no

Jueves, 10 de enero de 2013

CAMINO AL HORIZONTE

“Los ortodoxos del rock medio se descolocan”

Esta agrupación de música dance (su radio de acción abarca del house al afrobeat, del Primal Scream de Screamadelica a Friendly Fires) fue parida, tal cual engendro del sabor, por la reunión de varios artífices de la noche porteña y un par de mediáticos.

 Por Yumber Vera Rojas

Horizonte alza la mano entre los candidatos a banda revelación local de 2013. Y es que el grupo argentino, desde su creación, un par de años atrás, comenzó a pulir sus cualidades, y a tomarse en serio, a partir del desparpajo, su poder para contagiar el baile. Así que se trata de una agrupación de música dance (su radio de acción abarca del house al afrobeat, de Primal Scream de Screamadelica a Friendly Fires) parida, tal cual engendro del sabor, por la reunión de varios artífices de la noche porteña y un par de mediáticos. Al baterista Nicolás Pauls (4º Espacio), el guitarrista y cantante Leandro Lopatin (Turf y Poncho), el tecladista Pol Medina (Superchango y Chunis), el percusionista Nacho Loizaga (Banda Jamón Crudo), el bajista y vocalista Tomi Dieguez (The Ovnis), y la cantante y rapera Anita Pauls, esto se les fue de las manos, y no les quedó más remedio que hacerse cargo de exorcizar las pistas y transformar la manera de entender el rock a través de la cadencia. Aunque se le ha definido como un cruce entre MGMT y Parchís, el concepto del conjunto apunta hacia la contemporaneidad sonora. Ya habrá tiempo para verlo dando vueltas en festivales y clubes. Mientras tanto, ahora promocionan su primer sencillo, ¿YMQM? y Ud.?, y se dedican a ensayar a la vuelta de Parque Chas.

–Luego de convertirse en un proyecto paralelo, porque cada uno de ustedes lleva adelante otros emprendimientos artísticos, Horizonte se transformó en una banda establecida. ¿Cómo llegó a tomar esa entidad?

Leandro Lopatin: –También estamos sorprendidos, porque la verdad es que pasó eso. No paramos de tocar. Salimos a presentarnos, y la gente se recopaba. Nos tiraban la mejor onda debido a que nuestra música va para arriba, incita al baile, que es, personalmente, lo único que hoy podría hacer.

Nicolás Pauls: –Dejó de ser un encuentro del verano, y empezaron a aparecer cada vez más shows e integrantes. La verdad es que para todos, independientemente de lo que uno tiene, es un proyecto en el que estamos felices.

–El grupo aparece en una época en la que, mientras el rock se ha hecho festivo en el resto del mundo, en la Argentina es monótono, beligerante y sedentario. ¿Son la respuesta ante tanto autismo creativo?

N. P.: –Si bien hay un montón de agrupaciones y cantautores que me encantan, en el rock de acá no encontré nada atractivo. Cuando tocamos en el festival Ciudad Emergente, escuché a Mompox y me encantó lo que hacen. Encontré una cosa de familiaridad con respecto a nuestra propuesta.

L. L.: –Fuimos a Mendoza a tocar en un festival, y coincidimos con Marcelo Moura, Cachorro López y Tito Losavio, y nos preguntaban si tocábamos con pistas. No podían entender la mezcla de bajo, batería y percusión electrónica. Les costaba el concepto, pero al mismo tiempo les gustaba.

Tomi Dieguez: –La base, que sea rítmica, analógica y electrónica, habla de nuestro pasado y presente. Nos gustó desde siempre The Jesus and Mary Chain, y hoy por hoy también nos toca lo que hacen Hot Chip y LCD Soundsystem. Eso antes no existía en una banda de rock, es parte fundamental del baile.

Nacho Loizaga: –La percusión está ligada al disco, y a los ritmos africanos y latinos. En la historia de la música popular se encuentra estrechamente asociada a la celebración y, en nuestro caso, está en consonancia con el espíritu alegre del grupo.

–Aunque su sonido evidencia influencias del costado más bailable del Madchester y del catálogo del sello neoyorquino DFA Records, ¿se consideran un grupo de pop electrónico o de música dance?

N. P.: –Creo que de baile. Originalmente, cuando empezamos a tocar, Lea siempre hablaba de que debíamos acercarnos a los loops, a los mantras, que la idea fuera repetitiva. Nos pasa no sólo con la música sino con las letras. Se van repitiendo las frases.

L. L.: –Parece que hay bases, pero no. Tenemos una relación más cercana con Panda Bear. El otro día leí que dijo que se reencontró con la batería, y se volvió como loco. No queremos perderla, si bien nos rompe las bolas. Sin embargo él, con la electrónica, la planta desde otro lugar generacional.

T. D.: –Es una banda rítmica. No importa tanto la melodía, pero por lo general es a cuerpo.

–Nicolás, tu caso es el más insular dentro de la banda porque el resto forma parte del mismo circuito, pero vos venís de la canción con 4º Espacio. ¿Cómo te viste inmerso en esto?

