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Jueves, 3 de junio de 2010

PRIMAVERA SOUND 2010

Pixies, birra y faso

Además del esperado show de Pixies, Pavement o The New Pornographers, el festival barcelonés demostró el gran momento de la música independiente estadounidense, con la presencia de Beach House, Thee Oh Sees, Hope Sandoval & The Warm Inventions, Les Savy Fav, Surfer Blood, entre otros.

 Por Yumber Vera Rojas

Antes de que el subte arribe a la estación El Maresme-Fòrum, un oficinista cercano a la jubilación trata de entender las razones que llevaron a España al defcon económico. Las comparte con dos chicos que tratan de seguirle el hilo a la tertulia más por respeto a la matusalenia del míster que por la concientización sobre lo que está sucediendo. Si bien los medios españoles no han parado de hablar de crisis durante la última semana, en Barcelona la muchachada todavía trata de entender el significado del apocalíptico vocablo. Y pareciera que el apócrifo demorará un rato en instalarse, pues aparte de la inminente llegada de las vacaciones y de la expectativa que causa el debut de “La Roja” en la Copa Mundial de Sudáfrica, el pasado fin de semana empezó la temporada de festivales musicales españoles veraniegos con el Primavera Sound 2010.

Para celebrar su décimo aniversario, la organización del evento tiró la casa por la ventana gestionando una grilla impresionante, constituida por más de 150 artistas (entre locales y foráneos) y cargada de nombres cruciales, que terminó por convertirse en una cátedra del avance de los ecos de la contracultura sonora a partir de la instalación del punk en el argot global.

Quien quería saber lo que estaba revolucionando a la capital catalana entre el 27 y el 29 de mayo, apenas le bastaba mirar de reojo y darse cuenta de la abundante cantidad de brazaletes blancos que pululaban por toda la metrópolis y que no sólo servían de ingreso al festival (el abono por las tres jornadas valía 180 euros) sino de identikit de la nación independiente. Así como en años anteriores, el Parc del Fòrum, inmenso predio ubicado delante del Mediterráneo y concebido en 2004 para el primer Foro Universal de las Culturas, se transformó en el santuario del espectáculo. Amparadas por un sol generoso, de las más de 100 mil personas que acudieron (rompiendo el record de asistencia), un 35 por ciento eran extranjeros –principalmente británicos–, lo que tornaba a esta torre de Babel del Do It Yourself en una hermosa comunión.

“Creo que lo más atractivo del indie es su honestidad”, afirmaba al NO el cacique de The New Pornographers, Carl Newman, quien además, tras la radiante actuación de su banda el sábado (cerrando la intervención canadiense en el encuentro, junto a Broken Social Scene, Owen Pallett y Japandroids), confesó: “Me contenta estar acá, especialmente por Pixies. Me inspiraron a tener una banda de rock”.

Pixelados. “Salvo Pixies, me da lo mismo lo demás”, era el comentario que más retumbaba en la segunda jornada, sold out desde hacía varias semanas. Junto con Wilco, que no tuvo un set afortunado –remendado por el carisma–-, el cuarteto de Boston era el acto esperado de la noche. Mientras Lee Ranaldo y Thurston Moore se ponen de acuerdo sobre si Sonic Youth son Los Beatles o los Motörhead del indie, la banda encabezada por Black Francis brindó a lo largo de hora y media un repertorio que podía ser tan pop como The Kinks o tan volátil como The Who.

A diferencia del año pasado, que salió de gira para celebrar las dos décadas de Doolittle, la leyenda estadounidense armó para la ocasión un repertorio basado en este álbum y en joyas albergadas por los discos Surfer Rosa, Bossanova y Trompe le Monde, y hasta se dio el gusto de versionar a Neil Young y a The Jesus and Mary Chain. Lejos de los cantos para el bis que manufacturaron en la Argentina, el cuarteto se conformó con el “olé, olé...” local para salir a hacer un par de canciones que cerraron el mejor show del evento. Sin embargo, la madrugada ofrecía más. Si Pixies fue la sensación del Primavera Sound 2010, la revelación la representó tan sólo unos minutos luego el combinado neoyorquino de psicodelia pop orientada a la pista de baile Yeasayer, confirmando que lo suyo no es un hype y que O.N.E. es uno de los hits del verano.

Justamente, esta décima edición de la multitudinaria gala dejó en claro, por una parte, el gran momento que vive la música independiente en Estados Unidos, incluyendo en la programación a los dreampoperos Beach House, los garageros Thee Oh Sees, el laboratorio folk Hope Sandoval & The Warm Inventions, los salvajes Les Savy Fav, la cadenciosa experimentación de Diplo, la sutilidad de Kimya Dawson (estrella de la banda de sonido de Juno), la frescura de Surfer Blood, la sublimidad de Grizzly Bear (el grupo de la canción perfecta), la intensidad de Atlas Sound y la furia ruidista de Titus Andronicus.

