no

Jueves, 11 de octubre de 2012

CREMA DEL CIELO, EX SECRETO MEJOR GUARDADO DE LA PLATA

Si yo soy así...

“Decir las cosas que uno cree y bancarse las consecuencias tiene que ver con el espíritu del rock”, asegura el cantante Boya Rulli, el esteta de este combo irónico, corrosivo y cancionero antes considerado una banda de “criminales y drogadictos”.

 Por Juan Barberis

Durante varios años, Crema del Cielo fue uno de los secretos mejor guardados de La Plata: bocones, combativos y brutalmente honestos, este pelotón de rock que traza una traducción local y rea del brit-pop de los ‘90 mezclado con clásicos como los Zombies, Beatles y Kinks siempre mostró un potencial compositivo, con ideas y contenido. Dueños de uno de los mejores cancioneros de rock platenses, siempre parecieron, a su vez, ser víctimas directas de su caos y desorden: shows olvidables, disturbios antes de conciertos o un emparentamiento constante con los excesos fueron algunos de los aditivos que terminaron empañando el valor real de su música. Sin embargo, desde hace más de un año, la banda se reordenó. “A Crema del Cielo se la relacionaba mucho con el consumo de drogas y ese tipo de cosas, y fue un lugar del cual quisimos salir”, explica de movida el percusionista Daniel Rulli.

“Hay muchos prejuicios con nosotros; en un momento éramos asesinos, drogadictos y criminales. Cuando Leo, nuestro tecladista, iba a empezar a tocar en la banda, los amigos le decían: ‘Uh, ¡¿con ésos?!’”, se ríe el Boya Rulli, cantante. “En una época, la situación era un poco de descontrol y eso se reflejó mucho en nuestra música, pero no nos quisimos quedar embarrados en eso. Ahora tenemos desde hace un año y medio otro plan, una vida más tranquila por parte de todos. A mi manera de ver las cosas, estamos haciendo mejor música que nunca.”

Nacida en 2003, Crema del Cielo es el germen directo que brotó tras la disolución de Venenosos, una banda de rock guitarrero curtida en los suburbios platenses de los ‘90 que tenía al frente al Boya. De ese proyecto todavía vibran guitarras a la Supergrass y Stone Roses y la marca de su cantante, un personaje de lengua filosa que sacude desde sus entrañas con lírica clara y personal. Por fuera de Crema del Cielo, el Boya es un militante activo; por dentro, también. “Igual, siempre hemos tratado de separar lo que soy como ser político”, aclara. “Se hizo un poco difícil, porque no soy de ocultar las cosas, pero siempre trato de hablar por mí y no en nombre de la banda. De todas formas, tampoco hay diferencias ideológicas gigantescas entre nosotros, todo lo contrario.”

Con dos discos editados (Crema del Cielo, de 2008, y Espíritu de clase, de 2009), Crema del Cielo logró pulir un sonido y una personalidad inconfundibles, sumando la admiración de colegas cercanos como Manuel Moretti de Estelares. Entre canciones que cargan con cierto pesimismo, abordan por igual –con algo de ironía y gracia– las prohibiciones a las libertades individuales, el conflicto climático o el vencimiento de la moral católica; todo desde una frontalidad que en ocasiones los puso en problemas. Una vez, tocando en una sede de ATE la canción Navidad en el country, parodia que describe el pensamiento reaccionario de una familia de clase alta, mientras cantaban la línea del tema que dice “pero el lunes me hacen enojar, esos negros de mierda que quieren cortar la calle que me lleva a trabajar / lo pagarán con sangre”, los del público se enervaron y comenzaron a agolparse sobre el escenario en busca de algún cuerpo. Tuvieron que salir escoltados del lugar: “Hay gente que va a interpretar la ironía y otra que no, pero hay que asumir las consecuencias de lo que uno dice”, advierte el Boya. “Decir las cosas que uno cree, de la forma que le parece y bancarse las consecuencias tiene que ver con el espíritu del rock. A mi papá ese tema no le gusta, es así, qué va a ser. Si te ponés a escribir para agradarle a la gente...”

Siempre lejos de las tendencias y los lugares comunes, parte de la esencia de Crema del Cielo parece ser la transparencia de un grupo de amigos que no ejerce diferencias arriba o abajo del escenario. “Jamás, ni a nivel musical ni a nivel letras, ni imagen, se hizo algo en el sentido de ver si podía gustar más o menos. Entonces lo que sucede, sucede, no hay rosca con eso. Mostramos lo que hay”, dice Daniel. Y lo que hay ahora para mostrar es un plan de trabajo basado en una rutina de ensayos que podría verse inédita para cualquier proyecto de rock: tres veces por semana... a las 8 de la mañana. “Es un cambio de filosofía. ¿Por qué el rock and roll tiene que ir aparejado a la idea externa que se tiene sobre lo que es el rock and roll? Lo irrefrenable, el tener que ir hasta el final, todo en extremo y en cantidad”, pregunta Edu Carreras, baterista. La metodología parece haber puesto las cosas en su lugar, potenciando la capacidad del ahora sexteto con una racha de shows –como el que dieron junto a Estelares en La Trastienda de La Plata– que se agrupan entre los mejores de su carrera.

Para llegar a este presente de armonía, uno de los escollos que tuvo que sobrepasar Crema del Cielo hasta el momento fue el último lockout agropecuario. Por esos días pudo verse al Boya disputando en solitario y con pancartas en apoyo al gobierno frente a una multitud de señores con camperas de cuero. “Eso repercutió en la banda porque nos sentíamos un poco solos, aislados. No era como ahora, que hay más coincidencias ideológicas y que el tiempo hizo decantar un montón de cosas y bajar un montón de caretas; era prácticamente estar solo contra el mundo”, asegura el cantante. “Por ahí me arrepiento de algún ataque de furia en vivo y de haberle hecho pasar algún mal momento a mis compañeros, pero era un momento de una locura nuestra bastante extrema”, dice. “Era todos los días fumarse las manifestaciones de esa gente, que –particularmente yo que soy un tipo prejuicioso– me las cruzo por la calle y las detesto, ¡las detesto! Fue comer veneno durante meses”, acota Daniel.

Ahora, Crema del Cielo se encuentra en plena grabación de su primer DVD, que registra parte de su repertorio interpretado en vivo en los Estudios Tolosa (de Edu Carreras y Gualberto de Orta, guitarrista de Norma) y en enero se meterán a grabar su tercer disco. Las canciones ya están y, según ellos, el tono sigue siendo crítico, con contenido social y no muy optimista. “Mi visión del mundo es que la cultura occidental y cristiana no tiene nada que ver con la democracia, ni con el amor, ni con el respeto, sino más bien con todo lo contrario: la violencia, la humillación, el colonialismo, el imperialismo, el no respetar las diferencias”, dice Rulli.

Sin embargo, por fuera de todo eso, y puertas adentro, para el cantante las cosas parecen acomodarse de manera ideal. “Yo creo que hay mucha gente que hace rock como una excusa para hacer otra actividad, como levantarse minas, ser famoso o juntarse con los amigos para drogarse, como los que dicen que se van a pescar y llenan el auto de damajuanas de vino. Nosotros sentimos la necesidad de hacer música, y mientras sigamos sintiendo esa necesidad, no hay mucho más para pensar.”

* Crema del Cielo toca el sábado 13 en Pura Vida (Diagonal 78 entre 8 y 61, La Plata). A las 23.

Compartir: 

Twitter

 
NO
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.