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Jueves, 22 de noviembre de 2012

TOCA ARIEL PINK (QUE TIENE EL PELO ROSA DESDE ANTES QUE PINK)

“Tengo un ego enorme y absurdo atrapado en una botella que se llama inseguridad”

El término “low-fi” debería llevar en el diccionario la foto de este estadounidense de 34 años, un emprendedor que se la pasó haciendo música de la más variada en los términos que él dispuso. Cuando se le antojó formó su propia banda, Haunted Graffiti.

 Por Facundo Enrique Soler

La difícil tarea de mantener una charla con Ariel Pink no se basa en su predisposición, sino en su constante vuelo mental. Mientras está hablando de una de sus canciones, inventa una historia de apocalipsis futurista o, de repasar detalles de su gira europea, termina recordando sus días de adolescente traumado en Beverly Hills. La mente de Pink siempre está pensando en otra cosa y quizás ese sea el motivo de su talento: desde los 12 años graba canciones en cassettes de forma maratónica, con producción propia y fidelidad paupérrima, así sea incluyendo percusiones hechas con sus manos o efectos especiales con su boca. (¿Qué más da? Lo importante es lo que sigue.) El término “low fi” (baja fidelidad) debería llevar en el diccionario la foto de este estadounidense de 34 años, un emprendedor que se la pasó haciendo música de la más variada en los términos que él dispuso. Cuando se le antojó formó su propia banda, Haunted Graffiti, con la que el 12 de diciembre visitará por primera vez Argentina con la excusa de presentar Mature Themes, su último disco, lanzado hace apenas unos meses.

La carrera de Ariel Rosenberg (como su identificación acusa) es extensa, pero su salto a la masividad no; recién en 2010 tuvo el reconocimiento mundial por su música junto a la salida del álbum Before Today, el primero bajo el ala de Haunted Graffiti como banda (antes de eso ya había publicado unos siete discos en solitario y una tonelada inclasificable de grabaciones). La placa fue una revolución instantánea en término de hits malditos y difíciles de procesar (pero fáciles de gustar) con un mix de géneros de rara convivencia, como el soul, punk rock, pop gomoso y hasta algo de death metal. De esa manera, la prensa tomó a Pink, un bicho raro hasta ese entonces, y lo coronó como un verdadero genio del sampleo, la autoproducción y el naciente género chill wave. Pitchfork eligió el tema Round and Round (el hit del disco) como canción del año y la revista Exclaim! posicionó Before Today en el puesto 15 de las mejores placas. El post adolescente traumado que grababa temas en su casa y hacía dibujos raros para las portadas terminó siendo la nueva sensación y esa victoria lo sacó a pasear por el mundo junto a su banda.

Mature Themes llegó en agosto de este año y significa un viaje menos pop comercial y más pop psicodélico por la mente oscura de un tipo que no distingue la delgada línea entre una broma y la realidad para salir a jugar entre teorías alocadas y canciones de letra confusa. El abanico artístico es tan amplio que incluye canciones desfiguradas en cuestiones de reverb y un cover de soul espeso del tema Baby de Donnie and Joe Emerson.

“¿Qué tal?”, pregunta Pink al NO con una sorprendente pronunciación del español, mientras se encuentra en un hotel de Alemania. El dominio del lenguaje se debe a que sus padres nacieron en México y al poco tiempo se mudaron a Beverly Hills, como dos inmigrantes, un término que a él le resulta absolutamente recurrente para sus teorías descabelladas del futuro.

Las letras de Mature Themes tienen mucho de jingle publicitario, como si las palabras jugaran unas con otras constantemente. ¿El proceso de composición buscó esa idea?

–En la mayoría de los casos sí. Tengo los posibles títulos en la cabeza y después empiezo a cranear con sus correspondientes melodías. La letra de cada tema, por lo general, vino al final, donde empecé a jugar con las palabras para lograr eso. Kinski assassin es un buen ejemplo... Simphony of the Nymph también tiene eso, de hecho es gracioso que lo preguntes porque esas piezas ni las considero canciones, para mí son como juegos que fueron grabados.

Mature Themes me resulta un disco mucho más oscuro y, a la vez, gracioso que Before Today. ¿Lo enfocaste de esa manera al grabarlo?

–Para mí es más oscuro que gracioso. Fui una persona oscura por demasiado tiempo y a la hora de grabar Mature Themes estaba mucho más ofuscado que con Before Today. En cuanto al humor, te sugiero que no confundas comedia con cinismo, es más bien eso lo que quería lograr. Tuve una ruptura amorosa muy grande en el medio que tuvo mucho que ver.

¿A qué le adjudicás ser una persona oscura?

–Como mi tío solía decirme todo el tiempo, siempre me sentí atraído por el lado oscuro de las cosas. De chico me la pasaba escuchando death metal y música satánica. Cuanto más pesado, mejor.

El tipo de música que hace enojar a tus padres...

–Exacto (risas). Me la pasaba escuchando el material más contestatario, sucio y fuerte que encontrase. Era una especie de venganza hacia ellos, siempre quería hacerlos enojar.

¿Por qué te querías vengar?

–¿Tenés una hora para que te explique? No, yo no tengo una hora, lo voy a resumir: empecé a escuchar y hacer música por motivos reaccionarios y juveniles, no por otra cosa. Me la pasaba luchando con mi persona y la única manera que tenía para aliviarme era grabar. Eso contagió a mi yo post adolescente. No, no fui a la facultad, preferí conseguir un empleo horrible para pagar el alquiler y poder seguir grabando constantemente por las noches. Hoy vivo de esto y no lo cambio por nada, me la paso viajando por el mundo, tocando mis canciones, hablando de mí mismo...