Al mismo tiempo, los nueve escenarios distribuidos en el Parc del Fòrum, que se entremezclaban con ferias de discos, radios alternativas, puestos de remeras y la feria de comidas (lo más barato era el pancho, que costaba 12 pesos argentinos, y el precio de la cerveza rondaba los 20) permitieron constatar que la vuelta de Pavement tiene menos sabor a lo-fi y más al de una historia pulimentada (vale destacar que sus músicos suenan mejor que nunca) amparada por un arsenal de éxitos; la efectividad de Spoon; el casticismo de Superchunk, e igualmente que Tortoise es una de las agrupaciones más descomunales que parió la música popular contemporánea en los últimos 20 años (de hecho, su recital superó el jueves, hípicamente hablando, por tres cuerpos al de Malkmus & Cía).

Camarón Bombay. Amén de evidenciar la optimización que atraviesan las nuevas propuestas españolas, con Delorean transformado en su caballito de batalla (es hoy por hoy el exponente más internacional del indie criollo) y Mujeres ocupando el rol de aspirante, el décimo capítulo del Primavera Sound, en el que por cierto se conmemoraron los 30 años de la aparición del disco La leyenda del tiempo, de Camarón –el antes y después del flamenco–, fue la excusa perfecta para redimir a los responsables de que la movida independiente sea una fuente de creación inagotable. Apuntando principalmente a símbolos del punk que trascendieron al post punk del talante de Wire (tuvo que salir otra vez al entarimado a pedido de un público enardecido), Liquid Liquid (básico para entender por qué existe LCD Soundsystem) o The Slits (las madres del rock mestizo), a lo que se suma el maravilloso guiño que representó la actuación del otrora violero de Neu!, Michael Rother, acompañado nada menos que por el Sonic Youth Steve Shelley en la batería (recientemente visto en la Argentina al lado de Christina Rosenvinge).

Por su parte, The xx, acoplado dream pop británico que en 2009 se ganó la chapa de artista revelación en su país, sobrepasó las expectativas. Pese a que le sentaba mejor una sala chica, el trío se la bancó en un enorme anfiteatro donde repasó su trabajo debut, xx (2009), tal cual el orden y sin mayores elocuencias.

Poco antes de salir a escena, este redactor se topó en la trastienda con su bajista y vocalista, Oliver Sim:

–Hola, vengo de la Argentina. ¿Tenés tiempo para una nota?

Pone cara de emo asustadizo a-lo-Capusotto inicialmente, pero después se relaja y se torna en un tipo amable.

–¿Argentina?

–Sí, Sudamérica, tango, Maradona... ¿conocés?

–Lo sé. Es que me quedé pensando... Tenemos fans allá, y eso es muy raro porque el disco no fue editado aún ahí. Me pone contento.

–Sí, claro. Por eso la entrevista. ¿Podés?

–Ahora subo al escenario, no tengo tiempo. Pero te agradezco la información. Nos gustaría ir para allá. ¿Sabés si alguien estaría interesado en llevarnos?

–Quedate tranquilo, ya se enterarán de tus ganas...

Bajo vuelo. Quienes no estuvieron a la altura de lo esperado fueron Florence + The Machine, Dum Dum Girls y Yo La Tengo (escudado en Condo Fucks, nombre de uno de sus discos de 2009). También hubo presentaciones de títulos indispensables, como el The Great Destroyer de Low y el Some Friendly de The Charlatans, además de sorpresas del calibre de Junip, el grupo del sueco-argentino José González, del disco thrash de Chrome Hoof o de la dupla noise The Big Pink. Acerca del balance del Primavera Sound 2010, Alberto Guijarro, alquimista de este planetario de las nuevas tendencias, comparte con el NO: “No nos acabamos de creer el éxito de esta edición, pues siempre fuimos de dar un pasito detrás de otro. Pero la gente se lo ha tomado bien. En cuanto al cartel ofrecido, una parte la seleccionamos nosotros, aunque también contamos con la colaboración de Pitchfork y de los organizadores del All Tomorrow’s Parties. Si bien es cierto que existe una distancia grande entre América latina y Europa, nos están llegando propuestas muy interesantes de allá. Por eso incluimos a Sudamérica esta vez (ver recuadro). Ayudamos a romper los estereotipos”. Y luego del acabóse pistero sembrado por Lee “Scratch” Perry y Pet Shop Boys, Orbital agotaba en la madrugada del domingo la energía de la masa. No obstante, una riada paquistaní aguardaba fuera del recinto agitando six packs de birras para impulsar el un poquito más.

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