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”Combinando actitudes punk, beats reggae y la agresión machista del hip hop y el rap, los CDs de cumbia villera se venden de a montones (...) El fenómeno comenzó en los suburbios de Buenos Aires, baldíos con edificios de muchos pisos y villas de hierro y cartón corrugado de trazado irregular, con caminos de barro surcados por sucia agua de lluvia después de las tormentas frecuentes. Los chicos andan por ahí fumando porro, tomando una o dos líneas, aspirando poxi-ran o trabajando. O sea, recogiendo cartón de los tachos de basura, vendiendo lapiceras, mendigando. Es ahí donde la cumbia villera comenzó y donde se hace la mayor parte de los shows” (...)
(...) “Dicen mucho las canciones que amenazan con atacar e incluso matar a los chetos de la clase media, y con levantarse en una protesta violenta y arrasar con los barrios cerrados donde viven los ricos. La prensa le ha prestado mayor atención a la tragedia de las clases medias, que quedaron en la quiebra y sin trabajo luego del colapso del sistema bancario, y los cantantes de cumbia quieren recordarles a todos que ellos han experimentado la miseria durante años” (...)
(...) “Cuando traté de hablar con el líder de un grupo, una estrella de la televisión conocida como La Tota, me pasaron con un abogado que me dijo que el hombre sólo concede entrevistas previo pago de dinero, como Maradona” (...)

La cumbia villera llegó a Inglaterra. Ahora, no se trata de que Yerba Brava o Damas Gratis hayan desplazado a Kylie Minogue u Oasis de los charts británicos sino de la aparición de una nota sobre el fenómeno de la cumbia villera en el diario The Guardian, titulada “La gente será escuchada” y firmada por el periodista Chris Moss. Traducción: R.C.