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Jueves, 6 de marzo de 2003

PAPASHANTY SAUNDSYSTEM, DESDE CARACAS

Chávez o no Chávez, ésa es la cuestión

Cinco integrantes de otras tantas bandas venezolanas están en Buenos Aires para mostrarse en plan colectivo hip hop-reggae-ska, con un argentino agregado. Aquí hablan de la influencia del rock argentino en su país, de la huelga que los divide y de cómo sobrevivir a la crisis. De esto último vienen a aprender acá, dicen...

 Por Javier Aguirre

Lejos de formar parte de una inversión expansionista de una discográfica –”disquera”, dicen ellos– o de una visita promocional, la llegada a Buenos Aires del colectivo venezolano Papashanty Saundsystem es una mezcla de corajeada, aventura cooperativista y deseo de conocer y hacerse conocer. Formados apenas seis meses atrás, con identidad estilística multipalo y algún aire a all-star band de la escena de Caracas, los Papashanty (“padres de la paz”, traducen) se consideran hijos de la última gran crisis venezolana: la que divide el país entre opositores y adherentes al gobierno de Hugo Chávez, o entre el pueblo y los “sifridos” (chetos). Y que, en el caso de las bandas de rock, separa a los que aceptan tocar en conciertos patrocinados por uno u otro bando político. En medio de una huelga general que –cuentan– congeló cualquier actividad cultural, en especial la del circuito de recitales, los músicos de Papashanty, en cooperación con técnicos, dueños de equipos de sonido, agentes de prensa y amigos varios se convirtieron en algo así como la gran novedad, con una propuesta que fusiona reggae, ska, hip-hop y mensajes positivos varios. Al plantel lo integran músicos que también tocan en otras bandas venezolanas (Danel/Dr.Dub, baterista de Desorden Público, y Bostas Brain, voz de La Corte; además de One Shot, voz de Negus Nagast; MC Paparazzi; y Mota, de Jah Bafana); y con ellos colabora el argentino Germán (quien fuera tecladista de Todos Tus Muertos, Fidel y Lumumba; y actual miembro de Sin Semilla y Movimiento Urbano).
–¿Cuán importante es la influencia del rock argentino en Venezuela?
One Shot: –Es fortísima. Diría que Los Pericos o Cerati son prácticamente artistas venezolanos. Tocan muchísimo y en lugares enormes, donde no toca ningún grupo de Venezuela. Fito Páez o Charly García son grandes, pero no es algo nuevo; Charly ha sido una leyenda en Venezuela desde Sui Generis para acá. Son muy queridos. También se conocen los Fabulosos Cadillacs, Todos Tus Muertos, los Caramelos de Ricota... ¡digo, Redonditos de Ricota!, Rata Blanca...
Danel: –Muchos tocan en bares, como 2 Minutos, Cadena Perpetua o Argies.
Paparazzi: –La música argentina ha sido pilar no sólo en Venezuela sino en toda Latinoamérica. Un punto de referencia para guiarse, criticar y crear. Los lazos entre la Argentina y Venezuela son muy grandes, especialmente en lo musical. Y los músicos argentinos despiertan tanta admiración como los futbolistas argentinos.
Danel: –Es un respeto que se han ganado.
Paparazzi: –Para nosotros es halagador presentarnos aquí en la Argentina, que es como una escuela.
–¿Cómo es la situación actual de Venezuela?
One Shot: –Muy mala, hubo un paro económico contra el gobierno, pero resultó contraproducente, y quebraron todas las pequeñas empresas. Mucha gente se fue a Europa, o a Miami. Las grandes bandas están paralizadas, y las chicas desaparecen.
Paparazzi: –Papashanty fue casi la única banda que estuvo tocando últimamente, y gracias a esos toques juntamos el dinero para venir aquí a la Argentina.
Danel: –Agarramos a nuestro ingeniero de sonido y le dijimos: “Mira, no está pasando nada. Hagamos que pase algo. Tú pones los equipos, nosotros la música, y veamos qué pasa”. Y empezamos a tocar en plazas, en donde fuera. Es que si no tocamos, se muere todo.
One Shot: –Nacimos como una anti-banda.
–¿Se juntaron a partir de la crisis?
One Shot: –Absolutamente. Nosotros estamos enamorados de la realidad latinoamericana.
Paparazzi: –Las crisis hacen crecer, es como una relación de pareja, a la que los golpes la hacen más fuerte.
One Shot: –A nosotros la Argentina nos da un ejemplo muy fuerte, porque a pesar de la crisis que vivieron, sigue habiendo movida. Quizás no haya la misma taquilla, pero las bandas están, el circuito está, hay actividad. En cambio en Venezuela no fue así. Todo fue paralizado, y la cultura no se puede paralizar bajo ninguna circunstancia. Todo está dividido: yo voy por la calle en Caracas –donde ya no hay ningún barrio como Palermo– y en la misma cuadra uno me grita “chavista de mierda”, y otro me grita “sifrido”.

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