiezan a tener respeto. No sé si respeto, pero sí el reconocimiento de un periodista o una crítica concreta. Antes leíamos las críticas de nuestros discos y nos dábamos cuenta de que por ahí sólo habían escuchado los cortes de difusión. Ahora vemos que, así sean malas o buenas, son constructivas. El periodismo nos prestó más atención.

Patrick: –Además, el nombre ya está instalado y eso es muy jodido de lograr.

* Smitten se presenta mañana en La Trastienda, Balcarce 460. A las 21.

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Imagen: Pablo Piovano
 
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