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Jueves, 27 de junio de 2013

LOS TETAS AL AIRE

Sexy mother funk

Luego de casi una década separados, para los músicos del grupo chileno es menester que sea funk. “Es una música sensual, sexy, para bailar”, receta el cantante C-Funk.

 Por Santiago Rial Ungaro

Aunque dramáticas y dolorosas, las peleas muchas veces son necesarias. Los distanciamientos permiten reconciliaciones más o menos épicas: del amor al odio hay un paso, dicen, y ese paso bien puede ser uno de baile. Es el caso de Cristian Moraga (aka C-Funk) y Camilo Castaldi (Tea Time), guitarrista y cantante de los chilenos Los Tetas, banda que demostró entre 1994 y 2004 que la alegría también podía ser chilena. Su reencuentro ocurrió hace un par de años en una fecha en el Centro de Artes Alameda, concierto en el que Tea Time se mandó al escenario a cantar con C-Funk: “Ese día, Camilo subió espontáneamente y tenía dos opciones: o lo echaba cagando o lo dejaba que cantara. Estar en una banda viviendo tantas cosas es como estar en un matrimonio. Y la verdad es que nos sentíamos traicionados el uno por el otro, pero el tiempo todo lo cura”.

Con Tea Time en voz, la guitarra de C-Funk, Rulo Eidelstain en bajo y Pepino Gonzales en la batería, Los Tetas aparecieron en 1994 como una banda funk moderna, con toques de hip hop y soul. Se expandieron como una plaga: sacudida psicofísicamente por décadas de dictadura militar, la sociedad chilena necesitaba bailar y ellos le dieron lo que necesitaba. Claro, nunca es fácil imponer algo nuevo, y la alegría y desparpajo de la banda no fueron fáciles de recibir: “Al empezar a tocar, decía que hacíamos funk y la gente no entendía de qué hablaba. Nombraba a Prince o Michael Jackson y me decían: ‘Ah, hacen pop’. Y la verdad que no: hacemos funk”, lo que quedó plasmado en sus discos Mamá Funk, La medicina, Independiente y Tómala!

El contexto social y cultural siempre influye y C-Funk recuerda que por entonces “alguna de la gente más antigua venía de la época de una dictadura muy terrible, y su actitud era gris, opaca, sometida”. En ese contexto, con su precoz devoción por el género, Los Tetas tuvieron que bancársela, porque no querían estar en la misma sintonía que los hiphoperos chilenos. “En ese momento había como una dictadura del hip hop que era como una especia de caricatura de esa cosa violenta, de decir ‘perras’ a las chicas, quizás importada. A nosotros no nos interesaba el pogo ni el slam, esa cosa de andar pegándose y que en el show sea todo puros hombres, sin ninguna mujer. El funk es lo opuesto: es una música sensual, sexy, para bailar.”

C-Funk recuerda que cuando conoció a Tea Time, hijo de exiliados que venía de Alemania con ganas de hacer hip hop, le pasó su casete fetiche (lado A con James Brown, lado B con los Red Hot Chili Peppers) y enseguida sintonizaron: “Hay mucho sampleo del funk en el hip hop y descubrir eso nos unió mucho. Tuvimos situaciones violentas, fue muy importante estar unidos porque nos tuvimos que defender. Por entonces, por tener el pelo rojo eras tildado de payaso”.

Ahora Los Tetas son vistos como los dueños del Circo: “Estamos tocando mejor, tenemos la madurez, la tecnología y la experiencia para que los temas suenen mejor que nunca. Y es cierto que la gente nos pedía que volviéramos, no sólo en Chile. Cuando vivía en California –lo que hice durante cuatro años– la gente me paraba por la calle y me pedía que volvieran Los Tetas. Ahí me di cuenta de que lo que habíamos hecho era importante”.

* Viernes 5 en Niceto Club (Niceto Vega 5510). A las 21.

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