No pareces una persona que le gusta hablar mucho de sí misma.

–No parece eso, pero tengo un ego enorme y absurdo atrapado en una botella que se llama inseguridad. A veces lo muestro y me doy cuenta de que soy demasiado famoso para mi propia cabeza, soy un mal jefe de mi vida.

El término “demasiado famoso para mi cabeza” no encaja bien con una persona que creció en Beverly Hills, la cuna de las celebridades de tu país.

–Beverly Hills debe ser el único lugar del planeta del que todos saben pero casi ninguno verdaderamente visitó. Eso es culpa de la televisión, un invento nuestro. Le vendimos a la gente una construcción fantástica para motivar sus sueños y expectativas. Por suerte Bret Easton Ellis (N. del R.: el autor de Psicópata Americano y Menos que cero) se está encargando de destruir esa pavada. De todas maneras, no me asimiles con el resto de Beverly Hills porque no tengo mucho que ver con la gran mayoría de la gente que vive ahí.

En Farewall American Primitive de Mature Themes tocás la historia de un inmigrante estadounidense. ¿Cómo surgió eso?

–Es una especie de imagen futurista que tengo en mi cabeza, una imagen con estadounidenses inmigrantes a lo largo de todo el mundo. Si te ponés a analizar el mapa migratorio vas a encontrar a argentinos viviendo en España, franceses viviendo en Chile... Nunca te cruzás con un estadounidense afuera que te acepta su calidad de inmigrante, cuando verdaderamente lo es. Me gusta pensar que en unos años voy a viajar a China y el que atienda el supermercado sea de Estados Unidos.

Es gracioso porque Estados Unidos es un país construido por inmigrantes, inclusive hoy en día es fácil encontrar una mezcla cultural enorme.

–Pero esas culturas yo las defino como incultas, porque llegan a Estados Unidos con la idea de ser ciudadanos pero nunca lo van a ser, tampoco van a volver a su país porque se quedan en el medio...; los verdaderos norteamericanos son los indios, pero quedan muy pocos hoy en día.

Esa idea va muy de la mano con el “sueño americano”.

–El sueño americano se basa en que todos llegan para querer ser reyes y reinas, como no pudieron serlo en sus tierras natales, pero en el camino terminan trabajando como esclavos y nunca logran ser ricos. Los blancos de Estados Unidos, que están hace un poco más pero siguen siendo inmigrantes, se dan cuenta de esto y se aprovechan. Es la teoría del macho beta...

¿En qué se basa esa teoría?

–Tengo esta teoría que sostiene que el mundo se está poblando de machos beta, tipos comunes con la misión inconsciente de derrocar a los pocos machos alpha que quedan dando vueltas y poder ser ellos los reyes, pero al llegar al trono son beta, no tienen la capacidad para reinar. Así veo a los inmigrantes de Estados Unidos, son tomadores de poder como los actuales residentes.

Tus teorías, al igual que tus canciones, tienen como motor imaginar el peor escenario posible. ¿A qué se debe tanto pesimismo?

–No es pesimismo, sino que no veo el futuro con mucha claridad, para mí de acá a unos años la inteligencia se va a terminar. La humanidad va a continuar en el mundo, pero toda la razón y la inteligencia se va a extinguir. Vamos a aprender a hacer felices a los demás en vez de intentar ser felices como individuos, algo que no hacemos hoy en día con las nuevas generaciones. Ahí las naciones tercermundistas van a superar a la población en número y van a conquistar el mundo. Es el triunfo de la naturaleza por sobre la razón.

Y contagiás estas teorías a tus canciones. ¿Ves la música como un alivio?

–No, la música hoy no es un alivio. Tengo que lidiar con muchas dificultades, tratar con gente, mantener todo a flote... Sin embargo jamás dejaría esto, si mañana tengo un millón de dólares lo regalaría y seguiría sacando discos, viajando, respondiendo estas entrevistas (risas). El problema mayor de este trabajo es mantener una relación estable, soy bastante chapado a la antigua y quiero formar una familia.

¿Creés en la monogamia?

–Sí, creo en la monogamia y le deseo la mejor de las suertes a aquellos que quieran practicarla. En mi caso es muy difícil porque estoy mucho tiempo de gira y tengo algunos bardos de personalidad... Para colmo, no soy un muy buen amante.

Manejando tantas teorías futuristas, ¿cómo ves el sexo de acá a 50 años?

–Igual que siempre, el sexo no cambió nunca. Lo único diferente que puede suceder es que las mujeres puedan salir más a la calle a buscarlo, en lugar de ser buscadas. Eso estaría bueno (risas).

Una pregunta totalmente nada que ver: Te hacés llamar Pink y tenés el pelo teñido de rosa, ¿te cargan mucho con la cantante Pink?

–No, no me cargan con ella pero es algo que me da bronca. Me acuerdo cuando la vi por primera vez en televisión y empezó a salir en todos lados; en ese momento yo era un don nadie de Beverly Hills, ¡pero ya hacía música, me teñía el pelo rosa, y me llamaba Pink!

* Ariel Pink’s Haunted Graffiti se presentará el miércoles 12 de diciembre a las 21.00 en Niceto Club (Niceto Vega 5510).

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