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Jueves, 1 de agosto de 2013

VUELVE EL “EMBAJADOR DEL ROCK PROGRESIVO”

Portnoygrafía

El pródigo baterista impuso a Buenos Aires en la agenda de The Winery Dogs, flamante súper trío que comparte con Billy Sheehan y Richie Kotzen.

 Por Mario Yannoulas

”Starbucks” es la contraseña que hay que usar hoy para dar con la habitación de Mike Portnoy en el Hilton de San Pablo. Aunque no está del todo claro, quizá sea el seudónimo con el que se registró en la entrada. No importa, lo cierto es que, en esa identidad espuria que es resguardo ante el acoso de los fanáticos, este prodigio mundial de la batería dice bastante acerca de sí mismo: el servicio hiperindustrializado de esa cadena cafetera multinacional es una de sus pasiones, un producto personalizado para oficinistas, hipsters y gente feliz por participar del consumo masivo. Un producto potente y netamente norteamericano, capaz de desembarcar en cualquier ciudad y tomarla por asalto en muy poco tiempo.

“No voy a hablar de Dream Theater, ni de nada del pasado. Hay mucho drama alrededor. Me interesa lo que estoy haciendo ahora, principalmente The Winery Dogs”, ataja casi sobre el final de la charla con el NO. Alude al súper trío de hard rock clásico que comparte con el bajista Billy Sheehan (Talas, Mr. Big, David Lee Roth, Steve Vai, entre otros) y el guitarrista y cantante Richie Kotzen (más conocido por sus trabajos solistas, pero también por participar en bandas como Mr. Big y Poison). Una formación nacida en 2012 que ya cuenta con disco epónimo –lanzado mundialmente hace una semana– y que debuta hoy en suelo porteño, después de un show en Japón y cuatro en Brasil, todos a sala llena. “Te cuento un secretito: Buenos Aires no estaba en los planes de la gira, íbamos a ir sólo a Brasil y a Chile. Apenas me enteré, lo llamé al manager exigiéndole tocar en la Argentina, para uno de mis públicos favoritos”, destapa.

Según Portnoy, lo que hace The Winery Dogs es “rock clásico”, bajo la guía de formaciones legendarias como Led Zeppelin o Deep Purple. “Sacamos un disco con buenas canciones y mucha musicalidad, nada progresivo, ni metal. Para seguir haciendo lo mismo me quedaba en Dream Theater: quería explorar nuevos lugares con personas diferentes. Igualmente estoy en contacto con el género en muchos de mis otros proyectos, sigo siendo el embajador del rock progresivo.”

Pero también parece cierto que la ejecución de las canciones está atravesada por el virtuosismo y la pirotecnia típicos del rock progresivo, y que el espíritu de los temas suele recaer en lugares comunes, tanto en las modulaciones vocales como en la aparición de riffs y puentes algo previsibles. “Ponemos mucha pasión y amor en lo que hacemos, tenemos uno de los mejores bajistas de todos los tiempos, leyenda y pionero, más un cantante y violero que es, probablemente, el músico con más carácter y alma con el que haya tocado. Y en el medio de todo eso estoy yo”, dibuja.

En realidad, no es que no quiera hablar de Dream Theater: sólo evita mencionar su intento por volver al grupo que integró durante 25 años y que es un referente del rock pesado progresivo de la última década. Sus ex compañeros dicen que pidió volver, pero se lo negaron, porque ya habían elegido a Mike Mangini. “Sigo en contacto y tengo una linda relación con dos de ellos. Con los otros no hablé más desde que me fui. Es muy triste, nunca me contestaron los llamados.”

Desde entonces busca algún rumbo cierto entre todos sus proyectos, siempre “supergrupos”, es decir, juntadas de músicos con chapa. “Es la gente que conozco y de la que me hice amigo después de años en el negocio. Por suerte tengo una agenda con los teléfonos de muchos de los mejores músicos del planeta”, descorcha. Recién salido de Adrenaline Mob –con quienes visitó la Argentina hace poco más de un mes–, divide tiempo entre Transatlantic –habrá nuevo disco en enero de 2014–, The Flying Colours –-que planea editar placa a fines del año que viene, mientras prepara DVD en vivo–, PSMS –que también proyecta DVD–, sesiones con Bigelf –cuyo álbum también está al caer–, y un “anuncio importante” que haría en estos días sobre el retorno de Progressive Nation, la gira creada por él en la que junta varios combos de rock progresivo para tocar por Estados Unidos y Europa.

Muchos supergrupos empezaron con entusiasmo y se diluyeron rápido. ¿Tenés miedo de que pase con The Winery Dogs o alguna de tus bandas?

–Bueno, es un problema común. Puede pasar cuando juntás músicos que tienen sus propios seguidores e historia. A nosotros se nos hace un poco más fácil porque somos un trío. La gente piensa que soy controlador porque controlé Dream Theater, pero fue porque la banda lo necesitaba: ninguno de mis ex compañeros tenía esa personalidad. En otras bandas, como en ésta, tomamos las decisiones todos juntos, son gente muy capaz y experimentada, no tengo problema en respetar sus opiniones. Además no me meto en un proyecto por plata o porque alguien me lo pide. Soy muy cuidadoso con eso, hay mucho control de calidad en cada cosa que hago.

* Jueves 1º en El Teatro, Rivadavia 7806. A las 18.

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