Pecho Anzoategui, multiinstrumentista de Las Manos de Filippi, baja los escalones con la mirada secuestrada por la pantalla del teléfono inteligente que manipula atentamente. “Hola, ¿cómo estás?”, saluda. “Bancame que respondo este mail... Pará, mirá”, apura y extiende la mano. “Pecho, compa”, se lee el encabezado, antes de unas 25 o 30 líneas en inglés. “Es de Zack de la Rocha, estaba viendo si podía venirse para una movida que queremos armar, pero tuvo una complicación familiar: falleció el padre”, traduce Pecho. Y toda la situación, que quizá no pase de anecdótica, plantea a las claras el cuadrante en el que se mueven Las Manos de Filippi: haciendo que el rock y la política se sumen para hacer palmas y llamar la atención, y sumando ese aplauso al ruido que otros artistas provocan en otros puntos cardinales de la Internacional Obrero–Estudiantil-Rockera. Lo mismo sucede en su nuevo disco, el curioso La calesita de Mamanis, aunque de un modo indirecto: en verdad, el núcleo de lo que LMF tenía para contar está en La tele no alcanza, el sólido y pedagógico documental que completa la obra.

Los festivales en pedido de justicia por Mariano Ferreyra –el joven militante social asesinado por una patota sindical, según investiga la Justicia– y por Luciano Arruga –el adolescente de Lomas del Mirador cuya familia denuncia que fue secuestrado por la Policía Bonaerense, obligado a delinquir y luego asesinado a golpes en una comisaría–, y el festival Voces contra el Golpe –a favor de la democracia en la golpeada Honduras–, son algunos de los momentos que integran este documental, tan lejano a la idea común sobre los documentales realizados por músicos. En La tele no alcanza, la música es un accesorio, otro modo de contar lo que se muestra: las más resonantes protestas sociales de la región en los últimos años.

“Tuvimos que entrar a Honduras por la ventana. Bajamos con el avión en un aeropuerto chico en el norte, en medio de la nada, y viajamos por el medio de la selva con un loco que manejaba mal, porque en el aeropuerto estaban todos los milicos. Llovía y pensamos que nos íbamos a matar en la ruta, pero empezamos a ver a la gente en la calle, a los pibes luchando con los grandes, la gente junta, todo eso que acá no se mostró en la tele. Fue emocionante. Por eso es que ‘la tele no alcanza’”, justifica Pecho.

Alegre, tropical, barrial, multicolor y casi infantil. Así se presenta Las Manos de Filippi en el CD, una serie de “canciones infantiles de humor trastornado”, según la definición del Cabra De Vega: “Cuando todos se esperaban un disco re piquetero, quisimos hacer otra investigación sobre el humor y la canción, que podríamos llamar irónica”. El botón de muestra es el video de Mountain Bike, protagonizado por la ex actriz de Patito feo, Brenda Asnicar. “Estuvo bueno que participara, ella es una piba interesada en lo que pasa. Su apoyo y su lucha, como pasa con René de Calle 13 o con Zack, abren la cancha para que otra gente se acerque”, concede Cabra. ¿Que se acerque a qué? “A ser críticos de la realidad... ¡y a la revolución!”

–Con La calesita de Mamanis / La tele no alcanza llegan a un punto de interjección notable entre sus dos ambientes: la música y la política.

Cabra: –Está balanceado; por un lado está la música que queríamos hacer y por el otro, las luchas que queríamos difundir. Con este disco tratamos de quitarle importancia a la música en la cuestión política. La única responsabilidad que tiene el músico es la de hacer la música que le guste o que tenga que hacer para subsistir. Es culpa del sistema que el artista tenga que firmar un contrato y hacer todo lo que el sello y el productor quieran, no es culpa del pobre pibe. Pero ese pibe tiene la posibilidad de participar en lo político, no creerse más allá por estar en una compañía.

–Y ustedes, cuando participan de ese tipo de jornadas, internamente, ¿cómo sienten que participan?, ¿como artistas o como militantes políticos?

Cabra: –Cuando tocamos, no vamos con el ego artístico de romperla sino a que la gente que concurra se vaya con la conciencia de qué fue lo que se hizo. Si no, es transformar un acto político en un concierto de rock. Y al lado de las luchas políticas, el rock es un espacio muy chico, muy pobre.

Pecho: –La búsqueda es no espectacularizar la propuesta sino politizar la actividad de la que se está participando, sumemos o no nuestra música.

–Pero la música, el rock en especial, sirven para generar conciencia.

Pecho: –Sí, pero se trata de sacarle al músico la obligación de tener que mostrar en una canción que es revolucionario, o qué tan revolucionario es, porque con una canción o con un disco no vamos a hacer la revolución.

Cabra: –No existe el arte libre, así que tampoco le demos tanta bola a la música o al rock como algo tan puro. Lo que podamos hacer de arte viene en suerte, pero darle demasiada importancia en la vida del pueblo es parte del negocio de poner al artista como un ser desclasado y súper iluminado.

Además del resultado de la fusión de la veta histórica de Las Manos de Filippi (ese hardcore de músico callejero) con lo que estos mismos músicos hacen con su banda tropical paralela, Agrupación Mamanis, La calesita de Mamanis es reflejo también de un cambio estructural en su seno, hasta en su título y su macabro pero aniñado arte. En este contexto (nuevas generaciones, nuevas luchas, nuevas canciones, nuevo estudio), el Cabra asegura que ya se puede dar por enterrada aquella idea de la década de 1990 según la cual a los jóvenes no les interesaba la política. “Desde 2001, la juventud está involucrada de un modo cada vez más importante en la lucha social. Entendieron en la región que viven de un modo colonial y deben pagar su educación pública, mientras los Estados regalaron la explotación de los recursos a empresas extranjeras”, dice. Pecho insiste: “Hace una década que los jóvenes están bien organizados y tienen poder en las universidades. Esa lucha pasó de las universidades a los secundarios con el estudiantazo de los últimos años. Y los músicos, luego de Cromañón, se olvidaron de Pomelo y se han ido organizando”.

El panorama parece esperanzador: juventudes, obreros y artistas que se organizan, canciones que pueden ser canciones y no panfletos, adherentes como Calle 13 o Rage Against The Machine, jóvenes chilenos, hondureños, españoles y argentinos indignados con el modelo. “Llegó la gran crisis capitalista internacional”, avisa Pecho.

–Cabra, fue sorpresivo no encontrarte entre los precandidatos en las recientes elecciones. ¿Por qué no reincidiste con la Lista 14 del PO?

Cabra: –Es que apoyamos al Frente de Izquierda y para eso armamos el Frente de Artistas con Ciro Pertusi, los chicos de Cadena Perpetua, Maikel de Kapanga. Fue una experiencia divertida porque dejamos de ser los bichos raros del rock. Es bueno ver que los músicos están comprometidos, pero no le adjudico el logro al gobierno sino a la comunidad musical que se ha ido organizando y creciendo en experiencia. Ahí es donde la música que hace cada uno no interesa sino que coincidimos en un frente anticapitalista.

–¿Y cuáles son sus expectativas para el Frente de Izquierda en octubre?

Cabra: –Las primarias no tuvieron otro sentido que proscribir a los partidos chicos y a la izquierda, porque de interna no hubo nada: cada partido fue con sus candidatos elegidos. Pero vamos a meter un diputado y se va a entender que la única oposición real es el Frente de Izquierda.

* Las Manos de Filippi presenta su disco el sábado 15 de octubre en Groove (Santa Fe 4389, Palermo). Desde las 20.