La pelea por cambiar el mundo se libra en cualquier arena; la máxima ricotera bien podría haber enunciado “todo hecho es político, uoh, uoh”. Sin embargo, los sufragantes rockers optaron por acontecimientos de la política en su sentido menos amplio, y votaron básicamente por eso que se narra en las primeras diez páginas de los diarios: Las elecciones, los candidatos y... la Presidenta. Cristina Fernández repitió en la encuesta del NO el 54 por ciento que consiguió en las presidenciales de octubre. 68 votos positivos en esta encuesta sobre 125 nos da 54,4 por ciento. Su reelección fue el hecho político del año para el electorado rocker por abrumadorísima mayoría. Sus votos propios quintuplicaron a su perseguidor en el escrutinio, y a ellos podría sumársele veinte más a través de “colectoras” (sufragios al acto electoral, al kirchnerismo, a la mística nac&pop, a la juventud militante, al Boudou manchaderrolandista y a “El”, por el ex presidente Kirchner).

Sólo dos votos parecen críticos de este fenómeno de “rock oficialista”, impensable hace 15 años, cuando los recitales segregaban confrontación con el poder. La idea de “hecho político” como “hecho electoral” se completa con una docena de votos, a favor y en contra, de otros dirigentes: Altamira, Macri, Donda, Alfonsín, Filmus, Menem, Cobos, Moyano...

Lejos, completan el podio un tema sectorial; el paso por el Congreso de la Ley de la Música (sin final feliz), que sumó 9 votos, entre quienes lo festejan y quienes lo lamentan; y una cuestión histórica, los juicios a torturadores, golpistas y demás criminales castrenses. Más lejos aún, aparecen temas mundiales (los indignados, la crisis financiera europea o los cambios en el mundo árabe), ecológicos. Poca presencia registraron las problemáticas civiles, fuera de los tres votos de la Ley de Identidad de Género: los debates sobre despenalizaciones de aborto o tenencia de sustancias, por caso, no formaron parte de la agenda rocker.