N. P.: –Hace unos años empecé a disfrutar mucho de bailar. Me di cuenta de que si fuera un espectador de Horizonte, lo haría sin parar. No significa que todo lo otro no me guste hacerlo ni tocarlo, pero me encanta la propuesta del grupo para moverse. Además deseo divertirme mucho cada vez que nos presentamos en vivo. Fue con naturalidad como surgió todo. Creo que es la buena nueva con respecto a lo que venía haciendo 10 años atrás, que era tocar en un volumen bajito. Ahora lo hago en un tempo subido a 100 puntos, por lo menos. Fue un gran cambio.

–Salvo por experiencias como la Creamfields porteña, la cultura de la música dance está desasociada de la realidad local. Cada vez cuesta más acercarse al baile. ¿Les parece que Horizonte podría tener la chance de sostener ese bastión?

N. P.: –Nunca voy mucho más allá del momento en el que estoy haciendo las cosas. No me considero un estratega para nada.

L. L.: –El vivo es nuestro detonador. Muchos de los arreglos los inventamos en vivo.

T. D.: –Salgo a la noche, y no tengo ganas de pensar en Artaud. Quiero que esta banda me nutra emocionalmente, y sea parte de mi noche. Somos laburantes de la alegría.

–¿De qué tratan las canciones?

T. D.: –Las letras son muy sintéticas. Te abren las puertas a imaginarte una situación en particular. No es que te detallo en adjetivos lo que te estamos hablando. Cantar en castellano requiere una vuelta que en nosotros nos sale muy natural por haber escuchado rock nacional. Cuando vos ves a alguien que te está diciendo algo que le pasó en la vida, la canción no importa tanto. Te llega un poco más el mensaje en tu idioma. Si bien en inglés la forma es correcta, no cambia al mundo. No le hace bien a ningún grupo ser un Hot Chip argentino.

–Considerando lo abultado de su formación, ¿qué vuelta le encontraron a la construcción de los temas?

N. P.: –El disco, que con mucha calma estamos grabando, podría ser cuádruple, de canciones inconclusas, porque hay muy buenas propuestas que las olvidamos, las dejamos a un lado, porque aparecen otras o porque seguimos tocando las mismas. Hay algunos temas que ya vienen con una idea preconcebida, aunque el resto surge a partir de esto. Como una suerte de loop.

L. L.: –Lo que pasó también es que se juntaron personajes espectaculares. Cada uno en su onda, y todo con mucho sentido del humor. Somos muy niños. Tal vez por eso, a veces, no avanza el disco.

–¿Para cuándo se viene el disco?

L. L.: –Lo pasamos tan bien haciendo shows, que nos hemos colgado con eso.

T. D.: –El mercado local de la música es muy injusto, muy berreta. Las bandas todavía pagan para tocar. A nosotros no nos interesa estar ahí. Nos fascina esto que nos pasa, que no sabemos muy bien qué es. Tocamos muchas veces porque están Nico o Ana, y vamos y reventamos el lugar. El sitio no está esperando a una banda increíble que los haga bailar sino a un grupo de un famoso o de un personaje de la tele. Preferimos navegar por ese lugar, un poquito al costado del under, que es tan horriblemente injusto, que tratar de meternos en la escena musical inexistente de hoy. Para funcionar como agrupación hay que hacer un laburo de 10 años de manera terrible.

L. L.: –Los ortodoxos del rock medio se descolocan porque no saben si es en serio o en joda.

N. P.: –Ya no pensamos tanto en tener un álbum, porque es un formato que no sé como es, pero sí subimos canciones a la web, y las mostramos. Lo que estamos haciendo ahora como experimento, como experiencia, es terminar canciones, y que las mezcle gente que le gusta lo que hacemos para ver cuál es la mirada que tiene de lo que hicimos.

–¿Cuánto pesó la presencia de Nicolás y Anita en el éxito de la agrupación?

N. P.: –En ningún momento me detuve a pensar en eso porque vengo de tocar desde hace 20 años, con distintos grupos. Lo que está pasando en Horizonte es la alegría absoluta. Siempre busqué que la música me emocionara. Para divertirme, me iba a jugar al fútbol. Pero como no lo estoy haciendo, quiero pasarla bien tocando.

Compartir: 

Twitter

Imagen: Cecilia Salas
 
NO
 indice
  • Nota de tapa> Leo García se hace esperar
    “Yo siempre me considero un ex boludo”
    Cualquiera que lo haya escuchado tocar en vivo sólo sabe que Leo García tiene algo de Monarca...
    Por Santiago Rial Ungaro
  • EL GRUPO DANéS WHEN SAINTS GO MACHINE
    El elegido
    Por Yumber Vera Rojas
  • PERFILES DE VERANO: DEPP, DE BEBé LLORóN A ESTRELLA DE ROCK
    Johnny Guitar
    Por Luis Paz
  • BIFE ANGOSTO
    "Caras"
  • CAMINO AL HORIZONTE
    “Los ortodoxos del rock medio se descolocan”
    Por Yumber Vera Rojas
  • Agenda
  • Hashtags
  • CLARA DE NOCHE
    Clara de Noche

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.