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Jueves, 9 de febrero de 2012

ADANOWSKY, EL HIJO DE JODOROWSKY

El derecho al olvido

A través del Skype y recién llegado de España a su casa parisina, exhibe un corpiño de encaje negro que le tiraron al escenario y amenaza con ponérselo, cuenta que es adicto a magos y curanderos.

 Por Julia González

Ya cantó Spinetta el concepto acuñado por Carlos Castaneda en sus libros protagonizados por el indio Don Juan Matus: “Es inútil que pretendas brillar con tu historia personal”. Algo así como eliminar el pasado para no tener que dar explicaciones ni generar desilusión en los demás con nuestros actos. Pero principalmente, borrar la historia personal para no cargar con las ataduras de los pensamientos ajenos. Y puede que ésta sea la filosofía de vida de Adanowsky, artista multifacético de elegancia innata, quien crea a sus personajes, unos alter egos de antojadiza personalidad, y luego los mata para desligarse del pasado. Por eso cuesta encasillar a Adán Jodorowsky, hijo del genial Alejandro, que vive en París pero además tiene una casa en México, que viaja a Madrid y a Barcelona para, además de tocar un poco, visitar a sus amigos y salir a bailar.

Así se muestra hoy Adanowsky, no sabemos qué será mañana. A través del Skype y recién llegado de España a su casa parisina, exhibe un corpiño de encaje negro que le tiraron al escenario y amenaza con ponérselo, cuenta que es adicto a magos y curanderos, y que hace sus ritos para llenarse de magia antes de salir al escenario. Si no invoca a sus dioses, asegura que el concierto será malo. Ahora es Amador, el personaje que lo poseyó para grabar su tercer disco en estudio, un ser amante que busca salir a la luz después de haber pasado una temporada en el infierno en la piel de El Idolo, el anterior personaje a quien mató en un escenario. “Me pusieron en un ataúd, unos romanos me cargaban, había una vaca gigante dorada, una estatua mía que se destruía, y yo bailaba con la muerte, besaba a la muerte, había unas bailarinas desnudas, era un espectáculo muy entretenido”, cuenta Adanowsky. Entonces aclara que un artista se aburre si hace siempre lo mismo, por eso la solución para él fue crear personajes y luego matarlos. Habrá que esperar para conocer al siguiente –ni su familia lo sabe–, ya que Amador morirá en un prometedor escenario mexicano. “El 9 de marzo nace este otro personaje, lo mato a Amador y ya. Es una puesta en escena para tres mil personas, será el mejor espectáculo de mi vida, a ver si lo logro, me encantaría, es como la última vez que voy a cantar esas canciones. Hay que aprovechar, no lo digo como Prince, que dice ‘tengo los mejores músicos que tuve en mi vida, hay que venir al concierto’, no lo digo para que vengan, lo digo en serio. Será la última vez que cante esas canciones”, asegura el músico. ¿Y si algún día tiene ganas de tocar esas canciones? Resucitará: “Si Jesucristo puede ¿por qué yo no?”, bromea Adanowsky.

A diferencia de su disco anterior, donde el músico era un auténtico Pomelo, que bailaba, se vestía con lentejuelas y abusaba de los clichés de un incestuoso rockstar, Amador trae una esencia diferente, el atributo de lo emocional. “Quería un personaje que explore otra parte, y entonces exploré el corazón. Necesitaba abrir mi corazón porque yo no sabía amar. Mi aliado es la música, ella hizo que abriera mi corazón y así funcionó. No tengo mujer ni a nadie, pero estoy dispuesto a amar”, se sincera el artista. Al momento de escribir estas canciones, Adán acababa de separarse de la mujer a quien le dedicó la hermosa Niña roja (“es que ella se vestía siempre de rojo”) y cuenta que, si bien estaba sufriendo, no procedió como solemos hacer en esos casos, nada de emborracharse hasta que llega la mañana, sino todo lo contrario. “Dije bueno, voy a hacerme bien. Me acostaba temprano, no me drogaba, estaba completamente limpio, en estado puro”, cuenta. De hecho, la canción Basta de lo oscuro, donde canta quiero ir a la luz / lejos de lo impuro / me baño de azul, es un buen reflejo del disco. Adán tocó todos los instrumentos, menos la batería, y produjo el disco cuando aún no tenía discográfica. A eso se refiere al decir que él no es una puta, al hecho de crear sin pensar en los resultados o beneficios económicos que vendrán. En este disco participa Devendra Banhart, de quien se hizo amigo luego de grabar, en la casa que el texanovenezolano tiene en Nueva York, You are the one (entre otras canciones), incluida en Amador. Banhart también participa en el video, una orgía altamente estética, con 50 hombres y mujeres haciendo el amor en tiempo real. Cuenta Adán que una pareja engendró a su hijo en aquella filmación y que él fue el único que no tuvo sexo porque estaba maquillado de azul y ocupado, atendiendo todos los detalles del rodaje. Así de excéntrico es Amador, la actual invención de Adanowsky, pero no la última.

* Adanowsky toca hoy en Fiesta Hawaii en El Podestá (Armenia 1740) a las 24 y mañana viernes 17 en Café Vinilo (Gorriti 3780) a las 0.00. Habrá un tercer show sorpresa.

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